Y Rafa Martínez volvió a llorar de emoción en La Fonteta

"Quedan dos minutos, acabad bien, jugad bien". Ese imperativo salía de boca de Mumbrú en un tiempo muerto en el inservible Unicaja-Bilbao Basket. Como en otros muchos partidos que dejan caer el telón de un año en los que no hay nada clasificatorio en juego, lo importante estaba más en los gestos que en las canastas. Por ejemplo, la preciosa despedida a Rafa Martínez. Nada que ver con la tributada un año atrás, con La Fonteta viniéndose abajo por toda la gente, su gente, rompiéndose las manos de tanto aplaudir. Esta vez el homenaje se escuchó con la afonía de una platea desierta. Se rindieron a la leyenda de Santpedor sus compañeros, los rivales del Unicaja, los jugadores del Tenerife que esperaban para la siguiente función... y hasta afloró alguna lágrima del gran protagonista. Otra vez llorando. Parece una tradición ya de junio. Debe decidir si lo deja o busca un último baile en su querida Manresa. "Parece que sea tradición aquí en Valencia lo de la ovación. Mi futuro depende de las rodillas, de momento me voy a mi casa. La decisión que tome será la mejor para mí", confiesa. "Si al final se va, lo hace en un sitio bonito, donde ha sido el buque insignia, lo merece", expuso su entrenador, feliz por este reto de estrenarse en un banquillo de ACB y haber sacado nota. Los que se van de Bilbao de la mano del escolta son Schreiner, el pobre con una muleta por haberse lesionado en esta F12, Sergio Rodríguez y Cruz. Y habrá que ver qué pasa con Lammers, porque el Alba de Aíto apuesta por ficharlo y la cláusula que tiene en el RETAbet (intentaba subírsela y ampliar otro año más) es muy asequible. El último partido tuvo el componente sentimental también de ver a Brown, tachado de estos cinco partidos por una lesión cuando el equipo volaba en la fase regular. Queda la espina de saber qué habría sido de esta gente a pleno pulmón, como estaba antes de la pandemia.

Rousselle, el mejor del RETAbet en esta fase final, era el más decidido, en el tiro y a la hora de buscar el aro en el uno contra uno. El Unicaja subió un punto la exigencia física, estuvo más activo de brazos y se fue a por la victoria para cerrar el curso con una sonrisa. Los instantes finales sirvieron para rendir tributo a un grande. A Rafa Martínez. "Estoy muy contento de cómo me han tratado en el club y la ciudad". Tan bien como tú has tratado al baloncesto, Rafa.