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BARCELONA

Cory Higgins, primer fichaje del Barça para la próxima temporada

El escolta estadounidense (1,96 y 29 años) dejará el CSKA Moscú, con quien ganó la Euroliga, y jugará la próxima temporada en el conjunto azulgrana.

Cory Higgins lanza ante la mirada de Gustavo Ayón durante el partido de la Final Four entre el Real Madrid y el CSKA Moscú.
LLUIS GENEAFP

El Barcelona ya prepara la próxima temporada y su primer fichaje es un hecho. El equipo azulgrana ha firmado al base-escolta estadounidense Cory Higgins. El californiano (29 años y 1,96 m) llega tras pasar las cuatro últimas campañas en el CSKA Moscú, conjunto con el que ha levantado dos Euroligas: en 2016 en el Mercedes-Benz Arena de Berlín y este pasado domingo en el Buesa Arena de Vitoria. Higgins es un buen defensor y más eficaz que efectista (14,8 puntos y 49% en triples en 25 minutos esta temporada), con buen pulso en momentos de apuro. 

Un jugadorazo con una historia poco común. Es hijo del exjugador Rod Higgins, que pasó por el Olympiacos en 1993 e hizo carrera en la NBA antes y después (812 partidos). Hasta siete franquicias diferentes, en algunas vivió dos etapas, como en los Warriors (cuando nació su hijo en 1989, que es californiano) y los Bulls. Allí, en Chicago, conoció al más grande, a Michael Jordan, tres años más joven que él y al que llevaba a casa en su año de rookie. Trabaron amistad y Jordan se convertiría luego en el padrino de Cory Higgins.

Cuando papá Rod se retiró fue asistente de Don Nelson en Golden State y en 2004 se convirtió en mánager general de los Warriors. Tres años después, Jordan le reclamaba para su equipo, los Charlotte Bobcats, ahora apellidados Hornets, como en su inicio. Allí pasó siete temporadas como mánager y presidente de operaciones, su amigo Jordan era el dueño y él, uno de los responsables de la plantilla. Entre ambos resolvieron que el joven Cory Higgins dejara Charlotte tras 44 encuentros en dos cursos. Era finales de 2012. A Rod le habían acusado inicialmente de mediar por su hijo, la realidad demostró lo contrario. Higgins se marchó a Rusia, luego a Turquía y triunfa ahora en el CSKA, es una estrella sin estridencias, pero no ha vuelto a la NBA. La puerta que cerraron su padre y su padrino no se ha vuelto a abrir. No aún.