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LIGA ENDESA | JORNADA 30

El Unicaja también golpea a un Movistar Estudiantes sin pulso

Los colegiales suman su séptima derrota en ocho partidos ante los cajistas, que ganan su primer encuentro lejos del Carpena en 2019.

El Unicaja también golpea a un Movistar Estudiantes sin pulso
EDUARDO CANDELDIARIO AS

Otra jornada que llega y otra derrota que suma el Movistar Estudiantes. Nada nuevo bajo el sol, aunque al menos el fin de semana queda libre para los aficionados estudiantiles. Quien no se contenta es porque no quiere. Los colegiales, muy cortos de pólvora sin los lesionados Brizuela y Gentile (en el banquillo con ropa de calle), cayeron de nuevo, por séptima vez en los últimos ocho partidos. Su verdugo en esta ocasión fue el Unicaja, que no hizo nada... porque ni tiene nada en especial ni hizo nada en especial: esperó a que las faltas se acumularan sobre los pocos hombres claves que le quedaban a Berrocal, a que la gasolina escaseara y a que los nervios se adueñaran de la grada y llegaran sin filtro a la cancha.

Y esa amalgama de problemas se sucedieron en dos actos. El primero, en el tercer cuarto, el habitual cementerio estudiantil desde que el tiempo es tiempo. Los malacitanos golpearon con vehemencia, cuando Caner-Medley y Whittington estaban resguardados en el banquillo por sus tres faltas: parcial 2-11 (46-59) sin brillantez, con Wiltjer algo acertado, destellos de Jaime Fernández (silbado en su antigua casa) y algo de contundencia interior con Shermadini. Nada más. Aunque los castillos de naipes no necesitan mucho más para derrumbarse.

La reacción colegial, pundonor y locura por encima del orden y la sensatez, dejó cinco minutos seco al Unicaja y permitió que los locales llegaran al último cuarto con un marcador algo aseado. Del 46-59 al 58-61 con Whittington de punta de lanza: 24 puntos y 22 de valoración al concluir el duelo. Hakanson (16) ayudaba como no se le había visto hacer en toda la temporada y Cook, frustrado y desquiciado con el mundo, resistía como siempre. Clavell era el lado oscuro de la fuerza. Solo un triple de nueve intentos, 2 de 6 desde la personal. Su desesperación se hizo patente con un golpe en la silla del banquillo y con su cabeza gacha al errar su cuarto lanzamiento desde la personal. Todo un poema trágico.

La alegría del Estu murió en los tres minutos iniciales del cuarto periodo, en el segundo acto del drama. Un triple de Salin y cuatro puntos de Lessort pusieron otro más diez para los malagueños (58-68), que ganaron por primera vez fuera de casa en este 2019. La última vez que lo lograron fue el 29 de diciembre en San Sebastián. Desde ese día, enlazaron ocho derrotas seguidas lejos del Martín Carpena... hasta hoy, en su visita al WiZink Center y ante un Estudiantes que solo sueña con que sus rivales por la salvación acumulen desagracias para no tener que ser ellos los que den el paso adelante. No hay más vuelta de hoja, se mire por donde se mire.