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LIGA ENDESA | 23ª JORNADA | GIPUZKOA 100-BREOGÁN 65

Burjanadze resucita al Gipuzkoa y mete en problemas al Breogán

Partido enorme del georgiano (30 puntos) con la paliza récord de los donostiarras en ACB. Si gana el Murcia, los lucenses, empatados con el descenso.

Burjanadze, ante Lotberg
Burjanadze, ante LotbergUnai Murillo Beltran

Burjanadze tiene 25 años, cumplidos en enero, y mil cicatrices. Fue un niño con sobrepeso que no podía seguir el ritmo de sus compañeros. No disfrutó de su infancia, muy pronto -por la muerte de su padre- tuvo que comenzar a ser un hombre y con 8 años casi se despide de sus sueños a consecuencia de una grave lesión en un hueso del talón por la que sus seres más cercanos perdieron todo lo que tenían. Ha pasado por Sevilla, A Coruña, Andorra y Donostia. Ha vivido un calvario de lesiones y tiene en su espalda, larga como toda la A-8, experiencias que no alcanzarán otros chavales en toda su carrera. Hoy el baloncesto le ha rendido homenaje. El partido del San Sebastián Arena era casi como aquel playout de permanencia extinguido hace una eternidad. Para el Delteco GBC se ofrecía como la última oportunidad de aferrarse a la ACB o, de lo contrario, empezar a planificar un nuevo año en LEB Oro. En el caso del Breogán, un equipo capaz de ganar en casa al supercampeón de Europa (el Real Madrid) en una etapa en la que había que derle siete tiros para abatirlo e incluso encandenó cuatro triunfos, su propio entrenador reflejó días atrás que estaban obligados a ganar al colista porque la cosa por abajo se empieza a poner peliaguda. Y más que se encendió posteriormente con las victorias de Fuenlabrada y Granca. Aquí todos van sumando. La ausencia de Norel, precisamente en este partido tenía un día muy especial por el regreso a una pista que le llevó casi al cielo, la salida hacia Andorra del temporero Jerome Jordan y la lesión de su recambio (el sustituto del sustituto) Dragicevic han dejado a este equipo desnudo bajo el aro y sin un referente en momentos crudos. El averaje (+12) quedó triturado. Han sido 12 años de intentos de regreso a la élite y toda una ciudad alentando detrás; una vez logrado, eso pesa mucho.

Los socios donostiarras se frotaban los ojos, no daban crédito al partido más cómodo en muchos meses. Su equipo no encontró rival en un marcador de otra época, casi de cuando Laso entrenaba a los guipuzcoanos. Bueno, exagerando, el curso pasado se llegó a la centena ante Obradoiro y Estudiantes, pero, claro, era un ejercicio con un Norel sano, Clark, Chery, Swing, Van Lacke con un año menos... gente de esa acostumbrada a encestar. Es la mejor anotación del curso, superando los 92 que tenían anteriormente, la quinta más abultada de la historia del equipo y la victoria más amplia en la Liga Endesa, superando el +34 en el partido contra el Sevilla en la segunda jornada de la 2017-18 (94-60).

Se notaba quién se jugaba más, aunque en realidad para los dos era un día a vida o muerte. Dani Pérez y Burjanadze empezaron a abrir el camino y desde ese buen engrase, comenzó a salir todo rodado. Si algo tiene este Breogán es que se trata de un equipo blandito y dejó creer a un colista que olió la sangre y fue a por la presa. El georgiano, jugador muy irregular, sacó su versión NBA: fue puro espectáculo desde la pintura y también en el triple mientras que los celestes se agarraban a Brown como único argumento. Beqa estableció un nuevo tope personal en puntos en la Liga Endesa: 30 (diez por encima de su anterior tope, con el Andorra), y 37 de valoración (su techo estaba en 25, este año ante el Murcia).

El descanso parecía la mejor salida para un Breo que no lo podía hacer peor, era una verdadera debacle, se marchó a vestuarios casi veinte puntos abajo y ganar en Donostia quedaba para la segunda parte como una posibilidad casi épica. El segundo tiempo mantuvo el rol de cada equipo, el Delteco seguía funcionando de maravilla en ataque y el Cafés Candelas se desorientaba en la pista sin saber qué hacer para encontrar el aro local. Burjanadze siguió a lo suyo, encestar y jugar con acierto, y dos puntos suyos elevaron las diferencias por encima de los 32 puntos (65-33), marcador que hacía imposible e impensable cualquier reacción de un conjunto lucense al que le iba a sobrar el resto del encuentro.

Al Gipuzkoa las caras nuevas le han dado un cambio de dinámica: Rebec y Zeisloft aportaron diez puntos y una sensación de nueva era. El primero, inédito hasta ese momento, se enchufó en el tramo final de este período y elevó todavía más las rentas, evitando cualquier reacción visitante, con un tope de 39 puntos de diferencia que finiquitaban virtualmente el choque. El último cuarto fue un paseo para los guipuzcoanos que, ante una hinchada algo más numerosa que en ocasiones anteriores, celebró su quinto triunfo de la temporada como si valiera un título, a pesar de los esfuerzos de Uriz, brillante en el retorno a la que fue su casa durante inolvidables años. Meter 100 puntos con este GBC solo se entiende por dos variables: el amor propio de un equipo en el que Corbacho no jugó por molestias, Sekulic se quedó en 4 y Van Lacke, otro de sus pilares, ni anotó; y, por otro lado, la aceptación breoganista de la humillación sin rechistar.