El Valencia gana dos veces y sigue entre los ocho primeros
El MVP Dubljevic (19 puntos y 7 rebotes) lidera a un equipo taronja contra un Calathes (22 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias) que estuvo a punto de culminar una remontada mágica.
Valencia Basket tuvo 33 minutos de un baloncesto del máximo nivel de Euroliga. Fueron los tres primeros cuartos y los tres últimos minutos de partido. Con un Dubljevic dominador (MVP de la jornada con 19 puntos y 7 rebotes) y un Colom en plan killer (14 puntos y 6 asistencias, en sólo 13 minutos) casi habían sentenciado el partido al final del tercer cuarto (80-64). No había fisuras. Pero en esos siete minutos fatídicos una de las estrellas de esta Euroliga, Nick Calathes (22+10+5) se agigantó hasta quedarse a un soplido de culminar una de las remontadas más sorprendentes de los últimos años. Llegó a empatar con un demoledor parcial de 2-18 al inicio del acto definitivo. Pero ahí apareció un salvador Doornekamp, con un tiro de tres mágico, que despertó a La Fonteta y a todos sus compañeros. Ese triple y la falta que forzó Abalde a Calathes, la quinta, que llevó al banquillo al base, solventó el embrollo en el que se había metido Valencia Basket tras tres cuartos de baloncesto de muchos quilates ante un equipo griego repleto de estrellas de la Euroliga. Tuvo que ganarlo dos veces. Lo mejor de todo es que los valencianos, que estos partidos antes los perdían, mantienen una fe inquebrantable en algo que parecía imposible al principio de la competición, y siguen metidos de pleno en el top-8.
El partido comenzó a todo tren. Ritmo frenético y campo abierto. Doornekamp abrió el fuego desde la esquina, le contestó Fredette con otro triple. Nadie se iba en el marcador. Dubljevic, crecido, movía al gigante Papagiannis para sacar ventaja en la pintura. Así le hizo seis puntos seguidos. Valencia anotaba desde la pizarra de Ponsarnau. Panathinaikos desde el talento de sus jugadores. Calathes, por dos veces, y Johnson volvieron a nivelar antes de un triple de Dubi que ya estaba enchufado. Aún faltaba Rice por unirse a la fiesta con dos canastas y una asistencia repletas de calidad. Un matazo de Ndour redondeó un cuarto de puro espectáculo (27-25).
El ritmo frenético no paró tras el primer parón. Johnson empató de inicio, pero el Valencia estaba desatado. 15 puntos seguidos (con un triple de Colom y dos de San Emeterio) sólo trufados por una trabajada canasta de DeShaun Thomas pusieron la máxima ventaja (42-29, min 15). Dubi hacía lo que quería bajo los aros (15 puntos y 6 rebotes en la primera mitad). Pero el veterano Rice decidió cortar la sangría con ocho puntos consecutivos. Los taronjas se apocaron un poco con el clínic de tiro del americano y se les vio algo descolocados en los tres ataques siguientes. Panathinaikos se puso a tres y robó un balón para ponerse a uno en un contraataque, 3 contra 2. Pero a DeShaun Thomas se le escurrió el balón de las manos y en ese instante al Valencia parecieron volverle sus poderes. Abalde en 2+1; Vives, de tres; y Colom, en 2+1, volvieron a echar carbón a la caldera de La Fonteta. Con una puntuación NBA (55-45), se llegó al descanso.
El Panathinaikos salió de otra manera del vestuario, sabedor de que a ese ritmo, Valencia le estaba pasando por encima. Las máximas estrellas del equipo, Calathes y Fredette, asumieron galones de inicio. Los locales se atrancaron un poco. Pero Vives y Labeyrie, desde el perímetro, mantenían a duras penas, la ventaja. Los griegos se habían puesto muy serios. Tanto que con Calathes repartiendo juego y Rice anotando se llegaron a poner a tres puntos (65-62). Pero el Valencia veía el aro como una piscina. Un vendaval ofensivo. De ahí al final del tercer cuarto un parcial de 15-2 (con cuatro triplazos seguidos) se lo ponía a los griegos casi imposible (80-64).
Casi. Porque el Valencia se apagó de repente y el Panathinaikos empezó a meterlas de todos los colores. Increíble pero cierto. Por un momento, recordó a aquel partido de la final de Eurocup ante Unicaja. Se mascaba la tragedia. Había un tapón en el aro griego y Calathes llevaba puesta la capa de Superman. Punto a punto, el parcial se fue hasta el 2-18 con una canasta de Calathes que ponía el 82-82 (min. 37). Ahí apareció el canadiense Doornekamp, fundamental, con un triplazo que limpió las telarañas del aro. Crucial. El testigo lo recogió Abalde, gris hasta antes del último minuto y medio. El gallego forzó la quinta de Calathes y los griegos parecían diluirse pero Rice, con un 2+1, volvió a poner el 88-87. Pero faltaba alguien para acabar de rematar la faena. El MVP de la jornada en la Euroliga. Dubljevic sacó a bailar a Papagiannis, le forzó la quinta y anotó la canasta. Falló el tiro libre pero cogió su rebote, a falta de 52 segundos. Abalde puso el broche por fin con un matazo y una entrada a canasta que tumbó definitivamente a los de Rick Pitino.