El Obradoiro ha vuelto con fuerza y el Bilbao Basket está en coma
Los santiagueses, inéditos desde el 27 de diciembre por culpa del COVID, fueron intensos y jugaron con las ideas más claras. Buen partido de Daum. Ataron en corto a Balvin.
El Obradoiro-Bilbao Basket era un verdadero reto para ambos equipos. En el caso de los santiagueses, por su ausencia de las canchas desde el 27 de diciembre, castigados por la pandemia. Era una incógnita el ritmo que iban a tener, y no hubo duda al respecto. Ya sacan brillo al séptimo triunfo del año. Y en el de los bilbaínos, porque ahora mismo son un alma en pena, un equipo en pesadilla permanente, ingobernable. Suspiraban por la vuelta de Balvin, su jugador estrella, pero no hay milagros en esta plantilla. Cogió 14 rebotes, pero no anotó ni un punto en 37 minutos y por entonces solo había lanzado tres veces a canasta. Desde el puesto de uno, con Rousselle y un recuperado Hakanson, nadie pone orden y todo el castillo se va viniendo abajo. Ni ante un equipo de exconfinados pueden salir de la alcantarilla. El RETAbet logró la sorpresa en la ida en Miribilla pero esta vez demostró que solo puede fijarse en Gipuzkoa y Betis o tal vez Fuenlabrada para intentar dejarlos bajo sus pies. Complicado parece.
Los bilbaínos siguen llegando tarde a todo en defensa y en ataque ni ocupan bien los espacios ni saben tener cierta fluidez. En el último cuarto, con Kulboka más activo, se pusieron a cinco (71-66), pero era el canto del cisne. Daum, que apadrinó un 11-0, y un Birutis que ha tenido un regreso milagroso tras pasarlo mal por la enfermedad, fueron los líderes, en un grupo que sí tiene cabecillas. El paso de los gallegos es un alivio para ellos de cara a este regreso a la escena con un golpe en la mesa. Mientras que el rival, tan corto de talento, siempre está pendiente de cuándo le vendrá un parcial amplio y en ese avance contra la corriente, se ahogará irremediablemente.
Oliver sí demostró lo que es dirigir. A la vejez... Sus tiros lejanos y, sobre todo, sus buenas lecturas del juego, desnudaron la desnutrición vizcaína. El Bilbao Basket empezó a alta velocidad, pero no tiene claro lo que hace, frecuenta los malos tiros, su lanzamiento lejano fue horroroso y se agarró al partido con el rebote ofensivo. El ritmo fue santiagués en todo instante. Mostraron los chicos de Moncho Fernández más intensidad y criterio en campo enemigo, y con eso les bastó.
Birutis apareció en el momento preciso, para dominar la pintura. Parece mentira el calvario que ha dejado atrás. Como si no estuviese hecho de la misma madera que Huskic. El inicio del segundo tiempo hizo una caricatura de Rousselle: tres personales en 1:15, como Romay en un día tonto. Daum siguió en plan All Star y dos tiros libres de Cohen certificaron un parcial de 19-4 y el 58-41 a falta de 12.55. Mumbrú no quiso dar protagonismo a Kljajic (3 minutos) ni Dos Anjos (inédito), dos que han dado la cara por todos en tiempos muy duros. Injusto, porque los referentes no están en condiciones de liderar la remontada. Probó el entrenador todo y más, como una zona, dos bases al mismo tiempo, ninguno de ellos y Miniotas de cinco. Nada sale. Y esta cita se suponía que era clave como posible punto de inflexión. Las alarmas no dejan de sonar.