La noche del domingo en Río fue inolvidable. Por la mañana (el partido empezaba a las 11:30), España ganó el bronce en un agónico partido ante Australia. Había muchas cosas por celebrar, pues. La FEB planeó celebrar sus dos medallas (desde Seúl, y exceptuando a EE UU, ningún país compartía podio masculino y femenino y aquí lo han hecho España y Serbia) en Fogo de Chao, un restaurante en Barra, cercano al Parque Olímpico. De pronto, en Río se hizo la noche y el temporal (dejó 13 calles cortadas y vientos de más de 220 km/h) y Fogo de Chao se quedó sin luz. Como ocurrió en otros barrios de la ciudad. La celebración se trasladó al Oasis, en Sao Conrado, donde la estrella del principio de la noche (luego había que dejar intimidad a los protagonistas) fue Laia Palau. La capitana del equipo de Lucas Mondelo —imponente el trabajo del técnico que ahora compaginará su cargo con el de entrenador del Dynamo Kursk—­dejará probablemente la Selección. Todos, chicos incluidos, pidieron que se quedara.

La noche derivó, pues, en peticiones. A Pau, Felipe, Calderón, Reyes... les pidieron que no se marchasen nunca de ese maravilloso grupo. Pero con el cachondeo el asunto acabó en “Pau, vete ya”. Seguro que no hablaban en serio.