El contrato (casi) único de Scariolo
El seleccionador español hasta septiembre y nuevo entrenador del Real Madrid ha firmado un compromiso pocas veces visto en el baloncesto merengue.


El pasado 3 de julio el Real Madrid anunciaba el fichaje de Sergio Scariolo hasta junio de 2028, es decir, por tres temporadas. El técnico de Brescia regresaba al banquillo blanco 23 años después del final de su primera etapa, que se cerró con un adiós traumático tras ser despedido dos veces en el verano de 2002, primero como director de la sección de baloncesto y unas semanas después como entrenador. Aún le restaban dos años de contrato. A posteriori, reconoció que ese doble cargó no le ayudó en el reto, aunque tenía preparada una buena plantilla con Carlos Delfino como potencial gran fichaje. El alero argentino nunca llegaría por este motivo al Madrid.
Un periodo molto lungo
Scariolo desembarcó en Cocha Espina en 1999 con Lorenzo Sanz en la presidencia. Venía del Baskonia y ganó la Liga a la primera, la de Djordjevic en el Palau en junio de 2000. En el arranque del siguiente curso, tras ganar sus primeras elecciones Florentino Pérez, renovaba por tres campañas, hasta 2024. Un contrato que no cumplió (hubo acuerdo de rescisión en un acto de conciliación y recibió alrededor de las tres cuartas partes del salario por cobrar); pero un contrato que firmó, como ahora, y eso ya es llamativo. Tres temporadas en el Real Madrid son un periodo molto lungo, algo único o casi si la nacionalidad del técnico no es la italiana.

Ni Chus Mateo ni Pablo Laso en sus múltiples renovaciones rubricaron nunca un compromiso tan largo. No pasaron de los dos años. El último en firmar por tres fue el también italiano Ettore Messina en 2009; sin embargo, dimitió en mitad del segundo, en marzo de 2001. Antes, en el inicio de este siglo, ni Joan Plaza (una temporada de inicio, renovación por otra y luego dos más, aunque no consumó la segunda), ni Boza Maljkovic (dos campañas y renovación por otras dos sin cumplirlas), ni Julio Lamas (un curso y otro opcional que no se ejecutó), ni Javier Imbroda fueron más allá de los dos años de vinculación (este último, fallecido en 2022, dispuso para empezar de un 2+1, pero fue destituido al final de la primera tras compatibilizar en su primer verano la Selección y el Madrid).
Resulta muy complicado rebasar el muro de las tres temporadas en el banquillo del Real Madrid y afrontar una cuarta indemne, algo que solo han hecho desde que naciera la Liga en 1957 Pedro Ferrándiz (y en su tercera etapa tras dos parones previos para ser director técnico), Lolo Sainz (récord con 14 campañas consecutivas) y Pablo Laso.
George Karl dimitió y a Obradovic...
Scariolo aterrizó en 1999 con una vinculación de dos años y, en los diez previos entre el adiós de Lolo Sainz y su llegada, nadie contó con la confianza suficiente para que el club le presentase un acuerdo como entrenador por tres campañas. No lo logró ni el premiado posteriormente como mejor técnico de la NBA, George Karl (primer contrato en 1989 con formato de 1+1 y salida el siguiente verano tras una campaña durísima, también en lo emocional por la muerte de Fernando Martín; en su segundo intento en 1991, rubricó dos cursos en el papel, aunque dimitió a los cuatro meses por no sentirse del todo respetado y acabó… en Seattle Supersonics). Tampoco lo consiguió Zeljko Obradovic, que llegó en 1994 del Joventut para ganar la Euroliga con un contrato de solo un año y cerca de 40 millones de pesetas, poco más de 200.000 euros. Y, en 1997, cuando el técnico deseaba quedarse en la capital española, el club decidió no ejecutar la opción por otro. ¿Los argumentos? En parte, el juego y los pobres resultados en la ACB, sin ningún éxito en tres campañas ni en la Liga ni en la Copa.
Un decenio en el que pasaron igualmente por el banquillo Wayne Brabender, Ignacio Pinedo (sufrió un infarto en pleno partido en la Copa Korac en 1991, entró en coma profundo y murió cinco meses después en un periodo dramático en la sección), Clifford Luyk en dos etapas y los también recordados y ya fallecidos Miguel Ángel Martín y Tirso Lorente. Con Luyk se dio un caso especial, ya que en su primera etapa en el banquillo como primero, dos campañas y media como relevo de Karl (1992-94), tenía un contrato firmado de larga duración como director deportivo.
“Ni siquiera hacía falta firmar nada”
Queda demostrado. No es nada fácil ser entrenador del Real Madrid, de ahí que se valore tanto las etapas gloriosas, las de Ferrándiz (27 títulos), Lolo Sainz (22) y la era Laso (22), y la continuidad en el éxito de Chus Mateo (6 trofeos en tres años). Scariolo, eso sí, comienza fuerte, con tres temporadas de contrato garantizados, una rara avis que demuestra que cuenta con un sólido respaldo para comenzar el proyecto.
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Uno que no tuvo ni Lolo Sainz en sus primeras campañas, o sí, depende de la óptica con la que se mire, porque entonces, con Santiago Bernabéu de presidente, “ni siquiera hacía falta firmar nada”. Literal. Y todo en un ambiente más familiar. Quizá entones eso ofreciera más seguridad que la rúbrica en un papel. Otros tiempos, los de ahora comenzarán con Scariolo en septiembre, después del Eurobasket.
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