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FINAL ACB | BASKONIA 78 - REAL MADRID 83 (1-2)

Carroll resucita al Madrid y le da una victoria de campeonato

El escolta apareció al rescate cuando el Real no veía aro y había encajado un parcial de 12-0 (72-65). Partidazo de Doncic y cinco tapones de Tavares. El martes, el cuarto.

Poirier y Tavares.
Poirier y Tavares.PAULINO ORIBEDIARIO AS

En uno de los mejores ambientes baloncestísticos de Europa, el Madrid firmó una victoria de campeonato que le coloca a solo una más de su 34ª Liga Endesa. El martes, el cuarto asalto, otra vez en el Buesa Arena. El Real impuso su talento y una rotación un pelín más amplia, pero sobre todo impuso su saber estar, esa experiencia en altas cumbres que le convierte en un equipo diferencial. Sobreponerse cuando vienen mal dadas es la virtud principal de un grupo ganador. Y este domingo, como durante toda la temporada, la de los 250 partidos de baja por lesión, no fue distinto.

Ahí encaja Carroll, por ejemplo, que promedia 17 puntos en 17 minutos. Posiblemente el MVP de esta final. Salió al rescate de sus compañeros cuando más apurados andaban: 72-65, minuto 33. Disparó cinco tantos seguidos y añadió un triple de videojuego. Esos ocho puntos, y la actividad defensiva de Rudy, elevaron a los de Laso: 76-77. Un caudal ofensivo que cortó la hemorragia. Remató Doncic, partidazo el suyo. Transmitió, además, serenidad en los instantes críticos, cuando conectó un alley-oop para un Tavares inmenso (5 gorros) y luego mató el duelo desde la personal tras la quinta falta de Shengelia. El georgiano fue presa de la frustración. Había caído en las garras taponadoras de Tavares.

Antes de esta tercera batalla, solo dos certidumbres. La primera, que el Buesa Arena iba a estar a reventar (15.512 aficionados, charanga incluida, nuevo récord del playoff). La segunda, que el juego no defraudaría. Y no lo hizo pese a que ambos lanzaron más de tres que de dos hasta el descanso (cinco más en conjunto) con porcentajes justitos: 5 de 16 los locales y 6 de 17 los visitantes. El ritmo inicial del Baskonia resultó altísimo y también supo saltar el muro Tavares con Poirier de finalizador, siempre buscándole la espalda al gigante cuando salía a ayudar a un compañero. Defensa dura y eficaz, que impedía canastas cerca del aro, donde el Madrid abrumó el viernes. Carroll, también muy marcado, supo sin embargo abrir la lata y poner freno a un 8-0. Le secundó Thompkins para replicar a Vildoza (42-40 en el entreacto).

Doncic y el triple energético de Voigtmann

Después de una primera parte frenética y de tres triples seguidos de Beaubois (51-42), los blancos agarraron el mando en la reanudación, en un tercer cuarto estelar de Doncic (11 puntos y 16 de valoración en ese periodo, 20 y 29 al final). No obstante, con 60-65 y posesión, el esloveno se durmió, Rudy ejecutó un tiro-gancho precipitado y el rechace culminó en una transición veloz: triple de Voigtmann sobre la bocina con el tobillo a la virulé. Los de Pedro Martínez, en pleno derrumbe mental, castigados por la habitual labor de zapa del rival, se incorporaron de un salto. Puño en alto, como la grada.

El baloncesto es muchas cosas, pero siempre un estado de ánimo capaz de generar energía y aupar a un equipo entero. Esa fuerza heredada de la acción de Voigtmann casi le da la batalla al Baskonia, y quién sabe si una porción grande de la guerra. El parcial se estiró hasta un 12-0: 72-65 con Janning acertado.

El quinteto formado por Llull (0 de 10, aunque 5 rebotes y 5 asistencias), Carroll, Rudy, Reyes y Ayón parecía apocado, casi a punto de capitular y... entonces surgió Carroll al rescate, en el instante preciso. Lo hizo con un triple frontal a falta de 6:30 y una entrada marca Yeisi. Y luego otro cañonazo desde la esquina en el que pareció que Beaubois tocaba el balón. Rudy había robado ya una bola clave para colgarse del aro y, poco después, casi repite hurto antes de dejar su sitio a Doncic, que selló el 2-1 en la serie.

El Madrid, como el viernes para poner el 1-1, supo contener primero el frenesí baskonista y demarrar más tarde. Esta vez incluso le quedaba un tercer cambio de ritmo, del que careció en el primer partido al que llegó algo oxidado tras el parón previo. Ahora ha dado la vuelta a la tortilla. Le falta rematar, aunque ya tiene otra vez puesta la red de seguridad: un quinto partido en casa.