El Bilbao Basket también sabe ganar partidos de exigencia física
Triunfo ante el duro Valladolid, con Larsen imponiendo su ley bajo el aro y Brown clavando la puntilla. Hasta los últimos cuatro minutos hubo incertidumbre.
El Bilbao Basket tenía un papelón en Miribilla. Había perdido en su anterior compromiso al calor de su gente, ante el Huesca, y dos tropiezos seguidos en casa están prohibidos para esta plantilla, bajo amenaza de deportación inmediata. Al menos hubo una transición dulce por A Coruña. Si hace una semana fue Aranzana el que planteaba el examen, esta vez era el Carramimbre Valladolid (colíder también con 4-1) dirigido por un Paco García que se las sabe todas y domina una amplia gama de colores en esto del baloncesto: ACB, las dos principales LEB, categorías inferiores de la selección española y hasta el basket brasileño. Su plantilla no hace florituras, nunca se va del partido y va subiendo marchas en cuanto a dureza hasta cerrar cualquier vía hacia la canasta. Tienen muy claro su esquema: De la Fuente y Alex Reyes (apellidos ilustres que delatan su procedencia de padres con solera) para el ataque y un batallón de obreros para todo lo demás. Compiten hasta el último segundo y, sobre todo, tenían claro que debían aguantar la salida ventosa de los vizcaínos. Al final se les hizo larga la mañana.
A los árbitros les superó el paisaje cuando este se endureció, en el segundo tiempo. No pitaban los hachazos que se iban propinando en una línea de dureza creciente y veían faltas en toques leves. El Bilbao Basket, que tuvo tres opciones para romper el partido, dejó pasar la oportunidad como de costumbre. Pero cogió el tren de la victoria en el momento oportuno. Martínez, como cuatro, metió un triple para el 70-61 que dejaba muchas cosas claras. No tendrá el músculo de otros, pero la plantilla de Mumbrú es enorme y la veteranía es un grado en estos finales. Lammers intimidó lo suyo bajo el aro. El equipo, con Schreiner echando un pitillo mientras manejaba los resortes, maduró la fruta para recogerla a falta de cuatro minutos. Fue más clarividente cuando había que ponerse las gafas de ganar. Sobre la bocina, Larsen, el mejor de la matinal bilbaína, agarró la bola por encima de un rival, por detrás de él, y la lanzó como buenamente pudo. Bingo: 78-71. Luego el Carramimbre agotó la siguiente posesión sin tirar y Brown, otro que tal baila, que va cogiendo la tecla que mejor suena en esta LEB, acertó un triple para olvidar los sudores. Hasta hubo tiempo por parte de los dos banquillos para pensar en el 'average'.