Calathes apunta, Abrines ejecuta al Baskonia; el Barça, a la final

El baloncesto actual no es tan diferente al pre-coronavirus. Está claro que el ambiente es extraño. Hay pocos decibelios en los pabellones. Los gritos de jugadores y entrenadores han sustituido a los canticos, ánimos y protestas de los aficionados. Pero hay cosas que no cambian por mucho que lo haga el entorno: las estrellas lucen cuando se les permite. ¿El ejemplo? Álex Abrines. El alero realizó su mejor interpretación desde que regresó al Barça en el verano de 2019 con 19 puntos, 5 de 7 desde el triple. No había anotado tanto desde noviembre de 2018 cuando apuraba sus últimos pasos en la NBA con Oklahoma City Thunder: 21 ante Atlanta.

Y lo más bello, es que lo hizo disfrazado de relámpago y en un día grande, en las semifinales de la Supercopa ante el TD Systems Baskonia. Con un Barça tambaleante y empate en el marcador del tercer cuarto, Abrines tiró de muñeca. Del 42-42 al 42-55 todos los puntos tuvieron su firma. Tres triples en 53 segundos. 13 tantos en poco más de cinco minutos sin replica, del 6:41 al 1:36. Anotaría otro triple y cerraría el periodo con 16 puntos en 8 minutos y un impoluto 4 de 4 desde la larga distancia. Nada mal para la vuelta al colegio.

Fue un golpe duro para el Baskonia, que supo reaccionar para insuflar vida al choque. Lo hizo todo el partido con la fuerza de un campeón, la verdad, aunque fue un quiero y no puedo. Unos latigazos violentos que le dejaban constantemente cerca de su víctima en Valencia, pero insuficientes. Muchas veces por las virtudes azulgrana, otras por sus errores, tres (tontos, inoportunos, ansiosos) para ser exactos en el tramo final del partido. Perdieron solo de cuatro tras empezar el último cuarto 15 abajo. Un consuelo que no sé si sirve de mucho.

La presentación de Calathes

El Barça inició la refriega cumpliendo Jasikevicius su palabra: taponó la velocidad de Baskonia (solo permitió dos puntos al contraataque en la primera mitad) y dio oportunidad a algunos de los menos habituales con Pesic: Bolmaro salió de titular y Smits estuvo en cancha diez minutos. El argentino, aún con camino por delante, ofreció garra y energía en una defensa que fue de hierro durante los dos primeros cuartos. Solo permitió al Baskonia 28 puntos y no superó las dos decenas hasta pasados 17 minutos. En esos instantes, el Barça ya viajaba cómodamente en el marcador: 22-33 con Calathes gustándose.

El griego, el fichaje estrella este verano en la Liga Endesa, ofreció lo que es. Nada más y nada menos. Un cerebro prodigioso sobre una cancha con más miedo que vergüenza en el lanzamiento. Veamos, repartió 8 asistencias (dos a Abrines en su estado Zen) y anotó 4 puntos con un 2 de 4 de uno, 1 de 4 de dos y 0 de 5 de tres. Se le vio incluso con cierto temor en alguna penetración clara. Es lo que es. Ninguna sorpresa.

La resistencia del Baskonia cuando más llovía provino de Dragic y de Alec Peters. Giedraitis mostró destellos con 12 tantos durante todo el encuentro. Sin embargo, la reacción llegó con Vildoza y Henry. Los veteranos del Baskonia. Los líderes sin Shengelia. Amasaron 22 tantos entre los dos (17 en la segunda parte) y situaron a los vitorianos a entre cuatro y cinco puntos en tres ocasiones (61-65, 64-69 y 66-71). No se llegó a más porque al estadounidense se le salió un triple de dentro, erró un tiro libre de un 2+1 y recibió un tapón cuando la canasta era un hecho y el tiempo moría de Davies, que redimió todo su encuentro en esa acción. La primera estocada es a favor del Barça, que jugará su 12ª final de la Supercopa. Aún quedan más duelos por delante.