Pau Gasol: “Hay que respetar a los dioses del baloncesto”
Nacido en Sant Boi hace 37 años, la trayectoria del mejor baloncestista español de la historia merecía el reconocimiento de AS.
1. En este último Eurobasket, antes de batir el récord anotador del torneo, afirmó que no miraba los premios individuales porque el basket es un deporte de equipo. Pero lo cierto es que reúne numerosos galardones individuales. ¿Qué representan para usted y, en este caso, qué le sugiere estar en la lista de mejores deportistas españoles de la historia de un medio que cumple 50 años de historia?
Como dice en la misma pregunta, formo parte de un deporte de equipo y, sin el buen funcionamiento del mismo, la calidad de mis compañeros y el cuerpo técnico, nunca hubiera conseguido lo que he logrado a nivel individual. Por eso, creo sinceramente que cualquier reconocimiento individual que reciba, es también un reconocimiento a mis compañeros y al cuerpo técnico ya que, gracias a ellos, he podido rendir al nivel que lo he hecho. A nivel personal, me llena de orgullo porque siempre he querido hacer mi trabajo lo mejor posible para estar contento con mi actuación y hacer que la gente que me sigue también se sienta orgullosa de lo que soy capaz de hacer, y de la manera que lo hago. No sólo los resultados sino la gestión de los momentos: las derrotas, las victorias, los momentos complicados, etcétera. He formado parte de grandes equipos y esto es con lo que me quedo.
2. ¿Qué mensaje le mandaría al resto de premiados, desde Iribar a Rafa Nadal pasando por Fermín Cacho o Indurain o las chicas como Ruth Beitia y Mireia que tan alto han puesto el deporte español en los Juegos?
Me gustaría trasladarle mi felicitación y reconocimiento a su trayectoria, por haber sobresalido en sus deportes, por haber llenado de alegrías a la gente que nos sigue y nos aprecia. Compartir este reconocimiento con todos ellos, es un gran orgullo.
3. Ya venía de hacer alguna gran cosa en su carrera (los juniors de Lisboa, el bronce en Estambul 2001, la plata de 2003), pero el gran boom fue Saitama. Siempre ha quedado su imagen recogiendo el torneo, pero, pasados los años, ¿puede describir cómo fue anotar dos tiros libres con una rotura en el metatarsiano? Garbajosa contaba hace poco que le decía: “Levanta”. Y usted no podía… ¿Cómo se focalizó para aquello?
Fue un campeonato muy especial, de principio a fin. En el momento que me rompí el quinto metatarsiano, sabía que esos dos tiros libres serían la última contribución en la pista que podía dar a mis compañeros, al equipo. Quedaba un minuto y medio aproximadamente, íbamos ganando de cuatro, y quería acabar de la mejor manera posible dando esos dos puntos a mi equipo con dolor, pero con la sensación de haberlo dado todo hasta el último segundo. Por suerte, pudimos ganar ese partido contra Argentina, que fue muy ajustado, y luego ganar una final contra Grecia, que fue épica y una demostración de conjunto, de unión, de equipo maravilloso que espero que todos recordemos durante muchísimos años.
4. ¿Podría decirse que una de las cosas a las que más mérito daría es a la continuidad de su carrera? Usted fue MVP de la Copa de Málaga en 2001. Drafteado muy arriba, rookie del año. Y sigue en lo que entonces era la luna para un jugador de baloncesto 17 años después.
Para mí, es uno de los valores que más me enorgullezco. Siempre he intentado ser una persona constante, un jugador con el que sabes que puedes contar, que te dará un rendimiento y una regularidad. Constancia, regularidad, eficacia y eficiencia…Son valores que tengo muy presentes en mi día a día y que he intentado preservar a lo largo de mi carrera. No quería ser recordado por lo que hiciera durante una o dos temporadas, sino por el global de mi carrera.
5. Usted fue el primer estadounidense en ganar el trofeo de rookie del año y sigue siendo el único europeo que lo ha conseguido. Pasado tanto tiempo, ¿cómo cree que consiguió aquello más aún en una franquicia que aún no era ganadora y en un mundo que aquí parecía hasta todo punto inalcanzable?
Por encima de todo, creo que fue clave el apoyo de mi familia. Sin duda, el aspecto clave fue que mi familia viniera para Memphis y recibir el apoyo emocional de mis padres y mis hermanos. Para un europeo que llega a Estados Unidos, solo y alejado de su casa, es un año difícil. En mi caso, tener a mi familia cerca me ayudó a que el proceso de adaptación en todos los sentidos: país, lengua, cultura, equipo, costumbres… Así fue mucho más fácil. También fue clave la actitud antes esa oportunidad: confianza en uno mismo, capacidad para ganarme el respeto de los compañeros de equipo y el cuerpo técnico, que no fue fácil, y trabajo duro.
6. Vayamos a los Juegos. Seguro que se la preguntaron en alguna ocasión. ¿Dónde cree que España estuvo más cerca de ganar a Estados Unidos? En Pekín parecían un equipo más en plenitud, en Londres se recuerda el golpe de LeBron que recibe en un tercer cuarto que estaba jugando espectacular. Donde diría que fue más posible ganar.
Creo que el equipo más “vencible” de todos era el de 2004, con el que perdimos en los cuartos de final y ellos acabaron perdiendo en la semifinal contra Argentina. En ese momento, Estados Unidos no tenía la madurez que tuvo años después y, quizás, fue el momento o la oportunidad más clara de batir a ese gran equipo. No obstante, es cierto que en China y en Londres estuvimos cerca; incluso en Rio, tuvimos momentos en los que el partido estuvo ajustado y nos ganaron básicamente en los minutos finales.
En los últimos doce años, el equipo estadounidense ha llevado a sus mejores jugadores a los JJOO, y su nivel no ha dejado de crecer. Esto explica que no hayan sido vencidos desde 2006, cuando perdieron la final en Saitama contra Grecia.
7. Del partido de Londres quedó la imagen icónica de los jugadores de Estados Unidos pasando uno por uno por el banquillo. ¿Qué representó para usted?
En ese momento, estaba dolido y tocado por haber perdido el partido y la oportunidad de ganar el oro olímpico. Un partido en el que lo dimos todo una vez más y al final no pudo ser: se sobrepusieron y nos ganaron. Pero, una vez pasado, el reconocimiento que los jugadores americanos mostraron con el gesto de venir al banquillo a saludarme y a darme ánimos y felicitarme por el espíritu del equipo, es algo que sin duda se agradece y es significativo. Por supuesto me hubiera gustado ser yo el que diera ánimos y tener la medalla de oro colgada al final del partido, pero es un gesto que siempre he agradecido y agradeceré.
8. En la rueda de prensa en el Carioca Arena después de ganar el bronce a Australia le pregunté si se iba a quedar con las ganas de jugar una vez más con Estados Unidos. Parecía muy lejano pero dejó la respuesta abierta. El deporte no suele deber nada pero ¿cree a día de hoy que puede ser posible volver a cruzarse en su vida con Estados Unidos?
Desconozco si es posible o no. Creo que será difícil, pero no imposible. Personalmente, prefiero centrarme en el presente, en los retos más inmediatos, y no en futuras hipótesis. No siento que me haya quedado nada pendiente porque siempre que he competido en todos los equipos que he estado, he luchado al máximo, y a veces hemos tenido la recompensa de ganar el oro y otras veces no ha podido ser porque el equipo con el que hemos jugado ha sido superior. Por este motivo, no me queda ningún mal sabor de boca en el caso de que no se diera la oportunidad.
9. El cuerpo le respeta. Además del excepcional cuidado, ¿qué recomendación le haría a un chico de 21 años y 2,16, versátil, con brazos largos para que 16 años después siga siendo un jugador de élite? Básicamente, lo que ha hecho usted.
El consejo, simplemente, sería que trabaje mucho en mejorar, en no conformarse y, sobre todo, que disfrute mucho de su pasión, del presente, de cada paso. Creo que es importante que al final del camino, tanto en la carrera como deportista como en la vida en general, puedas mirar atrás y estar feliz porque has disfrutado del camino, y has tenido una vida llena. Es el consejo que daría: que disfrutara muchísimo, que trabajara duro y que tuviera la humildad de agradecer a las personas que le ayudan a estar donde está.
10. Hace poco se ha estrenado un fenomenal documental de la rivalidad Celtics-Lakers. ¿Puede explicar qué significa jugar una final NBA y, especialmente, esa final? Y cómo es perder una final en el mítico Garden y cómo es ganar en el glamouroso Staples.
-Es una rivalidad histórica de la NBA. Siempre que jugábamos contra Boston era especial. Yo quizá no crecí viendo esa rivalidad histórica y viviendo en primera persona esas múltiples finales entre los dos equipos, en las que Boston siempre fue el claro vencedor…Pero sí percibí desde el primer momento ese sentimiento de revancha por parte de los Lakers. Fue duro perder ese sexto partido contra Boston en su cancha (2008). Fue un golpe sin duda difícil, aunque hacía cinco meses que había llegado al equipo y habíamos conseguido llegar a la final. Estábamos en un momento muy dulce con el factor cancha a favor. Perdimos un cuarto partido en casa que fue determinante. Fue un golpe duro pero que, a la vez, nos sirvió para empezar la siguiente temporada con mucha fuerza, con muchísima ambición y con muchas ganas, no sé si de revancha, pero de volver a pelear y de ganar el anillo. Y así fue: ganamos dos anillos, el primero contra Orlando y el segundo contra Boston. Y ganar el séptimo partido en casa contra Boston, 3-2 abajo, son de las cosas emocionalmente más potentes y eufóricas, que te llena muchísimo. En definitiva, ganar en Staples ese último partido fue alucinante e irrepetible.
11. ¿Qué flash fotográfico tiene de la tarde de su traspaso de Grizzlies a Lakers? Una llamada, un mensaje, una foto…
-Recuerdo que me llamaron a la oficina del general manager de los Grizzlies y me dieron la noticia. Recuerdo quedarme en estado de “shock” y de no creerme lo que me acababan de decir, no asimilar lo que conllevaba. Me acuerdo de ducharme, porque justo terminaba de entrenar, y de estar en la ducha casi temblando debido a la mezcla de sentimientos. Era la sensación de estar cerrando una etapa para empezar otra de manera muy rápida: en unas horas tenía que estar en un avión para irme a Los Ángeles a pasar la revisión médica. Después de 6 años y medio jugando y representando la ciudad de Memphis, de pronto, en medio de una temporada, se me abría la oportunidad de jugar en una gran franquicia, y más en aquel momento, como son los Ángeles Lakers. Parecía que yo era la persona que faltaba para completar el puzle, y llevar a ese equipo a disputar tres finales seguidas y ganar dos campeonatos.
12. Ganó el primer anillo con los Lakers ante los Magic, con una exhibición ante Dwight Howard, con todo lo que eso representaba. No parece que lo necesitase pero, ¿fue una reafirmación en su carrera?
-Fue un momento importante. Tenía 28 años, a punto de 29, que se considera la edad de madurez y mayor rendimiento para un jugador de baloncesto, y tenía muy claro que mi objetivo era ganar el anillo, un anillo que perdimos la temporada anterior. Estaba muy mentalizado y convencido que no se nos podía escapar. Disputábamos la final con Orlando, un equipo que venía jugando muy bien y Howard en aquel momento estaba en el nivel más alto de su carrera. Por lo tanto, fue un reto, pero lo conseguimos como equipo. Yo hice mi trabajo, hice mi parte, y ganamos un primer anillo que supo a gloria.
13. ¿Es el séptimo partido de la final de los Celtics de 2010 el techo de su carrera? En momento de plenitud y con la sensación de que sin usted, Kobe Bryant no habría podido con aquellos Celtics.
-La verdad es que los condicionales no van mucho con mi manera de ver las cosas. Hicimos un gran trabajo de equipo: cada jugador hizo su parte. Kobe es uno de los mejor jugadores de la historia de este deporte, y tuve la gran suerte de jugar con él y de compartir unos años muy especiales juntos. Creo que compartiremos siempre una conexión única debido a lo que vivimos juntos, tanto en los buenos años como en los momentos difíciles: cambio de entrenador, salida de algunos compañeros que fueron claves en esos campeonatos, etc.). No sé si Kobe hubiera ganado o no esos campeonatos, pero yo me alegro que lo hiciéramos juntos.
14. Hablando de cénits, resulta curioso que pese a ganar un Mundial, dos Eurobasket antes…, dicen que en España no hubo nada igual que la victoria ante Francia en la semifinal de 2015 con sus 40 puntos. “Las canastas se celebraban como goles”, se dijo de aquel día. Lo sintieron. Scariolo comentaba en una entrevista este verano en AS que no fueron demasiado conscientes de la trascendencia de aquel partido...
-La verdad es que fue un campeonato muy especial. Teníamos un equipo mermado, con bajas importantes y jugadores muy jóvenes. Era de los pocos europeos en el que no éramos el equipo favorito: Francia, Serbia y Lituania tenían mejor equipo que nosotros. Pero, sin duda, es uno de los triunfos de los que me siento más orgulloso a nivel colectivo. Luchamos, competimos con todo… Empezamos de forma complicada y difícil. Recuerdo que estábamos contra las cuerdas, con el partido último de grupo contra Alemania, que casi fuerzan la prórroga, y terminamos ganando de un punto si no recuerdo mal. Eso nos abrió las puertas y nos dio el pase a jugar octavos de final y después la fase final del campeonato. Tuvimos una fase final maravillosa. Ganamos a equipos muy potentes. El partido en cuartos contra Grecia fue durísimo y el partido en semifinales contra Francia fue épico, de esos partidos que no olvidas nunca. Recuerdo el estadio lleno de aficionados franceses animando a su equipo, ellos jugando con la presión de ser el anfitrión y el favorito que no es fácil; y nosotros que empezamos un partido a remolque pero que supimos resolver al final.
15. ¿Es una época distinta para los deportistas? Antes resultaba difícil ver grandes héroes soportando dos décadas en la élite. El mismo Indurain, uno de los mejores españoles de la historia, ganó cinco Tours impresionantes pero se bajó de la bicicleta en 1996. Su carrera o la de Rafa Nadal se extiende mucho. ¿Por qué cree que ocurre? Por rivalidades tan históricas como la que tiene con Federer? ¿Dónde busca usted su motivación?
-Mi motivación es disfrutar de lo que me encanta, de mi gran pasión y de la oportunidad y el talento que se me ha dado que es jugar a este deporte de la manera que lo hago. Poder jugar a un deporte como es el baloncesto que me aporta tanto y que es recompensado no sólo económicamente sino a nivel emocional con el cariño del público. Orgullo también de haber sido un referente y abrir puertas en la NBA y seguir a día de hoy formando parte de un gran equipo. Mi motivación es seguir siendo uno de los mejores y disfrutar mientras lo hago. Creo que esta también es gran parte de las motivaciones de los grandes deportistas que, con carreras dilatadas, siguen compitiendo a día de hoy: la pasión por lo que se hace.
16. Tiene claro hace mucho tiempo, lo dice públicamente a veces, que “el viaje debe acabarse en algún momento” pero disfruta y da la sensación de que quiere alargarlo.
-Soy consciente que el viaje tarde o temprano acabará. Pero hasta que acabe, lo voy a disfrutar todo lo que pueda, con el sufrimiento que esto implica. Para disfrutar de mi profesión, hay que sufrir y hay que trabajar. Todo lo que merece la pena cuesta. Cuesta un esfuerzo, un trabajo. Si no, no lo valoraríamos. Por eso tengo muy claro que todo lo que puedo disfrutar es gracias al trabajo que hay detrás.
17. ¿Qué le da ahora el baloncesto? Juega en una franquicia de tremendo éxito en el comienzo de este siglo pero en una ciudad con menos pasión tal vez que Los Ángeles. ¿Cómo compagina el sentimiento de tener que competir y a la vez disfrutar de los años de carrera que le quedan?
-Me aporta lo que siempre me ha aportado: una sensación de satisfacción, de sentirme especial por haberlo hecho durante tanto tiempo, y hacerlo en este momento de mi carrera, después de 16 años en la NBA. Además, para mí el baloncesto es una plataforma para tener impacto más allá de la cancha: me permite tener impacto con las iniciativas filantrópicas de las que formo parte. Por ejemplo; a través de la Gasol Foundation, tener impacto con los niños para promover unos buenos hábitos saludables y reducir la obesidad infantil. Me permite inspirar, motivar, ser un ejemplo para que las nuevas generaciones crezcan sanas y tengan unas buenas oportunidades de futuro. Por tanto, el baloncesto, más allá del deporte en sí, me aporta una serie de oportunidades y responsabilidades para tener impacto en la sociedad que, personalmente, aprovecho para inculcar los valores aprendidos durante todos estos años de mi carrera.
18. Presuma de compañeros. Con Navarro han hecho una maravillosa sociedad y sus abrazos quedan para siempre. Cumplieron hasta el sueño de jugar en Memphis. Tanto que Juan Carlos renunció a dinero. ¿Fue especial aquello, funcionase más o menos? ¿Qué imagen tiene cuando recuerda aquel año en Memphis con Navarro, ya sea en cancha o en un restaurante cenando?
-Siempre le agradeceré a Juan Carlos ese esfuerzo que hizo para venir y dar ese paso, renunciando al contrato que tenía con el Barça. Después de unos años animándole, Juan Carlos quiso probar suerte en la NBA: demostrar que podía jugar en la mejor liga del mundo, con los mejores jugadores… Juan Carlos siempre ha tenido y tiene un talento especial para jugar a este deporte, y ese año, pese a que a nivel colectivo el equipo no estuvo bien, él demostró que podía jugar con los mejores. Formó parte del mejor quinteto de rookies de la liga. Después, a mí me traspasaron a los Lakers y él decidió volver a España para continuar su carrera con el Barça y convertirse en lo que es hoy: jugador insignia del Barça.
19. Le han entrenado dos leyendas como Phil Jackson o Popovich. Muchos más. No hace falta que diga el autor, pero qué frase de un entrenador o de alguien del mundo del baloncesto le ha servido más en su carrera.
-Tanto Phil como Popovich son dos de los mejores entrenadores de la historia de este deporte. Una de las frases, o más bien conceptos, que tienen en común es que hay que respetar a los dioses del baloncesto jugando de la manera que ellos lo visualizaban y lo practican, y que, si no lo haces, al final los dioses te castigan. Te hacen pagar por no respetar las normas, etc. Eso es algo que los dos predican en su forma de entrenar.
20. Pau Gasol Sáez. ¿Cuál sería la palabra que le gustaría escuchar cuando la gente le definiese? Gracias.
-Creo que, al final, es la gente quien te tiene que definir, por lo que han visto de ti o han percibido. Simplemente, yo he intentado representar a los equipos con los que he jugado lo mejor posible, defender la camiseta de mi selección para que todo el país pudiera estar orgulloso, y dar lo máximo de mí en cada partido que he disputado. No ponerme límites, ser ambicioso, pero a la vez teniendo siempre perspectiva de las cosas y tener un impacto más allá de mi carrera como jugador. Eso es lo que he intentado y, a partir de allí, cada uno que señale lo que más le guste.