El Joventut rentabiliza una nueva desconexión del Unicaja
El equipo malagueño, que ganaba por 63-51 a los 26’ volvió a desaparecer de un partido propiciando la gran reacción de un Joventut que terminó a lo grande.
Este triste e irreconocible Unicaja sigue en pleno valle de lágrimas. El equipo malagueño, que ganaba por 63-51 a los 26 minutos agarró otra de sus famosas ‘pájaras’, desconexiones o como prefieran ustedes llamar a este tipo de absurdas lagunas, cada vez más frecuentes. La Penya se puso las pilas y volteó el electrónico, en menos de siete minutos, con un espectacular 9-28. Victoria importantísima de los verdinegros, que se ponen una privilegiada posición en este complicado grupo de Top-16. Y, por supuesto, nueva decepción de los de Luis Casimiro, que solo han ganado uno de sus últimos ocho partidos y que, si se han clasificado para la Copa del Rey ha sido por pura potra. Ni más, ni menos. Mal partido de casi todos con excepción de Thompson y destacado trabajo del Joventut como bloque.
Los primeros 20 minutos fueron muy entretenidos. El Unicaja aplicaba fortaleza en el rebote en tanto que el Joventut centraba su arsenal ofensivo en Tomic (16 puntos en este tramo). El croata juega en otra liga… Dos triples de Waczynski y dos puntos más de Gerun abrieron la primera brecha del partido (26-18 min, 11). La Penya trataba de no descolgarse. Con 40-39 a los 15’ minutos, los malagueños dieron un segundo estirón (49-41). Una canasta bajo aros de Tomic cerró el primer cuarto con 49-43. No muchos triples para lo que suele ser habitual en estos dos equipos. 5/12 Unicaja y 2/6 por parte del Joventut. Buenos minutos de Waczynski con 13 puntos.
La segunda parte empezó con malas noticias para el Joventut. Problemas musculares para Dimitrijevic (después pudo entrar en la pista) y un parcial de 4-0 que colocó el marcador en un 53-43 y tiempo muerto pedido por Carles Durán, entrenador de los badaloneses. El primer efecto de la charla fueron dos triples seguidos de Aróstegui. Tiempo de rachas. Del 63-51 del minuto 26 tras un triple de Waczynski se pasó a un 63-61. Eléctrico parcial del Joventut, que se negaba a irse del encuentro. Lo que sucedió después fue inimaginable.
El Joventut pidió tiempo muerto y empezó una brillante reacción que coincidió con la enésima desaparición de su oponente. El 68-66 que cerró el tercer parcial auguraba fuertes emociones. Entre Tomic y Brodziansky ya sumaban 34 puntos.
En realidad no hubo ni emoción. Al Unicaja le pasó lo de casi siempre, clásica fuga de cerebros e ideas e incapacidad para aplicar una defensa eficaz. En un parpadeo, la Penya se adelantó con un 71-79. Desde el mencionado 63-51, nada menos que 9-28 de parcial. Los de Casimiro añoraban los puntos de sus tiradores de raza, Brizuela y Alonso y, por supuesto, la baja por lesión de Bouteille. Thompson, de nuevo en el ruedo. El estadounidense, internacional por Costa de Marfil, fue el único que sostuvo a los verdes. La Penya ya no perdió su velocidad de crucero y finalizó con una excelsa defensa que provocaba errores en los pases a un descompuesto adversario. Brodzianski, que acabó con 21 puntos, el gran segundo tiempo de Dimitrijevic, las apariciones oportunas de López-Arostegui y dos triples de Bassas cerraron un partido que terminó con un impensable 86-95. Nuevo naufragio malagueño y el Joventut, en su salsa.