El Madrid gana una Supercopa europea improvisada
Los blancos destrozaron en el estreno al Darussafaka, campeón de la Eurocup. El quinteto formado por Llull, Causeur, Taylor, Randolph y Tavares fue imparable. 109 puntos.
El campeón de Europa alzó el telón de la Euroliga en el Palacio ante su gente. Al otro lado, un Darussafaka turco de vuelta a la élite tras ganar la Eurocup. Así que sí, el duelo era una Supercopa continental improvisada sobre la marcha y sin trofeo, aunque con resultado de NBA: 109-93 (38-31 en el tercer cuarto).
Pronto quedó claro que no habría sorpresa. Como en una carrera de medio fondo, el favorito apretó al escuchar el pistoletazo de salida y una vez bien situado evitó riesgos y lo controló todo. “Son peligrosos”, decía Laso en la previa, antes de inaugurar su octavo curso continental en el banquillo blanco y de recibir en el parqué el premio Gomelsky al entrenador del año. Galardón creado en 2004 y del que ya lleva dos, igual que Messina. A uno de la leyenda Obradovic.
Alertar del peligro del rival, “con gran capacidad atlética” (Jeremy Evans ganó el concurso de mates de la NBA), era una lectura precavida, atendía más al potencial individual de los de Ahmet Çaki que a su amenaza actual como equipo. Porque como bloque, está aún en calzones, buscando el resto de la ropa para ir bien vestido en esta Euroliga de etiqueta.
Los mejores minutos llegaron al inicio de cada parte, con el mismo quinteto, con Llull, Causeur, Taylor, Randolph y Tavares calcando actuación. O casi. Taylor tenía el toque calibrado y no fallaba una (13 puntos), y añadan lo que siempre aporta. Llull se hinchaba a repartir asistencias (8) y se guardó una mandarina para endulzar el bocinazo del tercer cuarto desde más de diez metros. Causeur no la embocaba de dos pero a cambio era casi infalible de tres (3 de 4) y de propina frenaba a McCallum, el mariscal de campo turco, que solo se desató al final con la batalla ya perdida. Tavares volvía a ir de menos a más y Randolph, otra vez fino y centrado, lo bordó (16 tantos). Conectó bien con Tavares, en general, muy atento a sus compañeros (3 pases de canasta). Del 20-9 del minuto 6 al 80-56 del 26. Ese quinteto fue el que aplastó al Darussafaka, y luego vimos destellos de Campazzo, Carroll y Reyes.
Kuzmic tuvo algún movimiento de clase y fuerza, aunque sufrió en varios rebotes. En una jugada en concreto cedió tres rechaces defensivos y perdió un balón en el saque de fondo inmediato para un parcial relámpago de 0-5 que permitió al Daçka incorporarse algo, tampoco mucho. El serbio anda a la caza del ritmo perdido, un año sin jugar no es cualquier cosa y más para un tipo de 2,14. El último cuarto sirvió para exhibir el músculo de la plantilla, llámenlo rotación, y para que la grada apostara por cuántos puntos se rebasarían los cien: 101-75 en el minuto 33, 109 al final, a seis del récord en Europa de la era Laso.