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ACB | BILBAO-MADRID

Amigos y rivales en Miribilla

Lolo Encinas, segundo del Bilbao Basket, se enfrenta a un Laso al que conoció en el Gipuzkoa Basket, en 2007. Desde entonces mantienen una estrecha relación.

Lolo Encinas, en las afueras del Bilbao Basket
PAULINO ORIBEDIARIO AS

Es una de esas amistades de técnicos que se forjan a través de años de baloncesto juntos y quedan para siempre. Lolo Encinas conoció a Pablo Laso en 2007. Había dejado el Iraurgi y salía de trabajar cuando el actual entrenador del Madrid contactó con él. Quería que se dedicara en exclusividad al baloncesto y que fuera su asistente en el Gipuzkoa Basket. No se lo pensó mucho el bueno de Encinas. Hizo caso al legendario exbase. Y así empezaron un camino juntos que duró cuatro años en Illunbe y ha continuado en la selección de Euskadi y el campus de Laso. "Desde hace 13 años siempre hemos hecho algo juntos, no hemos perdido el contacto", resume el actual segundo preparador del Bilbao Basket. Hoy se verán las caras en Miribilla en el Bilbao-Real Madrid, el partido aplazado el 18 de octubre por el positivo de Causeur.

Sus itinerarios se distanciaron profesionalmente en 2011, cuando Pablo se fue al Madrid. Solo podía llevarse a un ayudante y optó por Hugo López, que era su segundo. "Él fue muy claro. Tomamos un café juntos y me dijo que Hugo era su mano derecha. Tenía mucha más experiencia que yo. Ni un problema por ahí. Antes de irse, Pablo se las arregló para dejarnos renovados a todo el cuerpo técnico en Donosti", constata Encinas. Ahora cada vez que se enfrentan, como esta noche en el partido aplazado, bromean y rememoran viejos tiempos. "Te dice que te va a cambiar todo lo que le has visto en el scouting", se ríe Lolo.

El entrenador donostiarra echa un vistazo a los números de su amigo y asustan, pero él lo ve hasta normal: 20 títulos en 9 años, y 27 finales sobre 37 posibles. "Tal y como está el deporte, sobre todo en baloncesto, será complicado repetirlo. Zeljko tiene muchos trofeos, pero en diferentes equipos. Aquí excepto Moncho Fernández en el Obradoiro, nadie lleva tanto tiempo como Pablo en un mismo sitio. Donde se toca siempre es en el entrenador cuando va algo mal. Me alegro mucho de que le vaya bien". Pero esa montaña de copas no ha cambiado un ápice de uno de los técnicos más laureados del baloncesto español, que sigue siendo uno de los tipos más campechanos sobre una pista. "Siempre digo que es el mismo tío que se cabreaba en el GBC y nos íbamos a dar un paseo por las playas para soltar la cabeza o que sacaba unos vasos y unos papeles para hacer pelotillas y elaborar sistemas. El otro día nos juntamos antes del partido que se aplazó. Tengo la suerte de que, aunque ahora sea mi rival, se trata de uno de mis mejores amigos".

Es fácil definir a Laso. Hasta viéndolo por la tele se le puede catalogar de tipo normal o natural. Eso sí, le gusta controlar todo lo que hay a su alrededor. "Es muy competitivo en todo. Juegues a lo que juegues, odia perder y eso lo ha transmitido en el Madrid. Mucha gente puede pensar: como ya ha ganado tanto, no tiene hambre. Yo le he llamado alguna vez tras un título, ¡buf! Por ejemplo, después de uno, nos enfrentábamos a ellos con el GBC, quise felicitarle y me soltó: 'Sí, sí pero en cuatro días nos vemos con vosotros'. Es tu colega pero te quiere ganar a toda costa". Lolo ya detectaba este carácter cuando como espectador le veía jugar con el Baskonia a los mandos del puesto de base. Su gen competitivo es brutal".

Pero esa personalidad bondadosa de Pablo no quita para que se hayan hecho famosas sus broncas en los tiempos muertos. "El siempre ha escuchado un montón. Hablan mucho de las 'Lasinas', que parece que han nacido en el Madrid. Me he comido unas cuantas en Donosti, siguen siendo las mismas con otro tipo de jugador. Le pueden tildar de sargento cuando le oyen esas 'Lasinas', pero no reflejan lo que es Pablo. Los que hemos trabajado con él, incluyendo los jugadores, sabemos que es muy cercano", prosigue Encinas. También se le conocen tics de complicidad, como con Abalde el domingo, pidiéndole consejo contra el Valencia, ya que el alero ha militado en el equipo taronja estos años y los conoce de sobra.

Estar al lado de Laso y ahora Mumbrú, dos grandísimos exjugadores, sirve para establecer paralelismos. "Han estado a un alto nivel muchos años y se entienden muy bien con el jugador, como el otro día con Abalde en el tiempo muerto. A Pablo le encanta hablar con el jugador, saber cómo se siente, y no le importa que opine", refleja. Lolo estaba destinado a ser un gran entrenador, aunque por detrás de otro principal. Con ese nombre (aunque el real completo es Lorenzo) el baloncesto te apadrina con cariño, gracias a Lolo Sainz. Además, el ayudante de Mumbrú es seguidor acérrimo de la Real Sociedad y está como loco con su equipo del alma, líder en LaLiga.    

Ahora estamos en una época dulce para el técnico vitoriano, pero el inicio no fue tan sencillo. Cuando fue presentado al frente del Madrid hasta hubo una pequeña manifestación en el  Bernabéu para protestar por la llegada de un preparador de perfil bajo. "Ya lo he contado alguna vez. Cuando vi aquello, le llamé por la noche y le dije: 'Pablo ¿dónde te has metido? ¡Con lo bien que estabas aquí en Donosti! Y me suelta: 'Tranquilo, si había gente es que les importa el baloncesto. Ya verás como consigo dar la vuelta a esto'. Pensé: menudo jaleo en el que se ha metido este pobre hombre". Fue muy importante para él su primer título, aquella Copa con el Madrid. Yo me acuerdo de que me estrenaba en el torneo, con el GBC. Ahí empezó la gran era Laso en el Madrid". 

Como Laso era base, casi todos los directores que juego que han crecido bajo su tutela han crecido una barbaridad, quitando Laprovittola. Encinas no se olvida por ejemplo de Javi Salgado, al que tiene cerca pues está también en el cuerpo técnico de Miribilla. "Cuando estaba en el Bilbao Basket, lo quiso a toda costa para el GBC. Su conexión en pista era una delicia. Con los bases siempre ha tenido algo especial. Para él ese puesto es vital. Javi siempre dice: 'Con Pablo me arreglaba muy bien'. Han ido y van a seguir aterrizando unos cuantos en la NBA después de pasar por sus manos". Palabra de amigo. Y rival.