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BILBAO BASKET 93-PALENCIA 73

El Bilbao golpea primero con fuerza ante el Palencia

Demarró al final del tercer cuarto y el rebote le aupó al triunfo final: 1-0. Brown y Lammers, los mejores, y lesión de Zubizarreta. El domingo, segunda entrega.

Grimau tira a canasta ante Lammers
Grimau tira a canasta ante LammersFEB

El primer punto del playoff a la ACB en Miribilla fue a manos del Bilbao Basket con una paliza que eleva como un cohete la moral del favorito al ascenso junto con el Betis. Pero los +20 (techo de ventaja en el partido) no computan cuando salte el balón al aire en la siguiente entrega, el domingo a las 12:30 horas. Fue una tarde-noche de desgaste, de mostrar músculo a través de una plantilla muy superior, pero esto no se gana con los nombres, hay que poner a funcionar a la gente, tener mucha paciencia, dos americanos que están para esto, a la vieja usanza (39 puntos entre Brown y Lammers) y 8.000 aficionados rememorando lo que era el célebre 'efecto Miribilla'. El Palencia empezó blando, pero compitió durante 30 minutos y en el tramo final del tercer acto, claudicó. Comenzó a tener dudas a la hora de elegir y se ahogó con el rebote defensivo. Encima Zubizarreta, un jugador crucial en la construcción del juego, cayó por un esguince de tobillo.

Un playoff a cinco partidos es una carrera larga. Se sabe cuándo empieza pero te puedes tirar dos semanas y media de cruenta batalla contra las mismas caras. En esa sinuosa carretera hacia la Final Four de la LEB Oro, la que conduce a la ACB, la primera curva te puede marcar el resto de la travesía. El 1-0 siempre condiciona: lleva al equipo con ventaja de pista a marcar terreno y al que sale perdido en esa entrega, a acoger con dudas el resto de la serie. Hacía cuatro años que el Bilbao no jugaba un playoff y lo de tener factor pista ya es para el joven club vizcaíno la caraba. Pero no se notó extraño de saque. Fue como un rayo a por la canasta contraria, con Demetrio aceleradísimo y Brown haciendo lo que se pide a un americano en estas circunstancias: tomar responsabilidades, pensar poco y anotar mucho. Carles Marco puso una zona en el primer ataque rival y luego fue salpicando esa disposición para negar el ritmo a los 'hombres de negro'. El 12-4 hacía presagiar que el primer pulso de la ronda de cuartos iba a ser un trámite, pero entró Hermanson, empaquetó un par de tiros (uno de ellos, un 3+1) y cambió la partitura. Luego cogió el testigo Jordi Grimau, de los Grimau de toda la vida: 33-36 tras un triple suyo, la primera ventaja visitante (a 2:50 para el descanso). Al Palencia no parecía amargarle especialmente su debilidad en el rebote (15-3 en el primer acto), pero acabó por mandarle a la lona.

El partido era de cocción lenta. El que no estuviese a la baraja, se perdía la partida. Como Kone, que hizo cuatro faltas en 3:20. Mientras la conexión Salgado-Lammers daba producción de puntos en los locales, el Palencia incidía en el juego entre pívots, algo que tan bien domina Otegui, es el hombre récord de la LEB Oro. Pero el donostiarra no acabó de tirar del carro en ningún instante. Falló tiros al inicio y se desconectó. La cosa se estaba poniendo peliaguda. Palencia tenía muy claro el foco: Grimau y Hermanson, y moverse sin concesiones atrás. El Bilbao dudaba más en campo propio, donde regaló cuatro tiros libres adicionales tras canasta. Pero a veces por el ambiente flota un tal Schreiner, que con una penetración y una bandeja desatascó por completo el encuentro: 67-58 al final del tercer acto. "Son una apisonadora y hemos llegado más justos", valoró un Carles Marco que tuvo hasta un guiño de broma hacia su amigo Paco Vázquez, el inventor del término 'efecto Miribilla' y que se proyectó por el videomarcador animando a los de casa. "Ya le voy a decir, que vaya amigo", se reía.