Silvia Domínguez: "El Avenida y yo estaremos atados de por vida"
La capitana del equipo salmantino, que ya levantó la Euroliga de 2011 con el Perfumerías, da la clave para sumar su cuarto cetro: "Hay que jugar sin miedo".
Silvia Domínguez disputa en Estambul su octava Final Four. La capitana del Perfumerías Avenida, que lleva doce años en el equipo charro, fue la encargada de levantar el título salmantino de 2011. Once años después, les espera el Sopron Basket en las semifinales europeas (16:00, Tdp).
Entre Copa y Liga han disputado seis partidos en once días. ¿Cómo llegan a esta Final Four?
Es un momento complicado porque estamos cansadas, no sólo físicamente sino también mentalmente por todos los esfuerzos que hemos hecho en el último mes; entre la eliminatoria de la Euroliga, la Copa de la Reina, los partidos que nos han venido después... Pero esperemos que la ilusión con la que llegamos a Estambul nos dé fuerzas.
Han tenido un calendario apretado, pero ¿tenían ya el runrun de la eliminatoria contra Sopron en mente?
Habíamos hablado un poco de jugadoras e intentamos usar esos partidos de la LF Endesa para el encuentro de Sopron. El nivel de cansancio era tan alto que no han sido partidos muy brillantes. Para ganar a Sopron tendremos que hacer muy buen trabajo.
Al menos han recuperado a Katie Lou Samuelson.
Ha superado sus problemas físicos y ha decidido estar aquí con el equipo para apoyarnos. No sé a qué nivel físico va a estar y cuánto podrá ayudar, pero creo que es importante sumar una pieza más.
En “Conversaciones con Amaya”, en el Twitch oficial de la FEB, confesaba que el Sopron habría sido el rival que hubiera elegido.
El Fenerbahçe es el equipo favorito ahora mismo, después de que el Ekaterimburgo no esté en competición. El Sopron es un equipo que se puede adaptar mejor a nuestro estilo de juego. Es verdad que nos tendrán muchas ganas por la semifinal del año pasado, pero creo que podemos hacer un buen trabajo.
Con el Ekaterimburgo ‘castigado’ por la invasión de Rusia, ¿al ganador de esta Euroliga habría que ponerle asterisco?
No, lo que sucede es que se han abierto opciones para todos. A nivel de Euroliga es un título como cualquier otro. Nadie sabe si el Ekaterimburgo hubiera ganado su semifinal o se hubiera clasificado para la Final Four, aunque todo el mundo cree que así sería, pero a ciencia cierta nadie lo sabe.
Usted ya ganó una Euroliga con el Avenida en 2011. ¿Qué recuerda de aquello?
Fuimos a la Final Four a disfrutar de la experiencia y al final nos plantamos en una final contra un equipo que había derrotado al favorito. Ahora es un poco similar, porque vamos a una Final Four en la que todos tenemos opciones. Desde 2011 hasta ahora he vivido muchas cosas y la diferencia real es que igual que el año pasado pensé que jugaba mi última Final Four, este año voy igual, con la intención de disfrutarla al máximo.
De aquella final de 2011 recuerdo la desesperación de Sue Bird porque no podía con usted.
Para mí era un reto enfrentarme a la que considero la mejor base del mundo. Lo mejor es jugar ese tipo de partidos sin miedo, porque la presión la tiene el otro. Disfrutar es la palabra.
Si se plantan en una final hipotética ante el Fenerbahçe, ¿la clave sería esa? ¿Jugar sin miedo, que la presión la tengan ellas?
Sí. Ellas van a tener mucha presión en esta Final Four, porque han perdido la Copa turca. Es un proyecto por el que se ha apostado mucho económicamente. Sin Ekaterimburgo y con la Final Four en Estambul, van a tener mucha presión. Pero veremos primero en su semifinal, porque Praga puede también ganar. Lo que tengo claro es que va a ser una Final Four increíble con un ambiente increíble.
¿Ha hablado con María Conde?
Hablamos hace poco, cuando anunciaron que ella estaba en el quinteto ideal de la Euroliga. Le dije que ojalá nos viéramos en la final.
Ganó tres Euroligas seguidas con tres equipos distintos. La segunda fue con el Ros Casares de Roberto Íñiguez. ¿Cómo ha cambiado Roberto en este tiempo?
Ha cambiado a la vez que ha cambiado el baloncesto. Ahora se da más prioridad a evaluar casi diariamente el estado de las jugadoras. Antes se entrenaba más, a nivel de número de sesiones y tiempo de entrenamiento, y ahora se prioriza más el estado físico, se individualiza más el trabajo. En ese sentido Roberto ha crecido como entrenador y se ha adaptado. A nivel de inteligencia de baloncesto, siempre la ha tenido y la seguirá teniendo. Es por eso que muchas jugadoras que han pasado por sus manos quieren volver a ser entrenadas por él, porque se mejora muchísimo.
“El último de los grises”, una novela de Jorge García García, comienza con su secuestro el día antes de la Final Four. No sé si irá mirando por todas las esquinas...
(Se ríe). Hacía tiempo que no pensaba en lo del libro... En la Copa alguien me lo recordó, pero vamos a pensar que como la Final Four no es en Salamanca, como en el libro, no va a pasar nada de eso.
¿Qué siente al ser el personaje de un libro?
Es un orgullo que haya pensado en mí. Llevo muchos años aquí en Salamanca, en el club, y el escritor quería darme ese protagonismo en su novela. Es un orgullo.
Exactamente lleva 12 en dos etapas diferentes. ¿Qué significa para usted Salamanca?
Si alguien piensa en Silvia Domínguez piensa en Perfumerías Avenida. Mi trayectoria deportiva ha estado atada a Salamanca, pero he crecido como jugadora y como persona aquí, a la vez que lo ha hecho también el equipo. Siento el respeto del club, de la afición, de la ciudad. Siempre intento demostrar lo agradecida que estoy en la cancha, en el día a día. Intento devolverles todo lo que me han dado. El Avenida y yo vamos a estar atados de por vida.
Aparte de ser la capitana del Avenida ahora lo es también de la Selección tras la retirada de Laia Palau. ¿Hay que ser un poco psicóloga para ser una buena capitana?
Totalmente. En muchos momentos tienes que apartar el tema deportivo. Se dan situaciones fuera de la pista y tienes que estar ahí fuera para tus compañeras. Debes empatizar con ellas, ponerte en su piel... A la vez que el staff técnico piensa cada día cómo está físicamente una jugadora, como capitana yo tengo que estar pendiente de cómo se siente. Todo eso es importante para mantener un grupo unido. Es verdad que no siempre llegas a conectar con todas, pero mínimo hay que intentarlo, hay que estar preguntándole constantemente a la gente cómo está. Y más ahora, con todo lo que hemos y estamos pasando...