El Clippers-Hornets del Staples daba a Nico Batum la posibilidad de enfrentarse a su exequipo. El francés fue cortado por los de Carolina del Norte el 29 de noviembre y el 1 de diciembre firmó con los angelinos para jugar en un aspirante anillo. Su salida fue un movimiento al que se vieron obligados los Hornets al no encontrar socio para traspasar al alero. La llegada de Gordon Hayward por 120 millones en cuatro años obligaba a liberar los 27,1 millones de Batum, en el último año de un contrato que acabó siendo ruinoso para el equipo que controla Michael Jordan: 120 millones por cinco años firmado en el verano de 2016, un año después de su traspaso desde Portland, donde había jugado los siete primeros años de lo que fue una muy prometedora carrera NBA.

Los Hornets prorratearon el salario de Batum, que recibe de su exequipo poco más de 9 millones esta temporada y otro tanto cada una de las dos siguientes. Con los Clippers, además, firmó por le mínimo de veterano, algo más de 2,5 millones hasta final de curso. Ahora, Batum ha confesado que no recibió ni una llamada ni un aviso de los Hornets para saber cuál iba a ser su futuro inmediato: “Me enteré de que no iba a seguir por Twitter, igual que todo el mundo. Estaba en mi casa de París cuando todo estalló. Y después me llamó mi agente y pusimos en marcha el proceso. Llevó más o menos una semana”.

Batum habla con sinceridad, la misma con la que reconoció que, castigado por las lesiones, no estuvo a la altura del tremendo contrato que le firmaron en Charlotte. Del mismo modo, tampoco tiene claro cómo sentirse por las formas de su salida: “No hay que preguntarme a mí eso, yo no tuve ni voz ni voto. Tenía que marcharme. Así que no sé por qué hicieron lo que hicieron. Me cortaron. Yo no pedí nada ni quería que hicieran nada. Entonces llegaron las noticias y empezaron las llamadas de ejecutivos de otros equipos para ficharme”.

En los Clippers, Batum promedia 8,8 puntos, 4,7 rebotes y 2,3 asistencias con un 44% en triples. Comenzó de titular, luego dejó su lugar en el quinteto a Marcus Morris: “Me da lo mismo, juego más o menos el mismo tiempo y juego en los últimos cuartos, no ha cambiado mucho”. Y cree que la salida de Steve Clifford y la llegada de James Borrego no le beneficiaron en los Hornets: “Los dos primeros años estuvieron muy bien, tenía muy buena relación con el entrenador. Luego llegó el cambio y no funcionó para mí. Son cosas que pasan”.