"Desde hace unos años creemos más en nosotras mismas"
Silvia Domínguez debutó en la Selección en 2006, cuando España era octava del ránking FIBA. Once años después, la que se estrena con el campeón es María Araújo.
Cuando Silvia Domínguez debutó en la Selección, María Araújo tenía 9 años. Ahora ambas coinciden en un equipo joven (solo Silvia y Anna Cruz alcanzan la treintena), pero que está creciendo a pasos agigantados. En los once años desde el debut de Silvia, España ha pasado de ser octava en el ránking FIBA a segunda. “En el camino hemos conseguidos dos Europeos, no nos hemos bajado casi del podio, hemos llegado a una final olímpica, a una mundial… Es algo histórico”, dice la base. Sólo queda el último escalón: EE UU. “Igual que nosotras mejoramos ellas también… va a ser bastante complicado”.
María Araújo ha sido la última en llegar: MVP del pasado Europeo Sub-20, debuta hoy ante Bulgaria. “Estoy muy contenta. Es un orgullo pero, sobre todo, un premio estar aquí aprendiendo de las mejores”, dice la ala-pívot del Ferrol, compañera de equipo de Bea Sánchez y de generación de María Conde. “Bea me dijo que podía estar tranquila, porque la gente es muy cercana. En día y medio ya me sentía de la familia. Y tengo la suerte de poder vivir esto junto a María. Llevamos juntas desde pequeñitas...”.
De las doce de Mondelo en esta Ventana, siete juegan en el extranjero: Torrens y Cruz (Rusia), Romero y Xargay (República Checa), Ndour (Italia), Leo Rodríguez (Polonia) y Ouviña (Francia). “Eso es bueno y malo”, opina Silvia, ahora en Salamanca pero con experiencia en Rusia. “Es bueno porque están compitiendo en las mejores Ligas de Europa y malo porque nos gustaría que hubiera más jugadoras internacionales en la Liga Dia para que la identificación fuera mayor”.
Con una media de 25,6 años, España se ha rejuvenecido con la incorporación, año tras año, de jugadoras que llegan tras ganarlo todo en categorías de formación. “Hay mucho futuro, el relevo está asegurado. No es un cambio generacional repentino, sino que se hace de forma progresiva”, comenta Silvia.
Generación tras generación, un rasgo continúa siendo el denominador común de la jugadora española. “La garra, sin duda”, dice la veterana. “Y creo que también la perseverancia. Quizá en los últimos años hemos creído más en nosotras”. Ahí el tropiezo en el Eurobasket de 2011 (el único Europeo en el que no subieron al podido en este siglo XXI) tuvo mucho que ver. “Fue un año de mucho aprendizaje. Siempre hablamos de ello antes de comenzar una concentración para saber lo fácil que es quedarte a las puertas de absolutamente todo. Eso nos ha ayudado a llegar hasta aquí”. Palabra de campeón europeo, subcampeón mundial y olímpico. Así es la España 2.0.