Una derrota balsámica

Hay derrotas dulces, y otras que no importan nada. Fue este último caso el del Gran Canaria. Ocurre que el equipo de Porfirio Fisac, tras una primera fase imperial, llegaba a esta última jornada de la primera fase de la Eurocup con los deberes más que hechos y el liderato de su grupo amarrado. Probaturas y poco más.

Con Ennis fuera de juego por problemas estomacales, tocaba rotar todavía más a la plantilla amarilla. El marcador, tan igualado en el primer acto, con ventajas constantes, cogió algo de color al final del primer cuarto con cuatro puntos del Diop pequeño, Khalifa, para el 18-19. Jugaban más intensos los muchachos del Venecia, que anhelaban la sexta plaza de su grupo. Watt se erigió poderoso, tan decisivo como fue para que su equipo se marchara victorioso al descanso: 34-43.

Nada tenía en juego el Gran Canaria, ni que la honra fuera poco, así que tampoco es que hubiera necesidad de apretar demasiado, algo que siempre intenta hacer Balcerowski, mate para el 40-43. Sin embargo, los locales fueron siempre a remolque aunque sin distanciarse demasiado, por lo que lograron recortar la distancia al final del tercer cuarto, 54-57, y conectarse de nuevo a un partido que podría ser la segunda guinda al exquisito pastel que cocinó el equipo insular en este primer tramo de la presente Eurocup.

En los tiras y afloja del último periodo siempre se mantuvo arriba el Venezia por más intentos de remontada que ejecutara el Granca. La victoria definitiva llegó del lado italiano, pero ambos quedaron llenos de felicidad. Así, la formación amarilla ya sabía que afrontará todas las eliminatorias (salvo una hipotética final ante el Joventut) con el factor a campo a favor, partido único, la primera contra el Wroclaw. Un entrenamiento para lo que viene, en cualquier caso una derrota balsámica.