Coronavirus: el conflicto de los salarios llega a la Euroliga
Un mánager general manda una carta al resto de equipos en la que aboga por la cancelación de la temporada o la congelación de los sueldos de los jugadores.
En las últimas 48 horas se han intensificado los movimientos de los clubes de la ACB, que buscan en España fórmulas para una supervivencia económica que la crisis del coronavirus ha puesto en verdadera cuestión. De forma oficial, se ha pasado del aplazamiento de dos jornadas a la suspensión de la Liga Endesa hasta el 24 de abril. Por detrás, una marejada que empuja a la cancelación de la temporada y un margen que, decretada la suspensión, permite a los equipos (un objetivo de los más modestos) negociar con los jugadores o ampararse en un posible ERTE. Los salarios consumen entre el 60 y el 70% de los presupuestos y la situación actual se hace para muchos insostenible si se ponen en la balanza la pérdida de ingresos y el mantenimiento de unos gastos que, por eso, se quieren recortar o anular.
En el baloncesto europeo la situación es similar, claro. De hecho, las ligas pequeñas han optado de forma drástica por la cancelación definitiva de sus temporadas. Ese es el caso de Lituania, Bélgica, Finlandia, Bosnia, Ucrania, Suecia, Suiza, Eslovaquia e Irlanda. En Italia también existe la tensión entre la cancelación, preferida por muchos clubes y jugadores extranjeros, y la esperanza en retomar la Liga que mantienen la Federación y los clubes más poderosos económicamente, Armani y en menor medida Virtus.
En Rusia, el presidente del CSKA, Andrey Vatutin, ha asegurado que aunque no hay partidos, el actual campeón de Europa seguirá con sus entrenamientos y jugando partidos contra el filial. Pero ha dejado claro que los médicos del club tienen la última palabra, en contacto diario con la plantilla, y que quieren reanudar la temporada pero asumen que las cuestiones de salud están por encima de lo deportivo: "Poner plazos al regreso de la Euroliga ahora sería ilusorio". Incluso el gigante ruso habla del efecto que puede tener eso en la situación financiera de los equipos: "Esto afectará a los jugadores y los contratos, conocemos nuestras debilidades y tratamos de arreglarlas. Estamos en contacto con los jugadores, pero esta situación del coronavirus puede desembocar en medidas drásticas". En Lituania ya se dio al Zalgiris como campeón; En Israel, la Liga se ha suspendido y los jugadores extranjeros han emprendido el viaje a sus hogares. Y en Francia, otro ejemplo, el Asvel también ha dado permiso a sus jugadores para dejar la disciplina del equipo, que tiene parada toda actividad con la Liga en suspenso.
Así que la situación en el baloncesto continental es de máxima gravedad y tenía, tarde o temprano, que abrir el debate sobre el futuro de la Euroliga 2019-20, que quedó suspendida el pasado jueves, horas antes de que el director ejecutivo Jordi Bertomeu hablara en una carta de "la situación más difícil en nuestros 20 años" y de un plazo mínimo de regreso fijado para el 11 de abril y que se antoja demasiado optimista en todo caso. La propia competición ha hablado siempre de plazos orientativos. El problema ya es el mismo que en las competiciones domésticas: las pérdidas serán terribles para todos y difíciles de asumir para los equipos con menos músculo financiero de los 18 que compiten este año. Como además la mayoría de estos tienen ya pocas aspiraciones deportivas y en muchos casos han parado sus Ligas y permitido la salida de sus jugadores extranjeros, su apuesta obvia es la cancelación de la temporada... o, como mínimo, la toma de medidas excepcionales que permitan lidiar con los salarios de los jugadores en semanas en las que los ingresos han desaparecido de forma total.
Según el portal griego SDNA, el mánager general de uno de los 18 clubes ha escrito una carta al resto en la que pide que se abra ya la posibilidad de que los equipos puedan congelar los salarios o negociar la ruptura de contratos con los jugadores. Según este planteamiento, los vínculos tendrían validez hasta el 15 de marzo, y así se saldarían económicamente, y en caso de que se retomara la competición se podrían firmar pequeños contratos temporales para cubrir esas nuevas semanas de partidos. Estos son algunos extractos de esa misiva: "No podemos seguir asumiendo pérdidas en venta de entradas, patrocinios y otros conceptos y mantener la vigencia de los contratos tal y como se habían firmado, sin recortes. Entendemos que los agentes de los jugadores y el sindicato (ELPA) no verán esto bien, pero es un momento de que todos seamos responsables y de que hagamos los sacrificios necesarios. En nuestro caso hemos dejado en suspenso los contratos con jugadores y entrenadores hasta ver qué pasa, pero como Euroliga tenemos que llegar a un acuerdo para sacar adelante una situación que esperamos que mejore cuanto antes".
Con equipos como Olympiacos, Zalgiris y Asvel dejando salir a sus extranjeros y la sensación de que el 11 de abril era un plazo demasiado positivo, pronto habrá movimientos serios con respecto a la gran competición del baloncesto europeo donde, una máxima constante en todos los grandes acontecimientos deportivos, todavía se tiene la esperanza de salvar los muebles y poder retomar y finalizar la temporada aunque sea con fechas y formato inusuales.