El Obradoiro se siente pletórico
Tras ganar en Murcia y al Barça, tercera victoria seguida gracias a una labor muy sólida ante el Bilbao Basket. Bender regresa a lo grande.
El Obradoiro ha encontrado la vía buena, solvente. Ganó en Murcia, pista difícil donde las haya, y empezó a mostrar sus garras. Lo de derrotar al Barcelona en el Multiusos Fontes do Sar no entraba en los esquemas de casi nadie. Y para rematar la faena, la tercera victoria consecutiva, en una pista casi inexpugnable como Miribilla, de donde este año sólo se ha llevado el botín el Baskonia. Sabe sufrir y llevarse el gato al agua sudando tinta china, hay mucha personalidad. Así que eso le da crédito para dejar de mirar al pozo de la clasificación, pero esa no es su filosofía, su idea siempre es ser humilde y no dejar de parecerlo. El Bilbao Basket se baja de la nube de nuevo, casualmente después de tres victorias también. Se desinfla el globo porque miró a los ojos a un rival directo y comprobó que Moncho Fernández tiene muchas más herramientas, ha conformado uno de los mejores Obradoiros desde que está al frente del equipo santiagués, y hablamos de mucho tiempo. Doce años en baloncesto es una eternidad. Y eso que le falta Westerman, la guinda del pastel. Tampoco está Paige.
El Bilbao Basket supo sobreponerse a un segundo cuarto nefasto: 9-19. En realidad, la primera parte su pura tiniebla: 29 tantos solamente. Hizo lo más difícil, arreglar su irregularidad, remontar un -12 y ponerse por delante en el tramo final: 63-62. Se expuso a un final dramático y esta vez salió cruz. Cuando se iba al suelo un jugador obradorista, los ‘hombres de negro’ aprovechaban para levantarse y lanzar. Quedaban 7:03 minutos y las espadas estaban en todo lo alto. Nadie puede negar que este equipo que apadrina Ponsarnau tiene corazón, nunca se da por vencido. Pero muchas veces las ideas no fluyen con la misma notoriedad. Tras un cara o cruz, se llegó a una jugada final en la que Smith podría haber forzado la prórroga, pero se autolimitó mucho. Tenía muy encima a Thomas Scrubb y no se buscaron ventajas por otro lado. Agua. Eso sí, fue el mejor en la tropa vizcaína, el que mantuvo viva la llama de la esperanza con su anarquía, tras un arranque vigoroso y el liderazgo en la remontada.
Fue el triunfo de la solidez de los gallegos, que manejan el ritmo de forma primorosa con Robertson y los hermanos Scrubb. Juegan de cine, apenas pierden el sitio y meten tiros agónicos. El complemento lo pone Bender, que, aunque jugó a medio gas, hizo 22 de valoración. Con la gorra. Se dolió de un golpe en una rodilla. Moncho ideó uno de esos partidos atrapados en su tela de araña, aprovechando cada ‘challenge’ para montar un tiempo muerto, metiéndose en la pista para dar instrucciones bien cerca y con una defensa de desgaste a Hakanson, el líder del Bilbao Basket, una figura minimizada a base de marcajes pegajosísimos, especialmente de Muñoz. Es un viejo zorro y utiliza las triquiñuelas con maestría: aunque está en un club humilde, su perfil es muy respetado, al llevar tanto tiempo en un mismo equipo y ser una ‘rara avis’. Ante las debilidades de los enemigos, se lanzan a la yugular. Rabaseda, que también se las sabe todas, se metía por medio en algún corrillo de estos aprovechando que los colegiados revisaban la jugada en una pantalla.
Al final, entre dos equipos en buena línea, siguió con ella el que tiene más armas. El Bilbao Basket empezó muy enchufado, en un arranque con fluidez y muchos mates. De hecho, un 11-0 en tres minutos (16-7) era amenaza de fuga. La entrada en escena del retornado Robertson, y el relevo de todo el quinteto inicial de Ponsarnau, cambiaron la hasta entonces plácida dinámica a favor de los de negro (20-11). Dos triples de Vicedo dejaron al Surne sin respuesta. Un error defensivo otorgó la iniciativa al Obradoiro, que, a partir de ahí, anotó más fácil desde los tiros lejanos. Los pupilos de Jaume se pararon en ataque sin explicación aparente, se hicieron pequeños en el rebote, se dejaron invadir por las dudas... y los gallegos martillearon en últimos segundos de posesión y en contraataques tras pérdidas. Lo más dramático es ver cómo todo un internacional como Francis Alonso ha perdido absolutamente la fe en sus posibilidades (-13 en el más-menos con solo casi cuatro minutos en pista).
El Obra siguió ampliando diferencias a vuelta de vestuarios hasta los 12 puntos (46-58, 48-60) en un tercer cuarto que fue para los locales, una vez que estos empezaron a remontar en sus últimos minutos (53-60). Un 5-0 que no fue capaz de frenar una canasta de Bender al inicio de la última manga ante la insistencia de Reyes y Kyser, tremendos en el 15-2 con el que remontó su equipo. Pero cualquier error se podía castigar y dos tiros libres fallados por Sulejmanovic bajaron el suflé. Sí los convirtió Phil Scrubb a falta de 13 segundos: 77-80. La lotería final sonrió al que lo merecía. Los triples-milagro de Hakanson no van a llegar todos los días.
Ponsarnau: “El rebote y sus triples han sido claves”
Jaume Ponsarnau consideró que “el rebote” y el acierto en los triples del Monbus Obradoiro fueron las claves de la derrota en Miribilla. “Estoy satisfecho de la respuesta del equipo porque después de haber hecho 29 puntos en la primera parte en la segunda ha hecho 48, pero hay cosas que marcan y el rebote (30-40) y haber defendido mejor alguno de sus triples (13/31) han decidido el partido”, lamentó el técnico de los ‘hombres de negro’.
Destacó que después de haber empezado el partido “bien y con buenas sensaciones” completaron un segundo cuarto “espantoso” que les hizo ir a remolque desde entonces. “Nos hemos parado en ataque y había demasiados jugadores con dudas. El marcador del segundo cuarto ha condicionado. Y, después de haber hecho lo más difícil y ponernos por delante, ellos han sido inteligentes en los ataques”, explicó.
“Sigo creyendo en el equipo. Esta semana ya dije que Obradoiro tenía dos victorias menos que nosotros, peor había tenido un calendario muy difícil. Teníamos que jugar muy bien y no lo hicimos todo lo bien que necesitábamos”, incidió.
Moncho Fernández destaca la “personalidad” de Obradoiro
Moncho Fernández, se mostró muy satisfecho de la victoria, especialmente por el “carácter y la personalidad” mostrada por sus jugadores en una cancha “complicada” como Miribilla.“Eso es lo que me hace más feliz. Estamos en un buen momento de resultados, pero lo que quiero destacar el buen trabajo para ser competitivos”, subrayó el técnico gallego, quien, más allá de la defensa sobre Ludde Hakanson, elogió “el buen trabajo colectivo” y los 40 rebotes, 15 de ellos en ataque, capturados por sus jugadores.
Sobre el encuentro, Fernández explicó que, después de “tardar un poco” en meterse en el partido y “minimizar” las primeras ventajas locales, el dominio del rebote fue lo que les permitió dar la vuelta al marcador por primera vez. “Después sabíamos que iba a llegar la reacción de Bilbao y tengo que poner en valor la paciencia que tuvimos para calmarnos y volver a meternos en el partido. A partir de ahí fue terreno de los jugadores y al final ganamos porque hicimos un buen trabajo en la última defensa”, explicó.
El técnico del Obradoiro, por último, explicó que los problemas físicos de Dragan Bender no fueron una recaída de una lesión anterior sino “un pequeño golpe en una rodilla” que confía en que “no sea nada importante”.