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NBA | MILWAUKEE BUCKS

Mike Budenholzer se reivindica en playoffs

El técnico de los Bucks ha disipado dudas acerca de su capacidad para dirigir a un equipo aspirante al anillo tras arrollar a los Celtics y avanzar a las finales de la Conferencia Este.

Mike Budenholzer, durante un partido ante los Celtics
Maddie MeyerAFP

Los Bucks están en la final de la Conferencia Este. El equipo de Milwaukee ha arrollado a los Celtics de una manera que pocos se esperaban y se han plantado en la la penúltima ronda de los playoffs por primera vez desde 2001. Ha llovido desde entonces. En ese año, un equipo que tenía en sus filas a jugadores de la talla de Ray Allen o Sam Cassell y que estaba entrenado por George Karl claudicaba en el séptimo partido ante los Sixers de Allen Iverson y Larry Brown.

Ahora las cosas son bien distintas. Si bien por aquella época, el Este se encontraba más abierto que nunca, ahora, y sobre todo después de la serie ante los Celtics, los Bucks son favoritos para llegar a las Finales. Serían las primeras desde 1974, cuando Kareem Abdul Jabbar era el líder del equipo. Casi nada para un equipo que ha vivido una odisea en los últimos quince años, pero que ahora ha encontrado la horma de su zapato y puede llegar a disputar el campeonato.

Uno de los motivos del éxito de estos Bucks recae sobre los hombros de Mike Budenholzer. El técnico, perteneciente a la escuela Popovich, se ha reivindicado en los presentes playoffs. Tras el primer duelo disputado en Milwaukee y que acabó con exhibición y victoria de los Celtics, hablamos mucho de Brad Stevens. De su buen hacer en la fase final y de la capacidad que tiene para hacer a su equipo competitivo en la post temporada a pesar de no firmar buenas regular seasons. Además, lo comparábamos con Budenholzer, que a priori parecía ser todo lo contrario. Un hombre capaz de hacer grandes temporadas regulares pero que se chocaba e el momento de la verdad. Las conclusiones al final de la serie son bien distintas, para que negarlo.

Si bien Stevens no sale especialmente señalado tras la eliminación de los Celtics (todos los ojos se han puesto sobre Irving), el técnico de los Bucks ha salido reforzado y reivindicado de esta ronda. Tras el primer partido, consiguió reforzar moralmente a los suyos, introdujo a Mirotic en el quinteto inicial en detrimiento de Sterling Brown y se llevó el segundo partido de la eliminatoria.

Pero la cosa no se quedó ahí. Milwaukee se llevó luego dos duelos consecutivos en el Garden, un fortín casi inexpugnable en los últimos años y al que Boston llegaba con un récord de 12-1 entre la fase final de hace un año y la de la presente campaña. La última vez que un equipo había conseguido ganar dos partidos seguidos en la pista de los Celtics en playoffs habían sido los Cavaliers de LeBron (siempre LeBron) en 2017. Y los Bucks lo hicieron de manera holgada pera rematar en el quinto partido con otra exhibición y sin dar prácticamente posibilidades a sus rivales.

Nadie (o muy pocos) se esperaban esto. De la misma manera que los aficionados pensaban que los Celtics pondrían la directa en la fase final, muchos también creían que los Bucks, dado el historial de su entrenador, se podrían estrellar en el momento importante del año. Más aún cuando se lesionó Malcolm Brogdon y se les vieron algunas dificultades en temporada regular, sobre todo en la victoria de los Sixers en su cancha. Luego se recuperaron, pero la lesión del escolta y de ese único plan del técnico planteaba dudas. Las carencias de este tipo de equipos salen a la luz en las eliminatorias por el título, y los Bucks tendrían su primer gran examen ante Boston, eliminatoria que se preveía igualada a pesar del 4-0 con el que solventaron la primera ronda ante los Pistons.

Pero no ha sido así. Está claro que Budenholzer no es el Budenholzer de los Hawks. Un equipo también muy sólido en la temporada regular, pero que no era capaz de dar la talla en la fase final, mención especial a la final de Conferencia de 2015, en la que fueron arrollados por los Cavs (otra vez LeBron) sin que el técnico supiera o quisiera cambiar su modo de jugar durante los cuatro partidos que duró esa ronda.

Las cosas han cambiado. No sólo la capacidad de jugar sin Brogdon, esencial durante todo el año, sino también para recuperar mentalmente a Antetokounmpo (al que ha convertido en uno de los mejores jugadores de la Liga) tras un primer duelo en el que acabó desquiciado. Además, ha conseguido frenar a Kyrie Irving en defensa para dejar al base en los peores números de su carrera en playoffs, encontrar soluciones en ataque después del primer partido, acabar con la segunda unidad de los Celtics (ni el retorno de Smart ha cambiado el curso de la serie) y, en definitiva, dar una master class de cómo dirigir una eliminatoria por el título a uno de los entrenadores más prometedores que hay ahora mismo en la NBA.

Ahora llega el último gran examen antes del objetivo: las Finales. Los Bucks tendrán que superar a los Raptors o a los Sixers, y son, visto lo visto, favoritos para hacerlo. Ya no sólo por el nivel de Anteto, ni por las 60 victorias en temporada regular (único equipo en conseguirlo este curso), ni por la posible vuelta de Brogdon (¿Y Pau?). Ahora también los son por acabar (sobrados) contra uno de los equipos por los que todo el mundo apostaba para ocupar el trono de LeBron. El momento de la verdad ha llegado. Y Budenholzer está preparado.