Bilbao Basket: segunda plaza y un baño de autoestima

Miribilla bajó el telón de la fase regular con la esperanza de gritar 'The End'. Adiós, el final a esta categoría pisoteada por la propia Federación Española por un altavoz de retransmisiones penoso y con equipos honrados con el pico y la pala pero que no le aguantan mucho la atención a una platea que ha estado tantos años viendo ACB. La próxima vez que abra las puertas le recinto bilbaíno será para ver el playoff. Quién sabe si también apadrina la F4. Antes de eso queda el trámite del Barcelona B, que ya está descendido junto con Araberri tras caer e el duelo directo contra el Prat. ¡Los dos que han perdido la categoría han asaltado este año Mitribilla! No hay nada en juego, ya que la segunda plaza quedó amarrada con una noche de lo más lúdica. Un palizón (93-62) ante un rival, el Canoe, al que no le dolió la herida porque venía aún con la resaca de haber atado la permanencia de forma milagrosa a dos jornadas para acabar; el regocijo de cuatro jugadores con dobles dígitos en anotación; y el estreno de un canterano por fin (Aldekoa vino ya como sénior): en lugar de Dani Martín figuró el júnior Miguel Ruiz, 9 a la espalda y sin el nombre rotulado, un tipo con descaro que rondó la canasta y finalmente lo consiguió a la larga distancia, con sus compañeros y los seis mil paisanos que habían pedido su alineación celebrándolo como si se tratara del ascenso. Le dieron facilidades (De la Rúa pasó el bloqueo por detrás blandamente) y se lanzó el chico tres triples en 1:37. Lo de menos era el porcentaje; lo importante, anotar y lo hizo. En vestuarios le pegaron una buena rapada, no por todo el cráneo, con arte, dejando una cresta. La novatada más llevadera. No fue el único gesto de cariño en una noche de esas en las que la gente se acomoda sin importarle mucho el resultado. El júnior de Mikel Torre se impuso el domingo en la final del Torneo MHL Sports de Zaragoza nada menos que al Estudiantes (71-62) y se les abrazó al inicio. También se aclamó a Mendia (en menor medida también a De la Rúa) en su vuelta a casa y se descorchó el éxtasis cuando al fin anotó, un tiro libre. Y como casi hubo más noticias fuera que dentro de las líneas de juego, se imprimieron billetes falsos con la cara de Garbajosa y se desplegó una pancarta aludiendo a "Si quieres vacaciones, págatelas tú", en alusión a las condiciones leoninas que pone la FEB para conceder la Final a Cuatro que da el segundo billete del ascenso.

Las cuentas marcan que Valladolid, Palencia, Granada y Huesca son los rivales potenciales de los bilbaínos en el playoff, a cinco partidos. El Canoe provoca ternura. Desde su entrenador, un Miguel Ángel Aranzábal que ha ido ascendiendo desde EBA y es todo un debutante en LEB Oro a sus 66 años, hasta cierto aire universitario que adorna al grupo. Sin Tyson Pérez por unas molestias, aguantó cuarto y medio. El rebote y los kilos de Larsen bajo el aro le encogieron, aunque hubo tiempo para mostrar destellos de Gil y Martínez. Ni usaron las faltas para cambiar el ritmo. Los bilbaínos salieron a ritmo alto, con presión a toda cancha y desde el 7-0 su autoridad desenganchó a los amarillos de la velada.

El partido se olvidó por momentos de la defensa y se convirtió en un toma y daca, con Lammers apareciendo ya en ambos lados de la zona. Mumbrú mantuvo la defensa alta y el Canoe jugó la baza de la velocidad, decenas de contraataques, pero mucho de ellos malogrados. Se guardó en una zona ante el chaparrón en la pintura y la diferencia no hacía más que crecer, hasta los 36 puntos. Hubo momentos para probaturas y tiempo para mezclar a los dos cincos (Larsen y Lammers). Las cartas están echadas. Mumbrú tiene los roles muy marcados y tal vez Rigo es el que más se ha rebelado ante un destino que le reservaba el papel de mero especialista defensivo. Ante la falta de confianza de Edu Martínez y la atonía de Huertas, está arañando minutos que le auguran algo de mordisco en el playoff. El equipo llega fino, redondo, con dos bases que se las saben todas aunque físicamente son poquita cosa; un escolta (Brown) que anota fácil y casi discretamente; un tres como Matulionis cada vez más dominante; y una línea de pívots sin igual del Betis para abajo. El partido fue a toda velocidad, en hora y media se ventiló. Este equipo está en buen estado físico, tiene chispa y desarrolló un entrenamiento de calidad con un rival de la categoría. 90 minutos para alzar la autoestima del Bilbao Basket.