REAL MADRID 93 - MACCABI 81

Campazzo desata al Madrid

El Madrid sumó la novena seguida ante el Maccabi. Los blancos, con Campazzo al frente, reventaron el duelo en dos minutos con un parcial de 15-0. Muy bien los pívots.

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El Madrid ganó la novena en la noche de Reyes ante el Maccabi. No hablamos de Copas de Europa, sino de victorias seguidas desde que cayera ante el Olympiacos en la prórroga el pasado 8 de diciembre. Nueve triunfos encadenados que le han hecho dispararse en la ACB y remontar río arriba en la Euroliga. Una victoria con aplicación atrás, el sello Real de las últimas semanas, y con estrella, Facundo Terremoto.

Campazzo puso patas arriba el duelo con su velocidad, sus pases y su acierto en el tiro. Y también porque encimó a Pierre Jackson, al que, pese a sus cifras (29 puntos y 32 de valoración), desactivó junto con Carroll en el tercer cuarto, donde se quebró todo. El americano jugó los diez minutos de ese periodo y solo añadió una canasta (0 de valoración).

El Madrid hizo saltar entonces el partido por los aires con un parcial de 15-0 en dos minutos fulgurantes. Tres triples seguidos (uno de Thompkins y dos de Campazzo) y tres robos con sus consiguientes galopadas. Del 52-54 al 67-54 en esos ciento veintipocos segundos. Gran labor además de los pívots, que agruparon 42 puntos entre los cuatro (incluyan a Maciulis) y ganaron la batalla reboteadora. Del -20 de Tel Aviv al +8 en el WiZink Center. Y para Tavares, un doble-doble para la colección: 12 capturas y 10 tantos. Y dos tapones a lo Mutombo en el mismo ataque al volador Tyus.

Once abajo en el primer cuarto

Pero la noche feliz arrancó con curvas. El Madrid del último mes, el del paso al frente en la retaguardia, había encajado 50 puntos en la primera parte, bien repartidos además. En el acto inicial, 26. El Maccabi firmaba 6 de 7 en triples. Tiradores liberados, defensa pasiva y once abajo en el minuto 8 (15-26). En el segundo cuarto recibió 24, aunque solo un triple y entremedias un 12-0 que le hizo dar el primer paso para incorporarse.

El bielorruso Parakhouski lideraba a los macabeos. Aplicado en las continuaciones y con talento resolutivo bajo el aro. Sacaba tajada de la velocidad de Pierre Jackson, mientras que el cañonero Roll ponía esta vez los pases y Kane era el tipo más completo. Siete tantos en diez minutos y atrás danzaba con el más feo… Doncic. Pegadito, pero sin pisarle. Buen bailarín de apoyo. El Niño acumulaba como siempre buenos números, aunque con menos peso en el juego. El zarpazo blanco coincidió con la entrada de Causeur en su lugar.

El testigo de las averías marcaba alerta defensiva. Detectado el problema, Laso y su equipo lo solventaron con celeridad. Campazzo se desató y todo acabó con un festival madridista para encaramarse a la cuarta plaza.