Las ligas de todo el mundo están parando: baloncesto, fútbol, torneos de tenis, carreras de motos o coches... Europa está en alerta máxima y Estados Unidos ya ha declarado el estado de emergencia nacional. Sin embargo, donde todo empezó, en China, se sale del túnel y se ve la luz. Allí estuvo el foco de este COVID-19, en Wuhan (una de las sedes del último Mundial, el que ganó la España de Sergio Scariolo a los demás gigantes del mundo de la canasta). El coronavirus se extiende por todo el mundo, pero en el lugar donde se originó ya se ha pasado el peor pico y se vuelve poco a poco a la normalidad. 

La CBA, la máxima competición de baloncesto del país, es un buen ejemplo. Fue en la primera en la que se alertó de lo que se podía venir en todo el planeta baloncestístico y así se ha cumplido. Allá por finales del mes de enero, coincidiendo con el Año Nuevo chino, se mandó a los jugadores y demás personal de vacaciones. Con ello, los extranjeros escaparon y se instalaron en sus países de origen sin saber si volverían o no. Las primeras previsiones les daban de margen hasta mitad de febrero, pero evidentemente ese periodo se ha extendido en el tiempo. El matiz es importante aquí: no estaba cancelada, sólo suspendida. Ahora ya hay una orden: que regresen porque se espera que la competición regrese a principios de abril, como informa Jonathan Givony en ESPN. 

Ahora son los contratos, caballo de batalla en este selvático parón, los que pueden suponer el mayor problema. En lo que respecta a la presencia de españoles, Juan Antonio Orenga, Alejandro Martínez o Joaquín Ruiz Lorente tienen obligaciones allí como entrenadores. Es con los jugadores norteamericanos con los que habrá problemas... Mientras algunos como Chasson Randle lograron despojarse de él y otros como Lance Stephenson estaban intentando hacerlo, otros como Ekpe Udoh, Dante Cunningham, Tyler Hansbrough o el mediático Jeremy Lin deberán volver. 

Las instrucciones de la CBA han sido claras: una cuarentena de 14 días antes de volver y presencia en el país cuando ésta se cumpla. Sobre la marcha, aprovechando que todavía quedan dos semanas, se verá de qué manera se compacta el calendario para acabar la temporada. Algunos americanos ya han expresado su negativa a ir, al menos sin información más detallada. Los equipos chinos, que forman parte de un organigrama mucho más cerrado -acorde a la cultura- del que se goza, por ejemplo, en Europa, les han trasladado lo siguiente: de no presentarse, podrían ser vetados de por vida en la Liga y sus agentes podrían perder la licencia para hacer tratos en ella durante dos o tres años. 

China puede servir de ejemplo para ver los plazos, aunque las estimaciones no marcan la evolución sino al revés. Si la CBA vuelve a jugarse el 2 de abril, como se ha reprogramado, habrán sido poco más de dos meses de parón. Es el espejo.