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EUROBASKET 2022

Doncic dice basta

Eslovenia se impone a Alemania con un Luka Doncic que acalla las críticas con una exhibición extraordinaria que permite a los suyos rozar el primer puesto del grupo.

Eslovenia se impone a Alemania con un Luka Doncic que acalla las críticas con una exhibición extraordinaria que permite a los suyos rozar el primer puesto del grupo.
Eslovenia se impone a Alemania con un Luka Doncic que acalla las críticas con una exhibición extraordinaria que permite a los suyos rozar el primer puesto del grupo.Alexander ScheuberGetty

Eslovenia se olvidó de Bosnia, de Dzanan Musa y de la pérdida de su invicto en el Eurobasket, uno que llegaba desde la totalidad del torneo en 2017, hasta los dos primeros asaltos del presente 2022. Todos esos partidos se disputaron con Luka Doncic, ese ser de otro planeta que, al estar constantemente expuesto a la opinión pública, ese lugar en el que se ganan y se pierden las batallas que deciden las guerras, tiene más opciones de ser criticado de la misma manera que elogiado. Las estrellas de este nivel siempre confluyen con ambos extremos, sin posibilidad de ese término medio en el que muchas veces se mueven, pero en el que nadie les sitúa. Y esta vez, la moneda salió cara para un Doncic que se redimió de un inicio titubeante del Eurobasket para sentenciar, con mucha estadística y un final espectacular, a una Alemania que llegaba invicta a este duelo... y que, claro, ya no lo está.

El primer puesto del grupo B, el de la muerte, estaba en juego. Si Alemania ganaba, se haría matemáticamente con el susodicho, una opción que depende ahora de lo que hagan Doncic y compañía. Será este miércoles, ante Francia (17:15), cuando sabremos más. Y si Eslovenia vence, estará en octavos como primera de grupo, aunque si pierde todavía puede quedar hasta en el cuarto puesto. Veremos. De momento, los deberes están hechos al ganar al anfitrión en casa, en Colonia, ante su público y con todo lo que ello supone. Lo que no consiguieron ni Francia, ni Bosnia, ni Lituania (estos últimos tras dos prórrogas), lo ha hecho Eslovenia por obra y gracia de su mesías, que ha superado defensores, ha ido con una dinámica ascendente de forma constante y ha resuelto de forma individual cuando los locales amenazaban con remontar un partido que se les había complicado en la recta final, pero del que jamás se fueron.

Doncic se fue a 36 puntos (11 en el último cuarto), 10 rebotes y 4 asistencias, además de un tapón espectacular sobre Dennis Schröder (19 tantos) en los instantes finales. Doncic apareció para cerrar el choque, cuando más apretaba Alemania con los triples de Maodo Lo (13 tantos) y Andreas Obst (14). E incluso se permitió el lujo de fallar dos tiros libres. La exhibición ya estaba hecha y se redondeó con un 14 de 25 en tiros de campo... pero un 2 de 8 en triples, su talón de Aquiles en este torneo y, en ciertos momentos desgraciadamente mantenidos en el tiempo, también en la NBA: 2 de 8 ante Alemania, 8 de 32 en todo el torneo. Doncic se fue hacia el aro en los instantes finales, sabedor de que ahí estaba su fuerte... pero sus problemas desde el exterior pueden ser penalizados en demasía en rondas posteriores y contra rivales distintos. Veremos.

Los 18 puntos de Goran Dragic, que aportó su consabida veteranía y experiencia, fueron claves para encarrilar el choque, así como los 10 tantos y 8 rebotes de Mike Tobey, que aterrizó sobre un árbitro en el salto inicial y tuvo que irse al túnel de vestuarios. Todo quedó en un susto; su capacidad para atrapar rebote ofensivos o provocar que sean sus compañeros los receptores le da mucho valor y da seguridad a Doncic para jugarse tiros más complicados en momentos límite. En la otra cara del partido, la expulsión de Dennis Schröder, lleno de impotencia, que golpeó de forma nada asertiva a Edo Muric cuando todo estaba ya sentenciado. La tangana quedó en nada y la salida de Schröder, que opacó su buen partido con esta acción, fue del todo merecida. Una anécdota que queda para el recuerdo, igual que la espectacular actuación de Luka Doncic. La estrella eslovena dice basta. Ya está aquí. O, mejor dicho, nunca se fue.