El Madrid pasa las de Caín, pero va a la caza del Fenerbahçe
Los blancos vencen en los últimos segundos tras ceder ante el Darussafaka 15 puntos de ventaja. Llull jugó 2:52 y se sentó con molestias. Campazzo, 31 minutos; Prepelic, 10 puntos.
“Tenemos una cuenta pendiente con las primeras partes”, decía Campazzo en la previa. Y la saldaron en el Volkswagen Arena, pero abrieron otra cuenta con el último cuarto. El Madrid mandaba por 15 a falta de 11 minutos (matazo de Randolph para el 55-70) y acabó pasando las de Caín para ganar. Encajó un parcial de 27-12 que igualó el duelo a 82 a falta de 38 segundos tras el sexto triple de Toney Douglas (27 puntos), que hasta ahora promediaba uno y medio por jornada. El Darussafaka acertaba desde la línea de tres en la segunda parte (10 de 17) lo que había fallado en la primera (2 de 8). Además de Douglas, surgió Ozmizrak, un secundario, y Jeremy Evans hizo bastante daño bajo el aro. El ganador del concurso de mates de la NBA en 2012 firmó 18 puntos, 12 rebotes, 3 robos y 3 tapones para 31 de valoración.
El Madrid dejó muy mal sabor de boca en el desenlace, puro contraste con los tres primeros cuartos, pero al menos supo cerrar la victoria cuando todo eran interrogantes. Lo hizo con dos tiros libres de Tavares y una interceptación defensiva de Randolph. El americano tapó con su cuerpo en pleno vuelo la entrada algo suicida de Douglas que pretendía forzar la prórroga. Ahí se acabó todo, con eso y el acierto de Campazzo desde la personal.
Llull no estuvo en los momentos calientes, ni casi en el partido. A posteriori supimos que había sufrido molestias en los músculos aductores durante la semana y no se sintió bien desde que pisó el parqué. Tras una entrada y solo 2:52 en pista pidió el cambio. Ante la falta de recambios en el puesto de base y el final en el alambre, Laso estiró la presencia de Campazzo hasta los 31 minutos. Ahí tiene el Madrid el único lunar de una plantilla para grandes galas.
Las rachas de Prepelic y Thompkins
Kuzmic volvía a una convocatoria y se quedó sentado en el banquillo. Y Prepelic estuvo bien, muy bien en el segundo cuarto (sus diez puntos vinieron entonces, la mayoría como escolta, aunque con buen manejo de balón y castigando al rival con sus penetraciones más que con el tiro); pero no en el último. Igual que Thompkins, que lo bordó en ese segundo acto (13 tantos en 7:56) y luego se quedó frío, como su equipo. La irregularidad y las lesiones son el peaje a pagar por la tiranía de un calendario excesivo.
El Real nos había regalado una puesta en escena magnífica, muy concentrado y efectivo en ataque, donde limitó las pérdidas, movió el balón con criterio, lanzó aún mejor y se aplicó a buen nivel atrás. Randolph dejaba otra de sus salidas fulgurantes, mientras que Tavares descabalgaba al imponente Michael Eric. El tercer cuarto fue el de Carroll, ya con ritmo después de un mes fuera. Fresco y explosivo.
El Madrid las pasó canutas, algo normal en esta Euroliga, pero aprovechó el traspié del Fenerbahçe en Múnich y va a la caza del líder. A solo un triunfo de los de Obradovic y con el duelo de vuelta en el Palacio (65-63 en Estambul), aunque el próximo viernes visitará la guarida del CSKA. Lo que tiene ya asegurado es el billete al playoff y casi, casi el factor cancha en cuartos. Cinco victorias más que el quinto, el Barcelona, a nueve jornadas del final. Un mundo.