Pangos y los árbitros desquician al Valencia en La Fonteta
El base canadiense (12 puntos y 12 asistencias) y la telaraña de Xavi Pascual le dan la victoria al Zenit. Tres técnicas a falta de dos minutos, definitorias.
El Valencia Basket acabó desquiciado. Se estrelló contra un Zenit que es un dolor de muelas y contra su propia frustración. Y acabó pagándolo con unos árbitros que permitieron en exceso la elevada agresividad rusa. Tres técnicas seguidas, una de ellas descalificante a Kalinic, truncaron la posibilidad al Valencia de culminar una remontada a base de oficio, cuando faltaban 2:09 y perdían sólo de tres, con un parcial de 6-0 abierto. Pero justo eso fue lo que les faltó en ese momento a los jugadores taronjas para evitar unas protestas que significaron su propia muerte.
Hasta ahí había llegado el Zenit pegado a la asfixiante defensa que teje Xavi Pascual en cada lance y gracias al talento de Kevin Pangos (12 puntos y 12 asistencias) y Austin Hollins (20 puntos). Su tercer cuarto fue excelso, sin apenas fallos en el tiro y con una defensa que nubló a los más talentosos jugadores taronjas como Prepelic o Williams. Sólo Dubjlevic (18 puntos y 4 rebotes) brilló en el Valencia. Por eso, se antoja aún más incomprensible cómo Ponsarnau lo tuvo en el banquillo en los momentos decisivos del partido.
Valencia Basket empezó frío como la noche en la ciudad del Turia. La telaraña de Xavi Pascual empezaba a tejerse desde el techo hasta el parqué de La Fonteta. Y a los taronjas les costaba sangre anotar. Tampoco es que el Zenit fuera una ametralladora en ataque. Pero el primer cuarto se jugaba a lo querían los rusos. Gudaitis hacía daño en la pintura, con su lugarteniente Will Thomas, que volvía a casa. Así, los rusos sumaron las primeras rentas (8-14, min. 7). Sufría el Valencia aunque al menos el Zenit no se le iba en el marcador gracias a una aplicada defensa y a que no daban segundas opciones de tiro.
Ponsarnau necesitaba un desatascador y en el banquillo estaba San Emeterio. El santanderino salió para que el duelo virase y se jugase a su ritmo. Penetración, asistencia, triple… Todo giró de la mano de El Santo y de Dubljevic que para entonces ya se estaba comiendo con patatas a Gudaitis y Poythress. Hermannsson redondeó un parcial de 10-3 para poner la máxima ventaja taronja en el partido (37-29, min. 18). Poythress y Hollins recortaron pero Dubi estaba en modo apisonadora en la pintura. El Valencia se fue 39-33 al descanso pero lo más importante era que las sensaciones ya estaban de su lado.
Sin embargo, las buenas sensaciones las dinamitaron Prepelic, con tres acciones desacertadas seguidas, y Hollins, que anotó cinco puntos seguidos de entrada. Un minuto del tercer cuarto y el duelo volvía al ritmo que le gusta a Xavi Pascual. Pero es que además, sus jugadores empezaron a anotar todo lo que pasaba por sus manos. Kevin Pangos era una máquina de repartir asistencias (11 en los tres primeros cuartos). 32 puntos encestó el Zenit en el tercer acto. Aún así, el Valencia achicaba agua en ataque con el acierto exterior de Vives, la constancia de Dubljevic y la experiencia de Kalinic que picaba roca en cada ataque. El Zenit, con ese vendaval ofensivo, se iba 60-65, con un cuarto por jugar.
El Valencia nunca más se encontró a sí mismo. A base de calidad iba manteniéndose en el partido pero un 0-7 de parcial de los rusos con un triple de Ponitka mandaba por primera vez a la lona al Valencia (66-75, min. 36). Sin embargo, los taronjas le devolvieron el 6-0 de parcial con tres canastas trabajadas de Tobey, Kalinic y Van Rossom (72-75) a falta de 2:09 para el final. En ese instante, los árbitros, condescendientes con la cera que estaban dando los hombres de Xavi Pascual, le pitó una falta muy light a Van Rossom. El belga y Kalinic estallaron y los árbitros pitaron hasta tres técnicas (una descalificante a Kalinic) al Valencia. Los tiros libres consiguientes y el desquiciamiento general hizo que los locales no anotaron más en todo el partido. Así, el Valencia pierde el encuentro y seguramente también el basketaverage.