Se cumplen 25 años de la Copa de Europa del Joventut
"Este club no solo es baloncesto sino un modo de vida", dijo Zeljko Obradovic, que logró su primera Euroliga en Badalona. La Penya ganó al Olympiacos en Tel Aviv.
A las 21:54 horas del 21 de abril de 1994, la ciudad de Badalona, que había permanecido casi en silencio durante dos horas con sus habitantes pegados a la radio y a los televisores, se lanzaba a la calle para festejar un hito histórico: la Penya había ganado la Copa de Europa.
Atrás quedaba la gran decepción de la Final a Cuatro de Estambul en 1992, donde un triple de Aleksandar Djordjevic derrotó a los badaloneses en la final ante el Partizán (70-71). Un joven entrenador de 32 años, llamado Zeljko Obradovic, lograba la primera de las nueve Copas de Europa (ahora Euroliga) que hoy ostenta.
Zeljko Obradovic llegó a Badalona para sustituir a Lolo Sainz. El destino y una gran plantilla, de la que solo faltaba Harold Pressley de la que jugó la final de Estambul, hizo posible que llegase ese gran momento.
Y llegó en el pabellón Yad Eliahu (La Mano de Elías) de Tel Aviv al derrotar en la final de la Final Four 94 al Olympiacos griego (59-57) para alcanzar la gloria europea. Fue una de las finales más increíbles del baloncesto europeo, ya que un triple de Jordi Villacampa, a algo más de dos minutos para el final, y otro, el decisivo, del mítico Corny Thompson, a 16 segundos para la conclusión, remontaron el 53-57 para el Olympiacos a falta de dos minutos, y establecían el que sería el definitivo 59-57 para la Penya.
A solo 4,08 segundos para el final del encuentro, que serían el período de tiempo más largo de la historia de una competición europea porque se alargó hasta los ¡12 segundos¡, el verdinegro Mike Smith cometía falta sobre otro mito: Zarko Paspalj que fallaba el tiro libre (entonces el sistema era 1+1 y para lanzar el segundo había que anotar el primero) y el balón volvió a manos helenas.
La vergonzosa condescendencia de los comisarios de mesa, el checo Lubomir Kotleba y el israelí David Dagan (cronometrador), permitió que en ese ínfimo tiempo restante fue una pesadilla para los badaloneses.
Tras el tiro libre de Paspalj, el rebote tocó en un jugador badalonés; Rafa Jofresa evitó que el balón saliera fuera por el lateral y lo rechazó hacia el centro de la pista. Allí lo recogió Milan Tomic para lanzar un triple desesperado desde casi diez metros. El rebote lo recogió Paspajl y falló en su lanzamiento y el rebote siguiente lo recogió Roy Tarpley, que también falló su tiro... y, ¡por fin! sonó la bocina. "Conseguimos algo muy grande para el equipo y para la ciudad de Badalona", dijo Tomás Jofresa en la presentación de Spirit of Tel Aviv, un documental de aquel éxito.
Mientras, miles de aficionados tomaban las calles de Badalona y los escasos dos centenares que habían acompañado al equipo a Tel Aviv seguían exultantes en las gradas del Yad Eliahu ante la desesperación de los varios miles de seguidores griegos.
Paspalj (15 puntos y 6 rebotes) fue elegido MVP de la final, pero el que más lo mereció fue el pívot Ferran Martínez con 17 puntos y 10 rebotes, máximo anotador y reboteador de la final. Fue la revancha de Ferran, que no pudo estar en la Final Four de 1992, convaleciente de una operación de tobillo.
El equipo del 7Up Joventut que disputó esa final estaba formado por Rafa Jofresa (4), Jordi Villacampa (16), Corny Thompson (9), Ferran Martínez (17), Mike Smith (6) —cinco inicial—. Tomás Jofresa (5) y Juanan Morales (2). Aunque no jugaron también estuvieron en acta: Dani Pérez, Alfons Albert e Iván Corrales.
Zeljko Obradovic ya tenía sus trucos por entonces. El mismo día del partido les sacó del hotel de concentración y les llevó a visitar el Zoo de Tel Aviv. "No quise que los jugadores pensasen en la final hasta la llegada al pabellón". Y eso fue tan relajante que Tomás Jofresa se dejó las zapatillas que iba a llevar en el hotel. Y tuvo que ser el podólogo del equipo, Xavi Vázquez quien, tomando un taxi, fue a buscarlas y se las trajo poco antes que el equipo saltase a la pista.
Con esta victoria, el Joventut recuperaba el cetro europeo para un equipo español, algo que no sucedía desde 1980, año en el que el Real Madrid de Lolo Sainz ganaba la final en Berlín al Maccabi (89-85). Además, el Joventut había llegado a Tel Aviv sin ser favorito tras eliminar en cuartos de final al Real Madrid en sólo dos encuentros y allí, en la semifinal de esa Final Four tuvo que enfrentarse al Barcelona de Aíto García Reneses.
La fiesta verdinegra siguió después del partido en una desenfadada cena y en el viaje de regreso a Badalona, Mike Smith estuvo abrazado a su camiseta, el número 15, que siempre ha seguido con él. "Con esta camiseta he cumplido un sueño", repetía.
Badalona, una ciudad de 200.000 habitantes en 1992, seguía con su locura. Más de 40.000 personas esperaban a sus héroes el viernes 22 en los aledaños del Palau Olímpic de Badalona y la plaza Josep Tarradellas, donde el entonces alcalde de la ciudad Joan Blanch (fallecido en 2014) recibió a toda la expedición encabezada por el capitán Jordi Villacampa y el presidente del club Lluis Conesa.
Tomás Jofresa y Juanan Morales, el actual presidente de la Penya, se raparon al cero al día siguiente, en una barbería de Barcelona —la misma en la que al pequeño de los Jofresa le cortaban el pelo a cepillo—, como prometieron antes de la final, Además, la plantilla ya había acordado que, dada la situación económica del club, no cobrarían prima por ganar la Liga europea.
Las celebraciones en la ciudad duraron hasta el domingo, día 24, cuando el equipo entraba en la pista del Palau Olímpic, totalmente abarrotado, y el Cáceres de Manolo Flores, su rival de ese día en la liga, le hacía el pasillo de campeones de Europa. Como señaló días después el entonces periodista badalonés de Mundo Deportivo, Jordi Román: "Poder sentirse campeón de Europa es un orgullo que sólo un badalonés puede llegar a comprender".
Pero los buenos tiempos en la Penya empezaban a tocar a su fin. El patrocinador 7Up se retiró al final de la siguiente temporada y ya no volvería a tener un éxito en Europa hasta la conquista de la FIBA Eurocup en la temporada 2005-2006.
Adiós a Obradovic
Mes y medio después de la gesta, la directiva verdinegra, apurada por las deudas, ofreció un contrato a Obradovic a la baja y el técnico dejaba Badalona para entrenar al Real Madrid con quien ganaría la Liga Europea al año siguiente (1994-95).
A pesar de esto, el e técnico badalonés siempre ha seguido ligado a Badalona y la noche del recibimiento en Badalona, con lágrimas en los ojos y ante los miles de aficionados que vitoreaban al equipo dijo: "Somos el mejor equipo de Europa. Este club no solo es baloncesto sino un modo de vida".
"Más que con el título, me quedo con el club y con la ciudad que estaban detrás ya que confiaron en un entrenador joven; con el equipos técnico; con los jugadores; con los directivos... Casi todos son mis amigos y eso lo considero más importante que el triunfo", recordaba tiempo después.
"Llegamos a esa Final Four en la que todos señalaban a tres favoritos. Tensión, sí; presión, no. A partir de ahí, mi misión consistió en tranquilizar un poco a la gente y preparar bien los partidos. Por lo menos salí vivo de aquel abrazo que Corny Thompson me dio al terminar la final", ha recordado Obradovic.