HORNETS 115-BULLS 116

Increíble Zach LaVine: 49 puntos, ¡13 triples! y una remontada alucinante

Los Bulls perdían por siete a falta de 26 segundos y se llevaron un triunfo milagroso de Charlotte, donde LaVine maravilló en plena crisis con Jim Boylen.

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La Regular Season de la NBA, un océano de 1.230 partidos, tiene estas cosas. Sucede, en los lugares más insospechados y en los momentos menos previsibles, lo increíble. Lo imposible. A veces, literalmente: los Bulls ganaron (115-116) un partido que tenían completa, total, absolutamente perdido en el Spectrum de Charlotte. En casa de Michael Jordan, un equipo a la deriva salvó una situación irresoluble empujado por Zach LaVine, un escolta cuyo juego esta temporada está dejando mucho que desear y que venía de, la noche antes, ser sacrificado ya en el primer cuarto de la derrota incontestable ante los Heat por Jim Boylen, un entrenador de vieja escuela y métodos anticuados que no parece precisamente en comunión con un vestuario joven e inexperto. Los problemas de los Bulls seguirán ahí. LaVine seguirá siendo irregular y seguirá defendiendo con la mirada, Markkanen continuará perdido (esta vez 3 puntos, 1/9 en tiros y solo 24 minutos en pista) y Wendell Carter (17 puntos, 11 rebotes) se verá obligado a ejercer de veterano sin serlo. Pero, por una noche al menos, los Bulls se sintieron los reyes del mundo.

¿Qué pasó? Es difícil de explicar incluso después de ver un par de veces lo últimos minutos. Los Hornets ganaban 108-100 a falta de un minuto, 112-105 cuando restaban 25,7 segundos y 115-110 a diez de la bocina. En ese último minuto los Bulls anotaron 16 puntos, con tres triples de LaVine, una mezcla de fortuna y hambre que acabó en una secuencia increíble: triple de Satoransky (115-113) y pérdida tras saque de fondo (cuando solo tenía que esperar la falta) de un Devonte' Graham perseguido por Coby White, Arcidiacono y el propio LaVine, que se acabó llevando la bola, driblando a lo que se encontró por delante y anotando el triple ganador. Realmente increíble, como su partido. Horas después de ser enviado al banquillo y de expresar públicamente su desencuentro con Boylen, firmó (la Regular Season tiene estas cosas) 49 puntos con un histórico 13/17 en triples. Solo Stephen Curry y Klay Thompson (que sumó 14, precisamente ante los Bulls) habían llegado a esa cifra en un partido y solo Curry había, hasta hora, superado el 75% en triples tirando al menos 15. LaVine, con un 76%, se une a él después de una actuación extraordinaria, inexplicable si se atiende al contexto del partido y de su situación personal.

El otro gran héroe, junto a las fuegos articificales de LaVine y el trabajo en los cimientos de Carter, fue Coby White, el rookie que jugaba antes casi toda su familia (drafteado desde North Carolina) y que terminó con 28 puntos, un 12/19 en tiros y, según la estadística, el robo final en esa confusa jugada en la que los Bulls apretaron a Graham, que había sido (18 puntos, 10 asistencias), el arquitecto junto a Rozier (28+5) y Marvin Williams (21+5) el arquitecto de lo que parecía un triunfo seguro. Pero la NBA tiene estas cosas... y los Bulls ganaron para igualar el 6-11 de los de Carolina. Sus problemas no van a desaparecer, no con Boylen en el banquillo, pero esto supone una tremenda alegría, desde luego, en un vestuario bien necesitado de ellas. Que le pregunten a LaVine, ya el hombre de los trece triples...