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PARTIZÁN 67 - BILBAO BASKET 83

El Bilbao Basket al fin sonríe y encuentra utilidad a Europa

Buena actividad defensiva ante un Partizán horroroso. Se rompe una racha de nueve derrotas seguidas y se rearman de cara a la 'final' ante el Estudiantes.

Todorovic, ante Miller
Todorovic, ante Miller

Ligeros brotes verdes en el silencio sepulcral del Pionir, ahora rebautizado con el nombre del mítico Aleksandar Nikolic. Uno de los pabellones más calientes del planeta deja ahora claro que el baloncesto anda mirando a otros rincones, en una nueva era. El Partizán está en una crisis galopante, y eso que aún tenía alguna opción en la Eurocup y estrenaba entrenador, el interino Matovic a la espera de Canak, y su infierno, con algo más de mil fieles, es como un balneario para los visitantes. Se escuchaban los vítores del banquillo del Bilbao Basket, que al fin ha encontrado sentido a su participación europea: el martes le apeó el Limoges con su triunfo y ahora solo se trata de disfrutar y recuperar sensaciones. Sin Pere Tomàs, Tabu y Vucetic, la rotación era más corta y cada uno entendió su papel. Mejora la defensa, las ayudas llegan a tiempo y se levanta acta de algo incomprensible: cómo un equipo tan horrible como el Partizán pudo ganar en Miribilla... eso sí, cuesta cerrar líneas de pase, encontrar el robo del balón, y, por el lado contrario, hay fases del juego en las que se entra en pérdidas absurdas.

Los 'hombres de negro' fueron mejores en un partido irregular, muy errático y con alternativas. Gladness parecía Shaquille O'Neal intimidando y pegando mates hasta con arranque frontal desde el tiro libre ante tanta poquita cosa. Mrsic al fin se estrenó y rompió la nefasta racha de nueve derrotas seguidas. Redivo va saliendo del pozo aprovechando los minutos que le dan y Hervelle estuvo en buena línea. Todorovic, en su tierra, sigue necesitando un paso más al frente. Lo que no se entiende muy bien es qué ha visto en el pequeño pívot Thomas la dirección deportiva. No tiene altura para hacerse grande en las letras y tampoco mano para maniobrar desde fuera. Es una guindilla que se mueve como si fuera hiperactivo pero el equipo no se nota confortable con él en pista.

Fue una labor coral, ante un equipo sin rumbo, en el que solo Williams-Goss se salvó de la quema. Un buen arranque de éste permitió al Partizán irse en los primeros minutos (8-2) y mandar hasta mitad de un primer cuarto (11-10) al que Todorovic cambió de dinámica con cinco puntos seguidos (11-15). La primera parte fue un columpio hacia un lado y otro, hasta que un 0-12 en tres minutos y medio (43-52) dio el gobierno a los bilbaínos y un 1-12 en menos de cuatro minutos (50-65) asestó el golpe definitivo. Todos arañaron protagonismo, hasta un Mendia que salió desbocado y abrió una brecha en la cabeza por la que sangraba abundantemente Velickovic. Todavía alcanzó el Bilbao Basket 19 puntos de ventaja (64-83) con la batuta de un Salgado al que le va muy bien este baloncesto control que propugna un técnico amante del estilo Ivanovic y la vieja escuela balcánica. El ritmo lento también le ayudó. Se rearman los vizcaínos de cara a la 'final' por la permanencia del domingo ante el Estudiantes.