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WARRIORS - CAVALIERS (1-0)

Ver un partido de la Final, más de 3.000 dólares por familia

Como en 2015, arrecian en el Oracle Arena las críticas a los elevados precios de entradas, merchandising, restauración, parking…

OaklandActualizado a
Stephen Curry en un partido de los Warriors.
EZRA SHAWAFP

Como en 2015, el precio de ver las Finales se ha convertido en una de las comidillas entre los aficionados de los Warriors, los que van al pabellón y los que se quedan fuera, algunos que aseguran formar parte de una vieja guardia que se ha sentido sustituida por una legión de nuevos seguidores a los que atraen estos Warriors deslumbrantes. Los que, principalmente, pueden permitirse el lujo en el que se ha convertido ver un partido en el Oracle. Y más de las Finales, claro.

Después de comprar dos vasos grandes de cerveza, un aficionado exclamaba “esto debería estar prohibido”. Cada una de esas cervezas le había costado 15 dólares, que habrían sido 17 si hubiera optado por el vaso especial decorado con motivo de las Finales 2016. Por un refresco sin alcohol tendría que haber pagado al menos 5 dólares (eso cuesta un vaso más bien pequeño de limonada) y por un cocktail especial, 14,50. Una botella de agua se va a, también parece excesivo, 6.

En cuanto a la comida, el Oracle dispone de una enorme variedad de locales en los que se puede consumir desde la predominante comida rápida a platos más elaborados, recetas internacionales y hasta menús saludables. Nada es barato. El que opte por lo sano tendrá que pagar desde los 7,50 dólares que cuesta un pequeño cuenco de fruta a los 13 de una ensalada mediterránea o los 15 de una con noodles vietnamitas. Cerca, en el mismo pasillo de la segunda planta del pabellón, un local coreano ofrece un menú por 14 dólares.

Pero las grandes estrellas son, siempre, las apuestas de toda la vida. El perrito cuesta 8,75, los nachos 7,5 y una bolsita de cacahuetes, 5,50. Los tres están entre los productos que más margen de beneficio dejan al vendedor. La hamburguesa con queso y bacon se va a 12 dólares, las tiras de pollo frito a 11, y las patatas fritas también son especialmente caras: 6,50 la ración normal, un dólar más si se le añade un toque de ajo y queso parmesano. Una porción de pizza no baja de 9,75 dólares (las más básicas) y, para el postre, unos churros cuestan 4,50 y un helado, 6,50.

A lo que se gasta en comida hay que añadir que en los puestos de merchandising oficial tampoco hay nada que resulte especialmente accesible. Las camisetas, la gran estrella, van de los 120 dólares que cuestan las oficiales de juego a los 35-40 que alcanzan las de algodón con símbolos de los Warriors o las Finales. La más barata, en promoción durante el primer partido, se quedaba en 30 dólares y llevaba en su pecho el anuncio de las Finales ante los Cavaliers.

Así que, ¿cuánto le cuesta a un familia ver un partido de la pelea por el título de la NBA? Es difícil calcular, pero sí se puede hacer una media que supera largamente los 3.000 dólares. El cálculo se hace a partir de una familia de 4 personas que pagan cuatro entradas, plaza de parking (en el Oracle 80 dólares en esta eliminatoria, casi el doble que en las anteriores) y un pack formado por cuatro perritos, dos cervezas y dos refrescos. Ni siquiera se incluye merchandising y se cuentan entradas obtenidas a través del mercado secundario (una articulación legal y bien organizada de lo que en Europa sería reventa) y en la zona templada del pabellón, ni en la más elevada ni muy cerca de la pista. Estas se van en esta Final a unos 700 dólares (como mínimo) de media. De ahí sale una cantidad ligeramente superior a los 3.000 dólares que explica la indignación de muchos aficionados.

Actualmente esa media, siempre para una familia de cuatro personas, ronda en toda la NBA y en Regular Season los 700 dólares, una cifra similar a la de la NHL (hockey sobre hielo), superior a la de la MLB (béisbol, la más barata) e inferior siempre a la NFL (fútbol americano), a la cabeza en precios de forma clara. Las cifras varían mucho entre unas ciudades y otras, así que hay enormes contrastes pero Oakland, con el irresistible ascenso de los Warriors, se ha ido colocando cerca de una cabeza que históricamente han ocupado las franquicias de los grandes mercados: Knicks, Bulls, Lakers y Heat, y en la que en los dos últimos años se ha puesto al frente Cleveland gracias al boom que supuso para los Cavaliers el regreso de LeBron James.