Shengelia y el Barça: "Mantengo mis opciones abiertas"
El pívot abandonó el CSKA Moscú dos días después de la invasión rusa sobre Ucrania. Firmó hasta final de curso con la Virtus, pero su futuro es incierto.
Tornike Shengelia (30 años y 2,06 metros) abandonó Rusia dos días después de que el ejército eslavo invadiera ilegalmente Ucrania. “Todo el mundo dice que fue un decisión difícil o importante, pero no lo fue. Sentí que mi familia estaba amenazada, a pesar de que la guerra no estaba en Moscú. Con la guerra nunca se sabe lo que sucederá, un segundo es suficiente. Lo primero que hice fue sacar a mi familia y, luego, tomé la decisión de irme yo también”, revela Toko a Michalis Gioulenoglou de gazzetta.gr.
El pívot firmó en el verano de 2020 por tres temporada con el CSKA después de unos exitosos seis años en el Bitci Baskonia de la Liga Endesa. La decisión de firmar con los moscovitas no fue fácil. Shengelia recalaba en el gran conjunto ruso siendo georgiano: ambos países entraron en conflicto armado en el verano de 2008 por los territorios de Abjasia y Osetia del Sur (ambos en la frontera entre las dos estados), que tras la guerra se separaron de Georgia y se convirtieron en repúblicas independientes.
Objetivo, la Euroliga
La presión desde Georgia fue grande sobre Toko, que vivió una auténtica odisea para llegar a Rusia: por culpa del cierre del espacio aéreo por la COVID-19, tuvo que pasar a pie la frontera. Todo quedó relajado cuando Shengelia puso por contrato que disputaría las Ventanas de clasificación con su país, a pesar de estar en un equipo de Euroliga, competición en disputa con la FIBA y que no se detiene durante ese parón de selecciones. A pesar de ello, nunca se encontró del todo a gusto. Ni el CSKA ni en Moscú ni en Rusia.
“El hecho de ser de Georgia jugó un papel muy importante en mi decisión. Alguien me puede preguntar: ‘¿Por qué fuiste a jugar a Rusia?’ El CSKA me ofreció un contrato y no tomé la decisión de decir ‘sí’ hasta que pusieron la condición de jugar con mi selección. Eso era muy importante para mí. Además, el CSKA es uno de los mejores clubes de Europa y la idea de poder ganar la Euroliga me resultó atractiva. Ese era mi objetivo”, continúa el exbaskonista.
Sensaciones en el CSKA
“Ahora, me di cuenta de que no fue tan buena idea. Aunque todos (presidente, entrenadores, compañeros) hicieran todo lo posible para que me sintiera cómodo en el club, no podía ser yo mismo. No era el mismo jugador, la misma persona. Siempre trataba de dar lo mejor de mí, pero emocionalmente no estaba allí”, asegura.
Otra de las consecuencias de la guerra a nivel deportivo ha sido la expulsión de los clubes rusos de las diferentes competiciones continentales. Su ex, el CSKA, por ejemplo, no ha vuelto a disputar la Euroliga desde la invasión. Y está en cuestión que pueda hacerlo la próxima temporada. “Por mucho que queramos decir que la política y el deporte no son los mismo y no deben mezclarse, en algunas situaciones no es posible. Y esta es una de esas situaciones. Se trata, no solo del deporte, sino de la unidad de todas las organizaciones y de países que han tomado una decisión unánime”, prosigue.
La Virtus y su futuro
“No puedo decir que esté satisfecho porque sé que mucha gente en las organizaciones deportivas no está a favor de la guerra, pero ahora mismo, si me preguntas quién está sufriendo, te responderé que es el pueblo de Ucrania y no los miembros de dichas organizaciones”, sentencia Shegelia, que jugará hasta final de temporada con la Virtus Bolonia italiana. Después, se verá, pero algunas informaciones le colocan en Barcelona el próximo curso: “Mantengo mis opciones abiertas (con respecto a verano y el hipotético rumor azulgrana). Hubo tantas emociones en las últimas semanas que no quería comprometerme a largo plazo”.
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