NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

EUROLIGA | 14ª JORNADA

El ogro blanco sobrevive a dos prórrogas en el OAKA

Tavares (20 puntos y 14 rebotes) y un genial Abalde (19 y 6 asistencias) en su 25 cumpleaños catapultan al Madrid. Undécimo triunfo seguido frente al Panathinaikos.

Tavares lucha un balón con White y Papagiannis.
Tavares lucha un balón con White y Papagiannis.

El Madrid arrancó con fuerza la gira griega que le tendrá en Atenas hasta el viernes de madrugada. No estuvo ni brillante ni acertado (6 de 33 en triples), pero aguantó en pie dos prórrogas en el OAKA, dos horas y 23 minutos de tiempo real, y aguantó las embestidas de un Panathinaikos rabioso, que quería sacarse de encima la maldición blanca y al final comprobó que la racha que le golpea no para de crecer. “No vamos a ganarles 40 veces seguidas”, decía Laso en la previa. Tantas quizá no, aunque ya van once y sumando. Un 11-0 en los duelos directos del mejor equipo del siglo XX al mejor del XXI, un PAO que acumuló en los onces primeros años de la centuria cinco de sus seis Euroligas. El ogro ahora es el Madrid, y lo es Tavares en una nueva actuación memorable que cerró con dos récords personales: 40:48 en pista y una valoración de 36, a la que llegó tras agrupar 20 puntos (9 de 13 de dos), 14 rebotes, 2 asistencias, 2 robos y un tapón.

El MVP de la noche, sin embargo, lo comparte con un nuevo socio que ha encontrado en el camino, el gallego Alberto Abalde, que en el día de su 25 cumpleaños acaparó el protagonismo en las dos prórrogas (19 puntos y 24 de valoración). Un alero jugando de base, de base ejecutor. Encaró la zona con su amplia zancada para buscar penetraciones o tiritos cortos en los que utilizaba el cuerpo para hacerse hueco o buenos pases. Técnica depurada, una delicia, lo que reclamaba el Madrid a gritos desde la marcha de Doncic. Sin comparar, claro, que no haya malentendidos.

Primera parte plomiza y segunda y posteriores de máxima emoción. En el intervalo entre el 0-4 y el 11-6, el Panathanaikos jugó su mejor baloncesto porque el Madrid se lo permitió. Se equivocó en ataque y dejó correr al rival, canastas fáciles a la carrera sin balance defensivo. El base Shelvin Mack guiaba la ofensiva y Papapetrou y Papagiannis la culminaban. Este último, un pívot de 2,20 que fue invisible en la NBA, ha dado un paso adelante este curso, aunque chocara con el reto Tavares. Dos mates para empezar, el primero para culminar un contraataque y el segundo en un 2x2 en el que le buscó la espalda a Edy. El mejor momento local porque no debía elaborar jugadas, tirar a canasta. Cuando tuvo que hacerlo resultó un desastre; la entrada de Nedovic no cambió nada (al principio, decimos, luego lo varió todo). Al descanso, 1 de 11 de tres, enfrente, los blancos no lanzaban tampoco cohetes para celebrar su puntería: 3 de 16.

Cada canasta costaba sudor y lágrimas, al menos no hubo sangre, Llull relevó a Laprovittola con pujanza con dos asistencias rápida y una entrada. En las filas verdes, Bentil aprovechaba la ausencia del gigante blanco para castigar a Garuba, y Causeur respondía con dos acciones a aro pasado. Era un duelo de puño cerrado, agarrado en la anotación y a la vez espléndido en lo emocional.

Nedovic, Taylor, las dos prórrogas y… Abalde

En la segunda parte, Laso probó a arrancar con un tercer base, Abalde, y una consigna clara: balones a Edy. El equipo lo encontró y él respondió. Durante unos minutos masticó al adversario, el PAO perdió la calma y desató la cuerda que ataba en corto al enemigo. Randolph y, sobre todo, Carroll crecieron en el frenesí. La brecha se abrió hasta los 14 puntos: 38-52. La maldición blanca parecía caer por undécima vez sobre los verdes y, sobre el alambre, una defensa de ajustes rescató al PAO y maniató al Real, cada vez más confuso, más parado, que tomaba peores decisiones y con peor selección de tiro y, como es lógico, con menos acierto. Así hasta perder enterita la ventaja y algo más. Un parcial de 30-14 con Nedovic en efervescencia (terminó con 27) y Rudy incapaz de sujetarle en el primer paso daba la vuelta a la tortilla: 68-66. Llull empataba al agarrar un rebote de ataque tras un nuevo error de Thompkins en el triple y Taylor frenaba a Nedovic en la última acción y gritaba prórroga. Muy bien el sueco en labor oscura, el mejor guardián del serbio.

En el periodo extra, el primero, la barrida verde la frenó Laso en seco con un tiempo muerto. Su equipo recuperó cinco tantos en contra y un 2+1 y un canastón a aro pasado de Abalde le empujaban al triunfo… Bochoridis lo impidió con dos tiros libres y la quinta falta de Taylor.

En la segunda prórroga, el equilibrio perpetuo, después de 50 minutos a reloj parado, lo quebró Abalde haciendo de base: puntos (9 entonces y 15 en los dos tiempos extra) y asistencias (6 en total). El ogro blanco asaltaba de nuevo el OAKA el día que Tavares halló socio. El Madrid crece, 17 victorias en 18 partidos.