Darío Brizuela oposita para el Mundial de China en Riga
El donostiarra, 17 puntos, y Quino Colom, en un gran último cuarto, sellan ante la victoria de una España ejemplar (62-67) que dio una lección de ética y orgullo.
Su descomunal partido no debe esconder otras conclusiones. La primera, la tremenda profesionalidad del equipo técnico en la preparación del partido. Sergio Scariolo y sus ayudantes mantuvieron contacto con los equipos de Euroliga para saber si Smits (Barcelona), Strelnieks o Timma (Olympiacos) llegarían a tiempo al partido. Era fundamental para diseñar un buen plan de partido cuyo resultado se pudo ver en los dos primeros cuartos. España llegó a tener 19 puntos de ventaja (14-33), en una nueva exhibición defensiva del técnico italiano, que se permitió el lujo de hacer debutar a Carlos Alocén.
Como en otros partidos de las Ventanas, España se fue quedando paulatinamente sin puntos en los bolsillos. Letonia empezó a acercarse peligrosamente con el aliento de su púbico pero esta vez Scariolo se había guardado un comodín. Quino Colom estaba más descansado que, por ejemplo, el día de Turquía, cuando falló el último balón. Su contribución en el último cuarto fue fundamental. Al partido no le faltó ni la moda de la semana. Con 60-61, el Instant Replay le dio un balón extra de banda después de un balón peleado por un titán, Sebas Saiz. Fue entonces cuando Colom enchufó un triple lateral y Brizuela entró como un bisonte contra el aro letón. Scariolo selló el partido con una zona de manual y España se fue de Riga con una victoria que sabrán apreciar quienes saben todo lo que costó coser esta extravagante pero finalmente feliz historia de las Ventanas.