La NBA se prepara para una nueva temporada, pero también hay jugadores con una carrera de fondo que concluirá el próximo verano: el Draft 2022. Se busca a alguien que suceda a Cade Cunningham, elegido este año en la primera posición por los Pistons. En esa pelea hay varios jugadores no estadounidenses, algunos más destacados que otros, lo que eleva el nivel de las dos últimas camadas para los internacionales, que han tenido una presencia menor desde el impacto de Luka Doncic en la tercera plaza del evento de 2018. 

Entre los que apostarán fuerte por conseguir ser el mejor no estadounidense está Jean Montero, dominicano que estaba en el Gran Canaria la pasada temporada y será el prospect más importante de la nueva Overtime Elite League para este año de debut de la competición. En la ACB había tenido presencia y se esperaba que diera un paso más este año, pero la estrategia ha sido diferente, enfocada desde su entorno a la NBA en plazos muy cortos, y se ha optado por la opción arriesgada. Otro en el mix podría ser Paolo Banchero, aspirante real a la primera posición, si no fuera porque, pese a haber obtenido el pasaporte italiano y jugar a partir de ahora para la selección transalpina, es de Washington, donde se conocieron sus padres. Las posibilidades de estos dos son un tanto diferentes por la trayectoria que han experimentado en los últimos tiempos, aunque ninguno es el gran favorito. 

Tampoco es el que parte en el primer puesto el aquí protagonista, Yannick Nzosa, pero su progresión puede ser mayor que las de sus más fieros rivales. El jugador empieza otra campaña en el Unicaja de Málaga, con la atracción que supone la Liga Endesa y el poder disputar también un torneo como la Champions. Su potencial es mayor y es de noviembre de 2003, tiene sólo 17 años, la línea de mejora es más amplia y el sitio en el que está se presta a ello. Sobre él ha puesto el foco Chad Ford, reconocido analista de jóvenes talentos, citando el ejemplo de Doncic y asegurando que hay ojeadores que creen que puede ser el 1º. 

El que de momento parte en los mocks como mejor colocado es Chet Holmgren, que jugará en la NCAA con Gonzaga. Pero Yannick Nzosa está en la conversación, que siempre es un hecho reseñable. Para aquellos que no conozcan al jugador del Unicaja, se trata de un pívot zurdo con mucha capacidad atlética, capaz de correr rápido el contraataque y plantarse en el estático ante rivales con más peso y experiencia, sin miedo a jugar por encima del aro y con, pese a lo que le falta por pulir, madurez a la hora de entender e interpretar las jugadas. Ford destaca la velocidad lateral y, aunque quizá sea un poco exagerado, que puede defender hasta tres posiciones diferentes con sus 2,08 metros de altura. Su cláusula de salida es fácil de afrontar, ya que es de un millón, sobre todo si está tan alto en las predicciones y las transforma en una realidad en junio del próximo año. 

Podemos hablar, además, de un éxito para España. Y no como país formador, como algo más. De ello dependerá también la actividad en los despachos de las instituciones. AS desveló que estaban en marcha, gracias a la buena predisposición del jugador, las conversaciones para nacionalizarle. Es una posibilidad que juegue en el futuro con la Selección Española si llega la carta de naturaleza, por lo que seguiría los pasos del también congoleño Serge Ibaka y podría ser incluido -sólo una plaza, también en juego con Nikola Mirotic- en las convocatorias y ser un miembro más del combinado de España. 

Nzosa es de Kinshasa, en la República Democrática del Congo. Allí sigue viviendo su madre, divorciada de un padre que se encuentra en China. El chico tuvo que aprender a volar sólo bien pronto. Estuvo en el prestigioso Stella Azzurra de Roma antes de llegar a Málaga con un polémico movimiento en el que participó su tutor legal, Joe Lolonga, y que le llevó a esta triple oportunidad que ahora tiene: exposición como jugador, nueva nacionalidad y NBA. Tiene ejemplos recientes de Congo en Bismack Biyombo (en el Fuenlabrada antes de cruzar el charco) y Jonathan Kuminga (elegido el año pasado), aunque también con algo más de enjundia si proponemos el nombre de Dikembe Mutombo (nacionalizado estadounidense). Hay reflejos para Nzosa y muy buenos. Este chico, que creció siendo portero de fútbol para pasarse luego al baloncesto viendo que tenía habilidad para ello, está para cotas altas. 

En cuanto a los número uno de las distintas generaciones, sólo ha habido este siglo ocho elegidos que no sean de Estados Unidos. De ellos, sólo uno de Europa: Andrea Bargnani, de Italia, en 2006, ya retirado de la competición. Nzosa buscará engrosar la lista y España, intentar que sea el primer jugador nacional (si la carta llega antes de esa fecha) en conseguir tal hito y ponerse más alto en la lista que Fran Vázquez (11º), Ricky (5º) o Pau (3º).