Un todo o poco para Pau Gasol
El jugador sigue adaptándose a los partidos de alto nivel. Destaca en España, sufre en Europa. La Final Four y los Juegos Olímpicos quedan lejos.
La adaptación al alto nivel es dura, incluso para alguien que lo haya dominado durante veinte años y se haya salido un rato del circuito para descansar. A Pau Gasol le está costando mucho recuperar un grado importante de dureza. Es normal: son dos años sin jugar. Su cabeza habla muy bien de él, ha aguantado un período larguísimo recuperando de una fractura en el hueso navicular de su pie izquierdo, se le ha dado la opción de reiniciarse en el club de sus amores y raro sería si ahora un jugador con un coco como el suyo se saltara pasos. Pero el Barça es el Barça, más en una temporada en la que se vislumbran éxitos para ahora y después tras un desierto que ha durado más de un lustro. Se exige, también a un santo seña.
Para Gasol esto no era una maratón, ésa ya la ha corrido. Tampoco es una carrera explosiva, de cien metros. Es más de medio fondo, hay que regular esfuerzos. Si se permite el símil con el atletismo, es el esquema que se ha planteado en la cabeza de la leyenda barcelonesa. Coger carrerilla en un club que llegaba como un tiro a la parte decisiva de la temporada, entrar en dinámica, que respondiera el pie, pillar ritmo y preparar al máximo no sólo el asalto a la Euroliga, el trofeo que le falta en el palmarés, sino unos Juegos Olímpicos que se antojan un cierre bello y merecido.
Pero de la teoría a la práctica hay un trecho. Y no es pequeño. A Pau le está costando verse con los mejores en la Euroliga, no así en una Liga Endesa donde sí destaca.
Por partes...
· Europa. Se ha visto el blanco y el negro en apenas unas fechas. Su redebut con el Barcelona se dio contra el Bayern en un partido que al equipo le venía bien perder, como así pasó. Se le dieron incluso jugadas dibujadas para que fuera entrando en calor, arropado no sólo moralmente sino con balón para sus manos. Partido en positivo. Pero lo que ha llegado después es la eliminatoria contra el Zenit. En el primero, 4 minutos y críticas por entrar como titular y por el inicio irregular del equipo en un partido que se perdió. En el segundo, banquillazo y sin presencia. En el tercero, 6 minutos y sufrimiento ante el físico del rival. Los rusos no tienen a Arturas Gudaitis, pero sí a Tarik Black y Alex Poythress, que destacan por su atleticismo, y a Pau se le vieron las costuras ahí. ¿Por qué esto sí es importante resaltarlo? Porque este es el paso previo para la Final Four. No hay algo intermedio. Este nivel, el que te exige el Zenit de San Petersburgo, es el que se va a pedir en Colonia y ahí habrá que ver si la opción de Gasol, unas semanas después, sigue siendo óptima para los de Saras como ayudante de lujo de Brandon Davies, destapándose en estos cuartos.
· España. Lo que ha ocurrido en la Liga es lo que le da soporte a esta idea, pero también a un precio. En el Clásico contra el Real Madrid, de nuevo en un plano superior, falló. Pero luego, con algo más de rodaje, ha destacado contra Manresa y Andorra. Pívots físicos como Yankuba Sima y Babatunde Olumuyiwa y con caché en Europa como Scott Eatherton y Artsiom Parajouski no han mellado en exceso la producción de un Pau que se ha visto en dobles dígitos y con las victorias bajo el brazo. La mala noticia, o el rastro que deja esta operación de puesta a punto, es que también en la competición española se quedará en un tercer plano Artem Pustovyi, que desde que llegó del Obradoiro ha sido infrautilizado en Europa pero de valía en España para cubrir huecos y dar descansos. Lo lógico sería que no continuara la próxima temporada, pase lo que pase con Gasol y una ampliación entre interrogantes, pero su papel es el que más se recorta en esta buscada explosión.
Pero en la esfera de Pau todo se agranda y aquí hay más tela que cortar.
El elefante en la habitación está más allá de la temporada, en Tokio y en unos Juegos aplazados que le han venido al pelo a un Pau que se ve en ellos como último servicio a la patria. Pero no se habla de ello. Las razones son claras: el contexto en el que el legendario pívot barcelonés se encuentra, el de club, hace que la información se centre en el club y no en el más allá, añadiendo a ello que faltan casi tres meses para la cita. Sergio Scariolo debe estar inquieto viendo esta evolución de Toronto. A la espera de saber la disponibilidad de su hermano Marc, dando a Willy por seguro, salvando la dualidad Ibaka-Mirotic y observando el progreso de Garuba, se da la canalla casualidad de que Pau se podría estar jugando ese último puesto con su compañero Pierre Oriola, ya presente en el Mundial 2019.
El progreso de este Gasol 2.0 es no sólo de aplaudir, es continuado y todavía no ve tope. Nadie dijo que esta situación fuera a ser idílica o cómoda, sólo es la última oportunidad de ser grande del que más grande ha sido.