“Dejaremos de bailar cuando apaguen la música…”
Sergio Scariolo habló con AS antes de que la Selección afronte las semifinales ante Alemania. “Lo de Willy es muy sencillo, quiero que se convierta en una estrella”.
Puntual a su cita con AS, Sergio Scariolo aparece por el lobby del Grand Hotel Sheraton de Berlín con un gesto sereno, acorde al día de descanso que vive la Selección. En las habitaciones de los técnicos, sin embargo, los ordenadores ya echan humo. Viene la semifinal con Alemania y, cuando nadie lo esperaba, “estamos en el baile”, dice el seleccionador, que promete no dejar de bailar hasta que apaguen la música…
¿Disfrutando o trabajando?
Honestamente, más que una sensación de disfrute o de euforia, es de paz interior. Además, estás en plena competición y no vendría a cuento. Obviamente, soy consciente de lo bien que lo ha hecho el equipo hasta ahora pero proyectado ya en intentar competir en el siguiente partido.
Pero más que por usted ya, por ese grupo de técnicos que trabajan a su lado.
Sobre todo por el cuerpo técnico. Estoy agradecido por el trabajo que está haciendo todo el mundo. Algunos en la sombra, otros menos. Pero todos con un compromiso, una profesionalidad y una capacidad de entender cómo llevar la competición. En general, los cuerpos técnicos de nuestras selecciones son un punto fuerte de esto. Igual son la base del iceberg, y no la punta, que son los jugadores. Pero son una base sólida.
Usted lleva mucho tiempo en este negocio, que es de los jugadores. Pero hay muchas voces estos días, y no sólo en España, que le reconocen como el mejor seleccionador del mundo. ¿Cómo lo lleva?
Mire, a mí estos rankings me dejan muy frío. Sinceramente, ni yo me siento una estrella ni actúo con mi equipo como una estrella ni creo que se necesite ser una estrella si no te llamas Doncic, Antetokounmpo, Gasol, Jokic… ¿Sabe? Esas son las estrellas. El resto somos personas con ‘x’ talento, capacidad de trabajo, preparación, de toma de decisiones con un porcentaje de acierto más o menos alto. Y, honestamente, creo que lo que más importa en caso de un entrenador es que los jugadores crean tanto en lo que hacen que tú realmente puedas atreverte con propuestas exigentes, difíciles de entender, y lo hagan con confianza. Esa es la dimensión. El resto son chorradas, las redes sociales… Cosas que van y vienen por ganar o perder dos partidos. Honestamente, con lo que tengo vivido en el baloncesto, he aprendido a darle un peso relativo.
Pero una cosa sí es objetiva: que si España gana una medalla, usted supera a Ivkovic y Nikolic y sólo tendría a Gomelski por delante como seleccionador con más medallas en un Eurobasket.
Hombre. No le puedo decir que no esté orgulloso de mi trayectoria. Pero soy consciente de que mi trayectoria está hecha paso por paso por mis jugadores y mis colaboradores. No pienso en récords, ni en rankings. Además, estamos a dos partidos, o al menos una victoria, de una medalla. Y a estas alturas, entiendo que se pueda hablar de ello. Pero es curioso de que este año estemos hablando de poder ganar una medalla. Pero eso es un motivo de orgullo añadido. Pero eso será para la sala de trofeos de casa cuando por fin nos decidamos a hacerla…
¿Cuándo tuvo la sensación de que le había cogido el punto a este equipo y que tenían opciones de llegar lejos?
Pues desde el tercer día que fue seleccionador, en 2009, siempre he tenido esa sensación. Luego, por supuesto, hay altibajos. En los primeros tres o cuatro días allí detecté una expectativa y una sensación de estar bajo observación porque llegaba nuevo en un ambiente completamente desconocido y sin haber entrenado a casi ninguno de esos jugadores. Pero a partir del tercer o cuarto día siempre tuve la sensación de confianza, de disciplina y de respeto. Y de dejarse entrenar por todos los jugadores. Y este no ha hecho excepción. Y esto no es tanto que yo tengo que cogerle el tranquillo, sino que ya tenemos un sistema y una forma de ser en la que cada uno debe encajar. Y sabemos que si lo ejecutamos bien, puede funcionar.
Está habiendo anotaciones muy altas en el torneo. Teniendo en cuenta que daba la sensación de que faltaba algo de talento en el equipo, ¿cómo lo ha solucionado?
La tendencia del juego es esa. Cuanta más calidad haya en el campo, más será la tendencia. Y eso te da la otra cara de la moneda. Un equipo como el nuestro que no tiene jugadores como Doncic, Jokic, Schröder o Antetokounmpo, que, en posicional, pueden generarse canastas por sí mismos, necesita calidad de la circulación del balón para encontrar tiros abiertos. Estamos construyendo una cantidad de volumen de tiro como nunca. El acierto en el tiro de tres es el que es, pero lo sabíamos. No tenemos a Navarro o a Abrines, pero aun así, me gusta comprobar que en los momentos decisivos del partido sí hemos tenido acierto, canastas importantes, muchas de ellas generadas por parte del equipo renunciando a algún tiro para encontrar un pase más. Y con personalidad y huevos de meterla en el momento en que tocaba.
Antes del partido ante Georgia, intencionadamente o no, recordó que había leído una lista de los Top-15 del Eurobasket y que no había ningún español. “Me gustaría que al final del torneo lo hubiese”, dijo. ¿Lo hay ya?
Para mí, Rudy es una superestrella aunque entienda el criterio que tienen. Para mí lo es por lo que yo veo detrás del momento del partido. Sé por lo que pasa, lo que tiene que aguantar física y mentalmente. No ha tenido un año fácil tampoco a nivel personal. Para mí lo es. Y creo que hay otros jugadores que pueden dar un paso para estar en el siguiente listado. Willy, en la segunda parte del partido de Finlandia, ha dado un paso importante, para entender que va a ser una superestrella si su rendimiento defensivo es igual que el ofensivo. Y lo mismo Juancho. Lo que se le pedía era pasar de un rol secundario a un rol determinante y creo que, aunque pueda costarles más o menos, se están moviendo hacia delante. Y Lorenzo ha tenido un impacto muy decisivo. Es uno de los mejores tres bases del campeonato sin ninguna duda, pero es un jugador con experiencia, presencia… Y hay otros que han dado sus pasos, brotes muy verdes, que veremos dónde están dentro de unos años pero que también pueden llegar.
El día que le hicieron Hijo Predilecto de Málaga habló de un malagueño como Alberto Díaz. Decía que le recomendaba a su hijo Alessandro, que también juega, que se fijase en su trabajo.
En este mundo, si no has tenido presencia en la Euroliga o en la Selección, igual te conocen menos. Sé perfectamente lo que Alberto puede dar. Obviamente, necesita un espacio, una confianza y un reconocimiento de su rol. No tardé un segundo en llamarle cuando vi que podía dárselo. Y esa sensación de estar haciendo un gran trabajo para el equipo le da la confianza para meter un tiro importante de vez en cuando. Que también lo ha hecho en su trayectoria para convertirse en un jugador importante ahora. Alberto es uno de esos que es parte de la Selección hace tiempo. Esta Selección ya no es de 12, este equipo es de 20, 25, 28, 30 jugadores en el que se entra, se sale, y casi todos han respondido cuando han tenido la oportunidad.
Este martes hablaba casi hasta un poco emocionado del trabajo de formación. ¿Podría profundizar un poco más en cuáles son esas claves para que se haya creado una manera de jugar y una cultura ganadora?
El punto de salida es el trabajo con los clubes en las canteras. Hay calidad de los entrenadores en las canteras. Duele que ante tanta pasión e inversión que se pone en la formación hasta que salen de las categorías inferiores, no se ponga para encontrar una fórmula para que no haya tanto desperdicio una vez que salen de esas categorías. Es un discurso más político que otra cosa. No entro, pero sufro las consecuencias de ver que cada vez hay menos jugadores españoles seleccionables que juegan no sólo en ACB sino en Europa y en el mundo. Y esa es la realidad. Y, por supuesto, luego está el trabajo que tenía dos finalidades. Aunque este verano hemos visto tallas apreciables en los jugadores, no somos morfológicamente un país que cada año produzca un nivel muy alto de jugadores que ganen partidos solos. Hay que rentabilizar el tiempo que tenemos utilizando lo que hemos hecho en años anteriores, sumando. Eso permite que los jugadores vayan repitiendo, pero también enriqueciéndose en una línea que permite capitalizar lo que ya se ha hecho. Y también permite preparar a los jugadores para que, cuando pasen de la Sub-20 a las Ventanas, lleguen con un conocimiento muy sólido adquirido de nuestra manera de jugar. Y los ves que en tres días juegan como un equipo de verdad. A veces, me sorprendo yo también. Me pregunto: ¿Cómo puede ser que en tres días jueguen así? Porque el jugador tiene una memoria gestual de lo que ha hecho el año anterior, que no se pierde y eso da resultados.
¿En qué ha cambiado su mirada como seleccionador o entrenador en Bolonia su paso por la NBA?
He aprendido mucho. Esto es como cuando vas a los clínics. Puedes ir a mirar algo por encima, un minuto; o uno puede querer entrar en los detalles. Es como quien mira un partido NBA con ojos superficiales, que no se entera de miles de detalles que, cuando conoces el juego desde dentro y sabes dónde mirar, te vas dando cuenta. Primero, pues, en el juego. Y luego, obviamente, en la forma de entrenar en una temporada con un calendario apretadísimo y exigente en el que tienes que prepararte para competir y hacer diferencias, pero con una atención a las cargas de trabajo, el volumen, que en la NBA es una religión. Se debe utilizar bien el trabajo sin contacto en los días de antes del partido o de partido. Sirve para saber que, aunque jugases ayer y juegues mañana, siempre puedes hacer algo. Si el equipo está educado para trabajar, aunque lo haga más en el plano mental o técnico, tendrá valor para la competición.
Por cómo habla de la formación y la atención que presta a las selecciones inferiores, y aunque tenga contrato hasta 2024, ¿en su plan de futuro está trabajar con la FEB más tiempo?
Mire, ahora mismo cualquier discurso de futuro creo que no es el momento antes de la semifinal de un Eurobasket. Eso sí, he visto todos los partidos de las selecciones inferiores. Mi contacto con Manuel Aller es diario. Y he tenido contacto intenso con los seleccionadores para apoyar, dar un consejo o hacerles sentir que todos somos partes de una cosa única de manera práctica. Valora mucho ese trabajo. Y siento que, de alguna manera, debía ver los partidos. Y aunque no esté en el cargo, creo que es gratificante que la pirámide esté funcionando.
Después del Mundial 2019 se le preguntó en este medio si era la madre de todas sus obras y no lo veía así. Pero a este Eurobasket lo ha bautizado como el cuento de hadas. ¿Este sí es su cum laude?
Puedo decir que es uno de los veranos de los que me siento muy orgulloso. Tengo la sensación de satisfacción. Es un grupo de personas que se han sabido fusionar y ha habido momentos emocionantes que me han llenado mucho. Haremos el balance al final pero estoy feliz con lo que estamos viviendo. Pero estamos todavía en el baile. Dejaremos de bailar cuando apaguen la música (risas). En mi época buena, ahora no bailo nada, era eso…
Acabemos con nombres propios. Willy. Vaya discusión acalorada antes del descanso contra Finlandia. Sabe que le puede sacar más todavía.
Lo de Willy es muy sencillo. Quiero que se convierta en una estrella porque tiene talento para ello y a veces él mismo se pone límites. Y no se tiene que poner límites. Tiene que ser un jugador de referencia y está de camino a ello. La NBA para eso es una competición rara porque la liga te exige. Pero nadie te aprieta y te pincha. Te dicen: si lo haces, bien; y si no lo haces, juega otro. Yo no soy así. Y le digo: lo tienes que hacer porque quiero que lo hagas tú. Esa es mi postura y estaré encima y más. Como siempre.
¿Cómo se expresa el agradecimiento a Rudy?
Tiene momentos emocionantes. Consigue realmente tener esos momentos que no son gestos técnicos sino que van más allá. Y piensas: qué corazón debe tener este chico para hacer una cosa así con 37 años y medio maltrecho como está. La palabra es emocionante.
El tiempo les ha dado la razón con Lorenzo.
Sería fácil ahora remontarse a lo de antes. Las decisiones que conllevan incluso cierto peso social no se toman a la ligera ni con frivolidad. Bases hay muchos, pero lo que necesitábamos era un base titular de un equipo con tradición aunque esté en proceso de cambio generacional. Y además, necesitábamos una persona que pudiese encajar, no en el rol de superestrella para chupárselas todas, sino un jugador que supiese encajar en nuestros valores y que hiciese mejores a los demás y generase tiros fáciles. Es uno de los jugadores que más asistencias ha dado y que le está dando de comer muy bien a Willy. Ahora es fácil hablar pero las decisiones hay que tomarlas antes.
La última podría ser la primera. ¿Cómo ve a Alemania?
Pues los vi este verano en las Ventanas y sometieron a Eslovenia como no he visto a nadie hacerlo desde los últimos cinco años cuando explotó Doncic. Me impresionaron. Me he dado cuenta de que tiene un equipo con talla, talento, experiencia NBA y Euroliga. Es atlético, está bien entrenado, tienen su propio vestuario... Tiene a toda la afición detrás porque juegan en casa…
Para lo bueno y para lo malo…
Sobre todo, para lo bueno. Si en el minuto 35 llegamos empatados podría ser distinto…