Brotes verdes en el Estudiantes

El Movistar Estudiantes llega al parón de Copa del Rey como colista de la Liga Endesa con 16 derrotas en 21 jornadas, las dos últimas muy dolorosas y calcadas. Frente al MoraBanc Andorra y el Valencia Basket, los colegiales dejaron escapar dos triunfos que parecían amarrados por una pésima gestión de los instantes finales. Si la semana pasada en el Principado, el Estu se autocondenó con cuatro minutos secos en ataque que provocaron un parcial 10-0 en contra y un fallo inexplicable de Kenny Kadji; este domingo en el WiZink Center, los colegiales repitieron secuencia, pero en un lapso mucho menor: recibieron un 0-10 en escasos tres minutos.

“Debemos estar más concentrados en los minutos finales, tomar mejores decisiones y dar un paso adelante de cara al aro en esos instantes. Con eso, que sí depende de nosotros, hoy nos hubiéramos llevado el partido y es probable que el de Andorra también”, aseguró Javier Zamora en la rueda de prensa posterior a la derrota contra el conjunto taronja. El entrenador madrileño cogió hace tres jornadas las riendas de un Estu a la deriva, sin alma y sin rumbo, y le ha dotado de sentido. De corazón y, lo más relevante, de baloncesto.

Defensa y rebote

El Estudiantes de Zamora, al margen de resultados, es otro en comparación al que dejó Dzikic, muy superado por la situación. Defensivamente se ha dado la vuelta al calcetín y se ha pasado de recibir 82,1 puntos en las primeras 18 jornadas a tan solo 71,3 ahora. La mejora es palpable y, lo más importante, el esfuerzo atrás es más constante (genial en ocasiones) en comparación con la etapa del serbio, en el que el equipo alternaba fases de excelencia defensiva con un descenso muy preocupante en sus prestaciones. “Pienso que a lo largo de la temporada hemos defendido muy bien, el trabajo estaba ahí y no ha sido una cosa mágica en una semana”, recalcó Zamora después del triunfo contra el Unicaja.

El rebote es otra de las buenas noticias para los colegiales, ya que en este trío de choques han superado a todos sus rivales. Algo que en el resto de curso solo ha sucedido en cinco ocasiones. Antes permitían 38,5 capturas; ahora 38. Antes se atrapaban 32,4 balones; ahora 40,6. La implicación es mayor en todo el equipo. Se carga con convicción el rebote y no se da ni un balón por perdido.

Jugadores y arbitraje

También se han recuperado jugadores. Nemanja Dangubic es otro, más implicado, con destellos en ataque y bastante sólido en defensa y en el rebote. El mejor Vicedo resurgió contra el Valencia con 14 puntos y un impoluto 4 de 4 desde el triple. Y cuando el capitán está bien, con confianza (algo que no se le estaba dando) da muestras del enorme y aprovechable jugador que es. Adams Sola está teniendo oportunidades y Víctor Arteaga muestra con minutos en pista que su crecimiento aún no ha tocado techo. Toney Douglas, por su parte, va poco a poco a más.

El mayor lastre en esta nueva etapa es la facilidad con que los árbitros le pitan en contra. Contra el Unicaja le sancionaron 29 faltas, 12 de ellas en el tercer cuarto, que se convirtieron en 33 tiros libres para los cajistas, 26 en ese tercer periodo. Frente al Valencia, la situación siguió esa línea: 31 lanzamientos desde la personal para los taronjas tras 27 faltas cometidas por los colegiales. El Estu solo acudió 10 veces y solo les pitaron 13 faltas a favor. Una diferencia abismal que enfada dentro del seno ramireño. “No somos el mejor equipo de la liga, y la clasificación muestra posiblemente todo lo contrario. Hay que aceptarlo. Pero pediría que al menos no nos faltasen el respeto jornada tras jornada ni se rían de nosotros. Muchas gracias”, escribió en redes sociales Javier Cabrerizo, miembro del cuerpo técnico estudiantil. “No voy a decir lo que pienso al respecto, por respeto al club que represento, a la institución que represento que tiene unos valores y una historia que yo sí voy a respetar”, dijo en la rueda de prensa Zamora posterior contra los valencianos.