NBA | NUGGETS 113 - HEAT 96

Jokic empaña una gran noche para Denver sin Facu en ella

Partido bien trazado por los Nuggets, demostrando otra vez el buen nivel al que pueden llegar. Sin Campazzo, fuera de rotación, y con un Jokic picado.

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Los Nuggets siempre están ahí y hay que contar con ellos. Están sin Jamal Murray hasta que se recupere y su inicio ha vuelto a ser un poco a contracorriente, no tan desastroso como el año pasado pero ganando sólo seis de los diez primeros partidos. Es, pese a esto, un favorito en las apuestas y no es por casualidad. El último de estos encuentros se lo ha llevado ante los Heat, que también es candidato a todo y con más fuerza en este curso que se acaba de comenzar. Una noche bien controlada desde el inicio en la que el equipo supo sacar de quicio al visitante, aunque lo que coronó la noche fue precisamente la trampa de un jugador visitante a uno local para justificar la caída. Un topetazo de Nikola Jokic a Markieff Morris, que previamente le había hecho falta de manera violenta, emborronó el cierre de unos Nuggets que, pese a ello, se marcharon satisfechos: están presentes cuando llega el día grande y con recursos con los que jugar

113-96 fue el resultado final en el Ball Arena. Malone puso en marcha una nueva rotación para la que no contó con Facu Campazzo, que jugó sólo el minuto final del partido, de forma residual, ya con todo decidido. Por el argentino tampoco entró Howard, el titular fue Morris junto a Barton y el relevo como banquilleros se lo dieron Rivers y el novato Hyland, elegido el 26º en el Draft 2021 y cayendo de pie en una de las mejores jornadas para su equipo en la parte inicial de la temporada. Jokic, pese al calentón por el que fue expulsado y encendiendo una tángana innecesaria, acabó con un triple-doble, parte crucial en el que desquicie que llevaban sus contrarios. Lowry falló sus ocho tiros, Adebayo hizo 3/10, Herro hizo 3/12 y el único de los referentes ya habituales que dio su buena medida fue Butler. La mala noche de Miami se volvió agria y con ganas de repensarla.

Los Heat, con una camiseta no apta para daltónicos, empezaron con tres aciertos desde el triple para arrancar que no harían presagiar la noche que pasarían sus estrellas con los lanzamientos. Morris, con un par seguidos unos minutos después, trenzó las primeras ventajas de los Nuggets en el primer cuarto. La defensa de los Heat estaba bien plantada en el estático, pero los de Mike Malone sabían ir esperando con manejo de balón y pases calculados hasta que llegara el momento justo para ejecutar. No tuvo tanto efecto. Es sólo una consecuencia de ser un bloque bien conjuntado en el que algunas piezas llevan un tiempo formando juntas el puzle.

Con la entrada de Rivers y Hyland los locales ya agarraron una ventaja de diez tantos en el segundo periodo y de ahí sólo quedó el ir manteniéndose en la cuerda durante el resto de la noche. Surtió efecto esa nueva pareja con P.J. Dozier de comodín para varias posiciones, según conviniera, en defensa, y de la que Campazzo no fue partícipe. 

El trabajo en las dos áreas de Gordon y la verticalidad de Morris y Barton, que fue el máximo anotador local junto a Jokic, dieron otro empujón al liderazgo de los Nuggets al final del segundo periodo. Para cuando Adebayo y Herro quisieron entrar en calor y ayudar a Butler a remontar el partido ya era muy tarde, la distancia estaba más en veinte que en diez y el control del ritmo de Denver, tuviera quien tuviera el balón en sus manos, era casi total. 

Esa última jugada, en el último periodo, de Morris empujando de mala manera a Jokic en un tiro, yendo a sus costillas, y la posterior reacción del serbio, pegándole un empujón durísimo cuando el otro estaba de espaldas, terminó con el partido con mal sabor.