NBA | RAPTORS 104 - WARRIORS 109 (1-1)
Los Warriors firman un parcial de 0-18, remontan e igualan la serie
Llegaron a perder de 12 en la primera parte, pero una magnífica segunda mitad recordó por qué son uno de los mejores equipos de la historia.
Un equipo no gana tres anillos y llega a cinco finales consecutivas de cualquier manera. Tienen que tener calidad, experiencia, corazón y un plan de juego capaz de abrir cualquier defensa que se les ponga por delante. Incluso esta de los Toronto Raptors, que en el primer partido y medio de la serie amenazaba con desfigurar la imagen ofensiva de un conjunto arrebatador. Los Warriors tiraron de todas esas cualidades en una segunda parte magistral para dar la vuelta a un marcador y un partido claramente desfavorable y poner el 1-1 en la final.
DeMarcus Cousins fue la sorpresa que se guardó Steve Kerr. Puso al pívot de inicio intentando cambiar las cosas, pero Cousins no está para mantener el nivel en un partido así. A los pocos minutos ya había hecho dos faltas y estaba en el banquillo. Klay Thompson parecía tener uno de esos días señalados, metiendo los 9 primeros puntos de su equipo con la elegancia que atesora. Enfrente un Kawhi Leonard mucho más incisivo que el primer día le daba réplica. Los Raptors tuvieron un conato de escapada (19-13) pero Draymond Green también se enchufó pronto camino de su segundo triple-doble en dos partidos, aunque esta vez con mucha más influencia en el juego de su equipo.
El que a todo esto no aparecía era Stephen Curry. Acabó el primer cuarto sin un solo punto en lanzamientos de campo, 0/3 para él, todos intentos de tres puntos. Los cuatro tantos que consiguió fueron de tiros libres, fallando uno por el camino, algo insólito. Aún así los Warriors comenzaron el segundo cuarto igualados, pero poco les duró. Siakam, VanVleet, Lowry, Marc, Powell... Todos comenzaron a enchufarse en ataque y en defensa y pusieron la ventaja en +12. NI siquiera las faltas personales les sostenían, con los árbitros mucho más inclinados a pitar las infracciones locales (13-7 en ese momento). Curry metió su primer triple a falta de 3:51 para el descanso y en esos 231 segundos finales hizo 12 puntos que dejaron a los Warriors 5 abajo (59-54).
Pero en unas Finales de la NBA no se puede vivir del pasado. Ni aunque sea del más inmediato. Y menos si estás jugando ante los Golden State Warriors. Los Raptors salieron del vestuario más relajados de la cuenta y lo pagaron muy caro. 0-18 de parcial de salida para los campeones, con un Iguodala por fin metido en el juego, el Green que se convierte en pesadilla para los rivales, Thompson a sus canastas desde cualquier sitio y Curry por fin anotando con cierta regularidad. Casi el quinteto de la muerte al completo funcionando como un reloj hizo que los californianos empezasen el último cuarto 80-88 arriba. El partido ya no tenía nada que ver con cualquier cosa que hubiésemos visto hasta entonces.
El último periodo se inició con intercambio de disparos de larga distancia. Lowry e Ibaka contestaban con triples los que antes metía Quinn Cook, que en un momento de lucidez amenazó con romper el partido el sólo. Pero los Raptors, con Marc, Lowry y Siakam con cuatro faltas, se resistían a arrodillarse. A todo esto, Klay Thompson se fue al vestuario con molestias después de caer mal en un intento de triple. Los Warriors mantuvieron su ventaja de diez puntos durante varios minutos en los que a ambos equipos se les encogió la mano.
Pero a falta de 1:07 una técnica de Curry por lanzar el balón por los aires tras una falta que le pitaron a Cousins le dio el último suspiro de vida a los locales. Leonard metió los tres tiros libres, en la siguiente posesión Green (Draymond) perdió el balón y los Raptors se pusieron a dos con un triple de Green (Danny) tras dos rebotes ofensivos. Quedaban 27 segundos y el balón era para los Warriors. Los canadienses se la jugaron a una defensa agresiva y estuvieron a punto de recuperar la bola en un par de ocasiones, pero al no hacerlo se produjeron los desajustes que acabaron dejando sólo a Iguodala. El que fuera MVP en el primer anillo de los Warriors, un hombre con mil batallas a sus espaldas, se cuadró, apuntó, disparó y dio en el corazón a los Raptors. Set y partido.
La serie viaja ahora a Oakland con unos Warriors muy reforzados y unos Raptors que han perdido todo el impulso positivo que traían a lo largo de estos playoffs. Pero que nadie se lleve a engaño. NI unos lo tienen ganado ni los otros perdido. Con Kevin Durant observándolo todo desde las sombras, el Oracle Arena será el siguiente escenario donde se siga disputando la batalla más grande del baloncesto mundial.