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BARCELONA

El lado bueno de Grimau

El Barça evitó una tormenta en Badalona y se agarra al talante de su entrenador para mirar con buenos ojos lo que queda de un curso, con el plus de la ilusión por Ricky.

El lado bueno de Grimau
RODOLFO MOLINADiarioAS

Roger Grimau es de esos entrenadores convencidos de que estresar con voces a los jugadores no es el camino. En Badalona, sin embargo, estaba caliente en el segundo cuarto. “Si no podéis defender el uno contra uno, ¡usad faltas!”, les gritó después de pedir un tiempo muerto sin advertir, tal vez, de que el equipo llevaba ya había hecho en un periquete al inicio del cuarto. Ricky lo miraba de fondo. Su equipo reaccionó. Jabari metió un par de canastas y se fue hacia el banquillo arengando a sus compañeros. El Barça espabiló, arrasó al Joventut con un gran Brizuela y, para quien quiera ver el vaso lleno como el optimista Grimau, también hay motivos para pensar que la temporada también puede enderezarse.

En Europa, el Barça está más que a tiempo de proteger el factor cancha. Si gana en sus visitas al Bayern, que se le juega, y a un Asvel desahuciado; y es capaz de ganar en el Palau a un Maccabi que no está en su mejor momento, terminará entre los cuatro primeros. Si, además, le favorece algún resultado, podría terminar incluso segundo y evitar a Fenerbahce y Olympiacos, que asoman amenazantes como candidatos a la quinta y sexta plaza, si es que no asaltan a Mónaco o Panathinaikos.

En la ACB, al Barça, con Unicaja y Madrid lejísimos, no le queda más remedio que atar la tercera plaza en las ocho jornadas que quedan para evitar en las semifinales a los blancos. Para eso, tendrá que superar a dos rivales directos (UCAM y Granca visitan el Palau) y superar el obstáculo, inaccesible este año para los azulgrana, del Madrid. En casa, el Barça también jugará contra el Unicaja. Fuera, el calendario se relaja: Obradoiro, Andorra, Girona y Bilbao. Los números del Barça en la ACB, le señalan como supuesto aspirante: es segundo en valoración, en puntos a favor, tercero en asistencias, primero en porcentaje de triples (41,48%). Donde se estrella es en los tiros libres: con un 71,2%, es el segundo peor equipo en porcentaje desde la línea de personal.

A esa foto fría, que apenas son números, el Barça añade la ilusión de Ricky. Es aventurado pronosticar que el base de El Masnou regresará a sus grandes días, pero cada vez que tiene un rato inspirado es capaz de ilusionar a cualquiera. Por lo que juega y hace jugar, Ricky le puede dar un empujón definitivo a un equipo que está demostrando grietas defensivas. La última semana también dejó dudas sobre su dureza mental en los partidos contra Fenerbahce y Panathinaikos. Grimau, sin embargo, está convencido de que, más allá de Ricky, hay jugadores que no han alcanzado aún su mejor versión y que, superadas las semanas locas de doble jornada en Euroliga, el equipo focalizará mejor el objetivo y estabilizará su nivel. El Barça mantiene el acceso a la Final Four y revalidar el título de Liga como objetivos presupuestados de la temporada. Su entrenador, sobre el que el manager de la sección, Juan Carlos Navarro, y la directiva han mantenido la confianza pese a algún titubeo, es un tipo natural, que huye de fatalismos y suele contagiar naturalidad y positivismo. Sabe que se trata de ganar, pero sin voces, intentando hacer escapar a sus jugadores del estrés. Es el lado bueno de Grimau.

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