El Movistar Estudiantes no supo disfrutar de su victoria en Alemania. Los colegiales cogieron entradas para el frenopático de Bayreuth y se apuntaron al más difícil todavía al conjurar los 20 minutos más brillantes de la temporada con una obsesiva mirada al vacío que casi revienta 22 puntos de ventaja. El triunfo más cómodo del curso se volatilizó a la vuelta del vestuario. Los estudiantiles pasaron de un dominio aplastante (33-50 al finalizar el segundo cuarto) a una prórroga impensable. Cook y la defensa solucionaron un lío mayúsculo que también sirvió de recordatorio: los ramireños saben sufrir y ganar en los metros finales gracias a la experiencia de sus primeras espadas.  

Seis minutos de juego. 2-17. Un +15 de salida estudiantil para romper todas las previsiones y esquemas previos. Fluido y calmado en ataque, rocoso y sin lagunas en defensa, con rebote y rápido en las transiciones. Los colegiales aunaron todos esos ingredientes para infligir un dolor intenso a un defensa alemana sin fuerza y grogui ante los golpes al mentón de todos y cada uno de los jugadores que puso en pista Salva Maldonado. Solo Sola y Víctor Arteaga se quedaron en la barrera. Landesberg era el primer sustento en ataque, como en Sevilla. En esta ocasión acabó con 22 puntos, 13 en la segunda parte. Alec Brown (13) y Goran Suton (14) fueron complementos perfectos. Faltó la gran aportación del MVP Caner-Medley y se vieron buenas maneras de Dago Peña. Los germanos, mientras, chocaban contra una barrera: solo cuatro canasta en juego para un 26,7% en tiros de campo. Los madrileños rozaban el 70% (66,7%). Del 12-29 del primer cuarto al +22, en dos ocasiones, a mediados del segundo tras canasta de Suton (22-44) y triple de Hakanson (28-50), el Estudiantes no cambió su genial plan: recital con doce asistencias y un control perfecto del rebote: 22 en total, seis en ofensivos. 

De dominar a la prórroga

Pero todo era demasiado bonito. Y al gran sueño, le sucedió una auténtica pesadilla. Dura poco la alegría en la casa del pobre, dicen. El triple antes de cerrar el primer tiempo de Linhart avisaba de un cambio en la dirección del viento. Eran pequeñas rachas. No eran constante, aunque sí doloroso. Linhart (21), York (20) y Seiferth (14) frenaron en seco un ataque estudiantil que comenzó a vivir de los arreones de Landesberg y de las acciones individuales de Cook, Brown y Brizuela desde fuera: de los 50 puntos al descanso a solo 32 en la segunda parte. Y localizaron los puntos débiles en la defensa: de 33 a 49 en veinte minutos. Penetraron con convicción para tomar la playa con un parcial 22-13 en la recta final. Era el partido del Estrasburgo, pero al reves.

Cook, clave

York descerrajó un triple estratosférico que culminaba la proeza: empate a 82 y un minuto por delante en el que nadie acertó. El lanzamiento de Landsberg con 0,7 segundos no entró y el Bayreuth conseguía una prórroga que la versión ultramejorada de Cook (9 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias y 2 robos) decidió dominar. El base estadounidense anotó tres tantos seguidos que abrieron una brecha (84-86) que Savané, Landesberg y la vuelta de orden defensivo con Brizuela en los minutos importantes agrandaron hasta la victoria. Tercer triunfo para los madrileños en la Champions, segunda fuera de casa. Próxima parada, Turquía contra el Banvit de Vidmar.