Chima Moneke, un jugador de impacto inmediato

Llegar y besar el Santo. Moneke ha comparecido esta mañana y ha comentado que “estoy muy contento por poder aportar para que el equipo gane. Estoy muy feliz en la ciudad y el club y pienso que hemos hecho un grupo con mucha química. Ahora nos corresponde forjar nuestra personalidad y ejecutar los partidos en los minutos decisivos. El otro día, contra el Real Madrid, ellos demostraron que tenían experiencia y que sabían jugar los momentos finales con mucha personalidad. A nosotros nos faltó eso pero seguro que lo vamos consiguiendo con el paso de las semanas”.

El Baskonia es el equipo más joven de la Euroliga y, aunque juega con intensidad e implicación, a veces paga sus novatadas. “Tanto yo a nivel personal como todos los compañeros tenemos que ir creciendo y mejorando. Somos un equipo con carácter y sabemos que tenemos una gran afición a la que hay que devolver todo el apoyo que nos muestra desde las gradas. Tengo muchas ganas de hacer las cosas bien y ejecutar lo que me pida el entrenador para ir consiguiendo poco a poco las victorias. Podemos dar la cara ante cualquier equipo de Europa o de la ACB, a la que tenía muchas ganas de volver”, añadió.

Moneke fue protagonista de una jugada curiosa cuando, en el tercer cuarto, celebró una canasta de manera ostensible y recibió una técnica. “Queremos jugadores especiales, que den el espectáculo y luego les pitamos cosas complicadas de entender. Si hizo el gesto que dicen que hizo, sí es justa la decisión pero a mí me asegura que no se comportó de manera rara”, explicó el egarense. En lo que va de Liga ACB, promedia una valoración de 24,8 tras registrar 15 puntos, 10 rebotes y 3 asistencias. Su salida ante el Covirán, mediado el primer cuarto, supuso el punto de inflexión para un Baskonia que hasta entonces apenas estaba anotando.

El nigeriano se llama, en realidad, Nwachukwu Iheukwumere Chima Moneke. Nació en Abuya y, con apenas 1,98 de estatura, se faja con pívots mucho más potentes gracias a su intensidad y capacidad de salto. Ya se ha ganado a la afición del Baskonia por sus gestos dentro y fuera de la cancha. Sale a las presentaciones haciendo círculos sobre sí mismo, celebra sus canastas con posturas de forzudos e incluso roba la mopa a los operarios del Buesa para limpiar él la cancha. Claro que eso, como visitante, hace menos gracia tal y como le ocurrió en Granada. Moneke tiene apenas 27 años.

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