Aleksander Djordjevic, MVP del Eurobasket de 1997, cumplió 50 años hace unos días. Como seleccionador ha devuelto a Serbia a la cima. Su distinguida y dilatada carrera de jugador, en la que demostró un carácter indomable (“era un cabrón”, llegó a admitir en una entrevista a El Mundo en 2015) se llenó de momentos cumbres pero por encima de todos se elevan dos triples: uno en la final de la Euroliga de 1992 a tres segundos del final que tumbó al Joventut en Estambul y uno, algo menos recordado, en ese Eurobasket de 1997. Yugoslavia y Croacia se enfrentaban, curiosamente, en Badalona, la ciudad a la que había frustrado el base de Belgrado. Era el primer enfrentamiento oficial entre países después del final de la guerra.

El ambiente era algo tenso en el Palau Olimpic, con las aficiones separadas en los dos lados de la grada. Se venía, además, de la escena del Eurobasket de 1995, cuando los croatas se habían retirado del podio en el momento en que Yugoslavia iba a recoger la medalla de oro. Pese a las bajas de Kukoc, Radja, Vrankovic, Perasovic y Tabak, los croatas tuvieron el partido en la mano. Ganaba 62-64. Como en Estambul, Djordjevic volvió a correr hacia la gloria y, sobre la bocina y pese a la defensa de Rimac, clavó un triple imposible. Yugoslavia terminaría ganando ese Eurobasket y Djordjevic, firmando por el Barça. Pero la pesadilla de la guerra no había terminado. Sólo dos años después, sacó entre lágrimas el recordado cartel (“stop the war”) cuando los azulgranas ganaron la Korac a Estudiantes y la OTAN bombardeaba Belgrado.