Laso: "La novena fue el summum pero seguimos con hambre"
Repasa en El País su trayectoria en el banquillo: "La ovación tras lo del Fenerbahçe es uno de los días más grandes de la historia del Madrid".
Real Madrid - Zalgiris en directo
Después de ganar al Fuenlabrada en un día para la ya creciente leyenda de Luka Doncic, el Real Madrid espera al Zalgiris en el que será el partido número 400 de Pablo Laso en el banquillo del equipo blanco. Los únicos que lo han logrado han sido Lolo Sainz (22 títulos en 14 temporadas) y Pedro Ferrándiz (27 en 12). Laso está en su sexta campaña y acumula 12 títulos en 16 finales (de 22 posibles): una Euroliga, tres Ligas, cuatros Copas, una Intercontinental y tres Supercopas. Antre un partido tan simbólico, el vitoriano repasa en una extensa entrevista que publica hoy el diario El País todos los acontecimientos decisivos, para lo bueno y para lo malo, de su brillante etapa en el banquillo blanco. Esto es lo más destacado de esa entrevista:
Su llegada al Real Madrid
“De puertas para afuera se tenían muchas dudas sobre mí pero yo nunca las he tenido. Yo era el que más confiaba. Al final esto es baloncesto y yo llevo toda mi vida en el baloncesto. De lo que más orgulloso estoy es de haber mantenido una línea. He evolucionado como técnico, pero no he cambiado como persona”.
Rudy y Serge Ibaka durante el lockout de la NBA
“Supimos ver lo que estaba pasando en la NBA y aprovecharnos de ello. La llegada de Rudy fue un primer paso para que luego se quedara y traer a Serge fue un atractivo muy grande para los aficionados. Eso marcó al ambición y lo que queríamos ser. Después se fueron, pero el equipo ya tenía el poso y la proyección”.
La primera Copa, ante el Barcelona en el Sant Jordi
“Ese título ratificó el cambio de idea, consolidó la apuesta y el estilo. Fue muy especial porque se dudaba de varios jugadores y de mí también. Esta Copa nos hizo abrir los ojos y recuperar algo que estaba dormido. Recuperamos la sensación de que el Madrid puede. En aquella época tenía dos jugadores clave de los que dependía nuestro crecimiento, los dos Sergios (Llull y Rodríguez). Esa competencia sana que han tenido los dos nos ha impulsado infinitamente”.
La primera Liga… y la final perdida ante el Olympiacos
“Si a alguien le hubieran dicho en mi presentación que en menos de dos años íbamos a jugar la final de la Copa de Europa se hubiera cachondeado. No solo fuimos capaces de alcanzar la final sino de dominarla durante muchos minutos. Apareció Spanoulis y lo cambió todo pero la sensación del equipo fue la de saber lo que quería y a lo que jugaba. Es jodido sufrirlo pero a ganar se aprende perdiendo. Demostramos carácter y acabamos ganando la Liga”.
De los récords a la derrota ante el Maccabi
“Fue una temporada increíble, hicimos una barbaridad de récords, ganamos por 38 al Barcelona en la Final Four… Pero después pasó de todo y se lesionó hasta el entrenador. Perder la final ante el Maccabi nos hizo muchísimo daño. Llegamos al final vacíos, el mérito fue competir con el Barcelona hasta el último día. Hasta que me echaron del Palau cojo. Lo aceptamos y maduramos. Aprendimos a ser capaces de respirar para llegar bien a los momentos importantes aunque te dejes algo en el camino. El verano fue jodido, sobre todo por estar convaleciente. Se habló mucho de mi salida pero mi única preocupación era recuperarme del talón de Aquiles. La salud está por encima del cargo: seguía siendo entrenador del Real Madrid y tenía la conciencia tranquila”.
El año del pleno de títulos
“Aprendimos a competir definitivamente. Llegaron jugadores que apuntalaron el equipo. El fichaje de Nocioni, que no había ganado nunca la Euroliga, fue clave. Recuerdo un día en diciembre pensando que era un absoluto desastre después de seis derrotas en apenas un mes. Aquello no evolucionaba como yo quería y, cuando estaba a solas en casa, lo veía muy difícil. No progresábamos. A partir de enero cambió todo y la sensación llegó a ser de una fortaleza infinita. Yo no se lo decía a mis jugadores, pero teníamos la sensación de que ganábamos cuando queríamos. La Euroliga fue la recompensa y la medalla al trabajo de todos estos años. Era la tercera final, en Madrid, ante nuestra gente. Fue el summun, la culminación de un equipo que había ido creciendo en el tiempo y haciéndose fuerte en el camino”.
Los altibajos de la pasada temporada
“Fue muy difícil levantarse de todos los éxitos sin poder respirar. Seis jugadores llegaron del Eurobasket un lunes y el martes estábamos viajando a Brasil para la Intercontinental. Nada de lo que pasó la temporada pasada fue normal. Tuvimos que reinventarnos para seguir siendo competitivos y lo fuimos hasta que nos topamos con el Fenerbahçe en cuartos de la Euroliga. La ovación tras aquella eliminación europea es uno de los días más grandes de la historia del Madrid de baloncesto. Ese día fue grandísimo. Significó un clic de reconocimiento al trabajo”.
La paliza al Barcelona en el Palau
“La temporada es muy larga. Los partidos de Euroliga cuentan más, hay semanas que en diez días jugamos cinco partidos y no podemos estar siempre bien, pero el partido ante el Barça significó un golpe en la mesa para decir ‘estamos aquí’. El equipo eso lo tiene dentro. Seguimos aquí. Seguimos con hambre”.