El técnico del Bilbao Basket nota más alegría entre su gente tras dos victorias seguidas. Se lleva a todos a Madrid, incluido Rigo, para hacer piña. "Cuando eres un equipo humilde, cualquier fisura puede hacerte daño"
Las dos victorias seguidas, la primera vez que pasa este año, ante Gipuzkoa y Betis hacen que el Bilbao Basket vea la vida de otra manera. Aunque no ha arreglado definitivamente nada, sí que empieza a comprobar que está dando pequeños pasos hacia la salvación. Por ejemplo, ha salido de zona descenso, que es un alivio, un respiro simbólico. El domingo cierra una trilogía contra rivales directos en la visita al Estudiantes, ya sin tantas urgencias, sin lo exigido que podría estar si no llega a amarrar los dos encuentros precedentes. Bueno, en realidad, el conjunto colegial no podría tildarse de rival directo porque tiene un perímetro que ya lo quisieran para sí muchos equipos que aspiran al playoff. Ha llegado Barea, todo un campeón de la NBA con los Mavericks y al que llegó a tantear el Madrid, y cuentan a Avramovic, Robertson, Jackson, Gentile... una locura. "Tienen dinamita por fuera", constata Mumbrú.