Gran revancha de Luis Casimiro ante un Unicaja que dio pena
El Casademont Zaragoza propinó una soberana paliza a un Unicaja lamentable. Luis Casimiro se tomó la revancha contra el equipo que le despidió hace tres meses.
Poco le faltó al Casademont Zaragoza para remontar el 63-92 que el Unicaja le propinó en el Príncipe Felipe. Pero es que los malagueños se lo pusieron botando. El equipo de Fotis Katsikaris fue un reflejo del jaleo institucional que pone en peligro, no el futuro, pero si su poderío. Una inestabilidad que, unida a la mala planificación que todos conocen y las lesiones de Nzosa, Carlos Suárez o Mekel dieron como resultado el lamentable espectáculo ante un muy buen Zaragoza que solo fue por detrás una vez en el marcador, el 3-0 de Thomspon, y que después se dio un plácido paseo ante un endeble adversario que se complica el playoff por el título. Gran partido coral de los aragoneses con mención especial para Wiley, 24 puntos y 31 de valoración.
El regreso de Luis Casimiro al Martín Carpena ponía morbo a la contienda. El técnico manchego fue cesado en enero del Unicaja y apenas tres meses después se ha convertido en el tercer entrenador del Casademont Zaragoza tras Diego Ocampo y el argentino Sergio Hernández, que se fue por motivos personales. Casimiro sorprendió de salida a su antiguo equipo con un arranque eficaz que desconcertó a los de Katsikaris. El 3-0 inicial de Thompson fue vorazmente neutralizado por loa aragoneses, muy acertados con los tiros de campo, que llegaron a ponerse a los 17’ con un tremendo 26-46. Katsikaris tuvo que pedir oxígeno porque no encontraba soluciones al desacierto con los triples (2/14). Un parcial de 7-0 amortiguó la catástrofe hasta el 33.46 con el que se llegó al descanso. Unicaja era Brizuela y poco más. Espejismo.
Unicaja sigue sin encontrar alternativas. El lanzamiento desde 6,75, su arma fuerte, brilla por su ausencia y el marcador se nuevo se dispara (39-63 min. 26). La intensidad defensiva del Casimiro pocas veces se vio en el Carpena, al menos en los últimos tiempos. Brusino, Harris, Barreiro y en especial Wiley hacían sangre y la diferencia se disparaba hasta un tremendo 45-71 (min. 28). Sin ideas, tensión, defensa, acierto ni interés, Unicaja era un pelele, un cebo sin fe, tensión ni ganas. Una caricatura de equipo. El tercer cuarto se cerraba con un duro 51-75. Unicaja necesitaba loción de dignidad en la recta final.
Si bien es verdad que sacaba fugaces impulsos de Alberto, Bouteille o un mate e Thompson para paliar la desidia grupal, no es menos cierto que era humo barato. El resultado fue un parcial de 14-8 y Casimiro pide tiempo muerto porque la ventaja de los suyos había disminuido hasta un 67-83. El Zaragoza no se descomponía y a falta de tres minutos se consolidaban los 22 de ventaja (72-94). Con los malagueños despeñándose, el Casademont intentó superar aquel 63-92 del partido de ida en el Príncipe Felipe. Con poco que hubiera hecho habría sido posible. Gran victoria del Casademont Zaragoza ante un Unicaja que dio pena. Y desquite de Luis Casimiro en la que, hasta hace poco, fue su casa.