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REAL MADRID 91 - 74 BARCELONA (2-1)

El Real Madrid saca de rueda al Barça y tiene el título a tiro

Los de Laso encarrilaron ya el triunfo en el primer cuarto. Rudy anotó diez puntos seguidos en un parcial de 15-0 para abortar la reacción culé. Partidazo de Llull. El miércoles, el cuarto.

El Real Madrid saca de rueda al Barça y tiene el título a tiro
FELIPE SEVILLANODIARIO AS
ACB

Unas horas antes LeBron y sus Cavaliers habían logrado un imposible. Remontar un 3-1 por primera vez en la historia de las finales de la NBA. Por primera vez en casi 70 años. Ahora, el Real Madrid, en otro baloncesto, en otro mundo, aspira a derribar un muro diferente, pero tan insalvable hasta la fecha como el que ha tirado abajo Cleveland. Persigue levantar un 1-0 en la final con desventaja de cancha. Y para duplicar el desafío, pretende hacerlo, lo está haciendo ya, ante el Barcelona. Eso añade alambre de espino y cristales rotos al tabique. Porque los azulgrana han pasado las 39 eliminatorias a cinco duelos en las que comenzaron 1-0 con pista a favor. No den nada por hecho, no aún.

El Madrid bailó al Barça, como lo había bailado el viernes en el Palau, pero también lo hizo hace cuatro años en una eliminatoria casi idéntica a la actual. Entonces, tras el 1-0 de Huertas sobre la bocina (esta vez fue Perperoglou), reaccionó y se puso 1-2 al tumbar a los de Pascual ¡por 27! en el Palacio. Faltaba un triunfo, como ahora, y cedió el cuarto en casa y luego el quinto en el Palau. A los Sergios, Reyes, Carroll y compañía no se les ha olvidado aquel tropiezo. Este miércoles, de nuevo en el Barclaycard Center, vivirán una situación casi calcada, solo que con Tomic de azulgrana. Y sin Pete Mickeal. Quieren el desquite cuatro años después, ansían el doblete y repetir título liguero tras 22 temporadas. Es el Madrid que salta barreras y reescribe su historia más gloriosa. El Madrid de Laso, que tras superar el KO de la Euroliga se ha venido arriba con su juego ofensivo más salvaje de este lustro, que es el de los éxitos. Y eso es decir mucho.

A un partido el Barcelona puede tumbar a cualquiera, pero su plantilla está incompleta. Sin Dorsey y con Arroyo fuera de la rotación. No tiene armas defensivas para desactivar la pegada rival, ni velocidad. No puede con Llull ni con Rudy, tampoco con Ayón. Cuando la bolita empieza a moverse va un paso por detrás. A contracorriente hasta que le sacan de rueda. Una inferioridad que vería un ciego porque se huele en el ambiente.

Carroll sufrió un esguince en el tobillo izquierdo y, aunque volvió al parqué, no estaba (a la espera de pruebas médicas). Taylor y Maciulis cumplieron con nota como perros de presa de Satoransky. El jugador que por físico y talento y en alianza con Tomic y algún tirador inspirado aún puede descomponer ese puzzle blanco tan bien armado. Doce jugadores (Lima aún no ha entrado en la convocatoria en esta final) con una cuota elevada de protagonismo, incluido Doncic, que firmó acciones de mérito. Un bloque redondo, con talento y carácter a partes iguales, que fluye. Como lo hace Nocioni. La maquinaria del Barça, en cambio, va a tirones.

Y por si fuera poco el desnivel colectivo, en los cara a cara no hay nadie capaz de echarle el lazo a Llull (21 puntos, 7 asistencias y 30 de valoración). Sobrevuela a todos y a todo. Rudy adjuntó 18 puntos a su gran trabajo defensivo en la serie. Diez seguidos en el tercer cuarto en un parcial de 15-0 que desbarataba el amago culé de sentarse. Del 62-56 al 77-56. Jaque mate, ganan blancas.

Una reacción que había empezado Doellman tras el descanso y estirado Navarro con dos triples, uno de genio. El Real había ralentizado su ritmo tras un primera parte antológica: 54 puntos, la mayor anotación al descanso en una final desde 1990. Ahí encarriló ya el triunfo, pese a la lesión de Carroll. Primero desarticuló el balones a Will protagonizado por Tomic con una circulación de alto voltaje (5 de 12 en triples, 8 tantos de Thompkins) y cero pérdidas. Trabajo de movilidad, pase y tiro para atraer la defensa un par de pasitos hacia fuera y entrar luego, en el segundo cuarto, como cuchillo afilado en mantequilla caliente. Un destrozo en toda regla.

Llull manejaba el cubierto sin compasión para romper por la zona. Sergio firmaba otra entrada, Reyes se aprovechaba de un bloqueo de Carroll para empujarla bajo el aro, Doncic metía un canastón en la pintura y otro en contraataque… De nuevo Llull para un 2+1 y el marcador gritaba +15: 49-34. 9 de 10 en ese parcial en tiros cercanos más dos triples del Chapu Nocioni. Las cuentas salen, al contrario que las del Barça (0 de 7 de tres). Rudy pondría luego la segunda guinda, que el postre venía cargadito. El último cuarto sobró. El miércoles es el nuevo día decisivo (20:30, Teledeporte y Canal+ Deporte). Espera doblete con remontada histórica o quinto asalto en el Palau. "El miércoles toca guerra, no fiesta", dice Laso. Advertidos quedamos.